El diablo no puede cortar con la maldición

Análisis

No hay caso. Independiente no puede ganar ni cuando lo merece. Ayer en el Libertadores de América ante San Lorenzo, el Rojo atravesó en reiteradas ocasiones el escudo defensivo del Ciclón, pero a la hora de la verdad se quedó sin argumentos. Goles son amores y en este rubro, la orfandad ofensiva atormenta a Independiente y no lo deja ser feliz.

Por el contrario, Independiente fecha a fecha juega con dos rivales: el de turno y su diablo interior. Las estadísticas del clásico de ayer son más que elocuentes: tuvo un 73% de posesión del balón y remató 22 veces al arco. Recién a un minuto para el final, Germán Denis (¿debe seguir como suplente de Vera?) metió el cabezazo goleador.

San Lorenzo remató 6 veces, de los cuáles sólo cuatro fueron al arco (incluido el penal que Campaña le atajó a Belluschi), y marcó dos tantos.

Otro dato revelador. En las últimas cinco fechas Independiente marcó apenas dos goles, de los cuáles uno fue en contra.

¿A qué se debe el mal de goles que sufre el Rojo? ¿Dónde está la explicación de por qué el equipo tiene apenas ocho gritos en diez partidos? El domingo se viene Racing ¿podrá recuperar su apagado poder de fuego en el derby?

Gaby Milito tiene la respuesta y ayer a pesar de la derrota, el clásico le dejó un par de aspectos positivos. En el desparpajo del pibe Ezequiel Barco (fue titular ayer) y en el pedido popular de que el Tanque Denis forme entre los once, está el principio de la solución del atormentado equipo rojo.

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