El centro de Bariloche, repleto de barro por las lluvias

En los barrios los desagües funcionaron y sólo algunas calles terminaron anegadas. La municipalidad sacó cuadrillas a trabajar en la contingencia. Advierten que controlarán la conexión de pluviales a las cloacas.

Las intensas lluvias que afectaron la ciudad en los últimos días pusieron a prueba el estado de las calles de tierra y la respuesta de la red de pluviales, que en algunos puntos no dio abasto y se desbordó por la acumulación de hojas y basura. La obra de la calle Mitre desparramó barro por las veredas del centro.

El municipio desplegó unos 60 trabajadores de cuadrilla, seis camionetas de doble tracción y varios camiones para trabajar en la desobstrucción.

Fue clave la previsión de limpiar, antes del inicio del año hídrico, los conductos por donde escurre el agua cada vez que las lluvias arrecian.


El subsecretario de Servicios, Eduardo Garza, dijo que la tarea estuvo enfocada en limpiar las alcantarillas y permitir que fluya el agua. Subrayó que casi no hubo viviendas anegadas, pero en algunas calles la cantidad de agua complicó la transitabilidad.

En las últimas 48 horas cayeron más de 120 milímetros de agua y el municipio, pronósticos en mano, se había preparado para la emergencia.

Así lo señaló Garza, quien también subrayó la eficiencia de los trabajos previos de limpieza de pluviales, que comenzó en abril, y que permitió evitar males mayores.

Cayeron más de 120 milímetros de agua en la ciudad. En los cerros se acumula la nieve y el pronóstico dice que seguirán las precipitaciones.


Dijo que algunos puntos críticos fueron el barrio El Mallín, especialmente en la calle Villegas, donde hubo desbordes de pluviales y de cloacas.

También en la avenida Bustillo el agua cruzó la calzada en varios puntos porque las canalizaciones laterales se taparon o quedaron superadas.

Vialidad provincial trabajó ayer en Bustillo y Lagos del Sur para limpiar un pluvial y evitar la formación de lagunas.

Garza dijo que también hubo problemas en los barrios del sur, “especialmente donde hay zanjeos abiertos por obras en marcha de gas o de pluviales”. Mencionó por ejemplo las calles Prayel y Prafil en El Frutillar y la Soldado Olavarría, en Nuestras Malvinas.

Al asumir el actual gobierno el barrio Nahuel Hue tenía sólo siete cuadras de largo y ahora ya son casi cuatro kilómetros”.

Eduardo Garza, subsecretario de Servicios de la municipalidad.


Refirió que en Nahuel Hue ya no se producen los graves anegamientos de años anteriores gracias al avance de la red de desagües, que “al asumir el actual gobierno tenía sólo siete cuadras y ahora ya son casi cuatro kilómetros”.


En el centro


En el centro la lluvia también dejó su rastro, por ejemplo en la obra inconclusa de la calle Mitre, donde el barro entorpeció el tránsito en varios cruces, especialmente en la esquina de Villegas.

Las zanjas que abrieron para reparar y reemplazas conductos crearon montículos de tierra que terminaron haciendo de algunos rincones del centro y barrial.

Garza aclaró también que todos los esfuerzos para evitar desbordes resultan insuficientes “si no hay un trabajo de fiscalización sobre las personas que conectan los pluviales de sus viviendas a las cámaras cloacales”. Entendió que “en algún momento habrá que realizar una investigación en serio y empezar a multar”.

Justamente ayer el municipio advirtió que la obra de cloacas para El Frutillar -“una de las más esperadas de la ciudad”- está lista para su estreno pero falta realizar las pruebas hidráulicas, que se vieron impedidas porque “vecinos de algunos puntos se conectaron precaria e ilegalmente a la red”.


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