El drama de una familia ante la falta de espacio en el cementerio de Bariloche

Vivieron un calvario cuando quisieron sepultar a un familiar. Media hora antes de que saliera el cortejo fúnebre, les informaron que no había lugar.

La muerte de una persona causa en sus familiares directos un dolor tan profundo que, a veces, es difícil de explicar. Es un proceso doloroso que lo ideal sería transitarlo tranquilo, rodeado de afecto para de esa forma poder despedir a un ser querido en paz.

Sin embargo, la familia de Norma González vivió una odisea a partir de la muerte de su padre, Ramón González, que ocurrió la madrugada del 17 de septiembre pasado.

Relató que media hora antes de que salieran desde la cochería con los restos de su padre hasta el cementerio municipal les informaron que no había más espacio donde sepultarlo.

Norma comentó que el deseo de su padre era que sus restos descansaran en el cementerio municipal, donde habían sido sepultados sus padres y familiares. No pudieron.

Mi papá pagó durante 40 años en la CEB por el servicio de sepelio y no tuvo el derecho de que lo sepultaran donde él quería”.

Norma González, hija de Ramón González, que murió la semana pasada.

Lamentó que en la CEB nadie les informó de esta situación cuando se presentaron el 17 a primera hora de la mañana para hacer los trámites, con todo el dolor a cuestas.

Recordó que esa jornada hubo varias muertes en la ciudad y tuvieron que esperar su turno para poder velarlo en la sala 1 de la cochería Franze, de la calle 25 de Mayo casi Elordi.

Dijo que tampoco en la cochería les avisaron de que en el cementerio municipal no había lugar.

“Sólo nos informaron que a las 22 ellos cerraban la sala, que abrían al día siguiente y que el sepelio estaba previsto a las 11”, relató Norma.

Explicó que esa mañana del 18 de septiembre, los familiares, amigos y conocidos comenzaron a reunirse desde las 10 para acompañarlos en el cortejo fúnebre hasta el cementerio municipal.

Personal de la cochería les informó que aplazaban el sepelio para las 12. Media hora antes, los llamaron para avisarles que no había más tierra disponible en el cementerio municipal. Que no había posibilidades de enterrarlo en ese sitio. La única opción era colocarlo en un nicho, ubicado en la parte superior del módulo.

Norma y sus hermanos no lo podían creer. “Mi madre apenas puede caminar, ¿cómo hace para subir las escaleras para ir a dejarle una flor a su esposo?”, planteó la mujer.

Preguntaron qué otra alternativa había para evaluar. Solo Valle del Descanso o cremarlo les respondieron. Nunca habían pensado en esas opciones.

Les informaron que el lugar más económico en el cementerio privado–al fondo y alejado- costaba 40 mil pesos y el sitio próximo a un arroyito, tal vez con la sombra de un árbol, 80 mil pesos. Todo al contado o con tarjeta.

«Mi papá nunca quiso que lo sepultáramos en ese lugar ”, afirmó.

Su padre murió a los 77 años. Era oriundo del paraje Las Bayas. Dijo que evaluaron llevarlo hasta ese rincón de la Línea Sur rionegrina, pero no era posible.

Optaron por cremarlo, pero había que pagar 30 mil pesos. “Los hermanos tuvieron que salir a pedir prestado y anticipos de sueldo para cubrir el costo de la cremación.

“Mi papá pagó 40 años en la CEB por el servicio de sepelio y no tuvo ni siquiera el derecho de que lo sepultaran donde él quería”, lamentó Norma.

Criticó a la CEB porque sólo cubrió el costo de la sala velatoria. “No tuvo ni siquiera el cortejo fúnebre con el acompañamiento de sus amigos y familiares”, sostuvo, indignada.

Relató que ella y un hermano fueron los únicos que pudieron seguir la ambulancia que trasladó la tarde del 19 de septiembre el ataud con los restos de su padre hasta el Valle del Descanso, donde al día siguiente lo cremaron.

Norma opinó que los responsables del municipio deberían estar proyectando un nuevo cementerio, porque los nichos se van a completar en poco tiempo.

Sostuvo que no todos tienen dinero para pagar un lugar en un cementerio privado.

Dijo que su deseo es que otra familia no pase por la situación que ellos enfrentaron.


El malestar con el servicio de sepelio de la CEB


Norma González aseguró ayer que su padre pagó durante 40 años por el servicio de sepelio para no causarle un problema a sus hijos. Había pedido que lo sepultaran en el cementerio municipal porque allí descansaban los restos de sus padres. No pudieron cumplir ese deseo.

La mujer criticó a los responsables del servicio de sepelio de la CEB porque no informan de manera adecuada. Sostuvo que la CEB solo cubrió el costo de la sala velatoria y del féretro. ¿Quién se queda con el dinero de la tasa de la tierra en el cementerio municipal que la CEB cubre por 5 años?”, se preguntó.

“Nosotros pudimos salir a juntar la plata, pero ¿qué pasa si hay otra familia que no tiene los recursos ni la posibilidad de hacerlo?, ¿o un matrimonio de ancianos? Hay mucha gente sin trabajo en Bariloche”, advirtió.


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