El hilo que une pobreza, ‘Pandora Papers’ y etiquetado frontal

En medio de la campaña electoral y con la política entretenida en la disputa pequeña y mezquina, los tres temas que ocuparon el centro del debate público esta semana son profundos y tienen fuertes puntos en común.

Tres fueron los temas que ocuparon la agenda durante los primeros días de octubre. Los tres revisten carácter de problema estructural. A primera vista, no existe nada en común entre ellos, y pareciera que transitan carriles distintos. Los une sin embargo una íntima relación que tal vez parece imperceptible, pero sirve para explicar buena parte del daño en la matriz social.


El primero de ellos radica en la desigualdad extrema. La estadística oficial respecto a la pobreza y la indigencia en Argentina, es alarmante y urgente. En el centro del severo llamado de atención que impone el deteriorado tejido social, se halla la alimentación, y la forma en que las nuevas generaciones se constituyen física y emocionalmente desde la temprana niñez. El dato más cruel es que la mitad más uno de los niños de entre 0 y 5 años son pobres y que un 13% de ellos no come. Una interpelación a toda la clase política, que desnuda la incapacidad colectiva para generar soluciones inter temporales inclusivas, para el conjunto de la sociedad.


El segundo, es la publicación de la investigación titulada “Pandora Papers”. El extenso trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, incluye más de 11 millones de documentos que dejan a la vista la forma en que los poderosos del mundo mueven el dinero a fin de ocultarlo de la mirada del Estado y evadir impuestos.


La lista global de personalidades de la política, el deporte, y el arte, incluye a más de 300 personas, entre las que figuran celebridades de la talla del Presidente de Rusia Vladimir Putin, el Presidente de Chile Sebastián Piñera, el ex Primer Ministro de Reino Unido Tony Blair, el ex Director Ejecutivo del FMI Dominique Strauss- Kahnn, el actual Ministro de Economía de Brasil Paulo Guedes, los cantantes Shakira y Julio Iglesias, o la modelo Claudia Schiffer. Naturalmente no faltan nombres argentinos: los futbolistas Javier Mascherano y Angel Di María, el empresario Aldo Roggio, Zulema Menem, Gianfranco y Mariano Macri, hermanos del ex Presidente Macri, y el fallecido Daniel Muñoz, ex Secretario de Néstor Kirchner.

Contradicción. El ultra ortodoxo Ministro de Economía de Brasil, en la lista de los poderosos evasores del mundo.


La investigación revela un secreto a voces: los ricos del mundo mueven su dinero mediante empresas fantasma que solo existen en los papeles, y colocan sus fondos en paraísos fiscales que se caracterizan por la escasa incidencia impositiva y por ocultar la información. En pocas palabras, quienes ostentan los más altos de niveles de riqueza en el mundo, se consideran a sí mismos exentos de la obligación de contribuir al conjunto de la sociedad como el resto de los habitantes.


Tal concepción es grave. Pero más aún en cabeza de presidentes y funcionarios del Estado. Personajes que desde la función pública ejercen la coerción para obligar a la mayoría a contribuir, pero que se consideran fuera de la obligación que ellos mismos imponen. Son quienes en sus visitas a la televisión suelen predicar acerca de la transparencia, la corrupción en la cosa pública, y la necesidad de reducir la elevada carga impositiva. Una carga que ellos deciden no llevar, pero pesa sobre el resto de la población.


El tercer tema de la semana fue el fracaso del debate legislativo acerca del etiquetado frontal en los productos alimenticios. El proyecto de ley obliga a las alimenticias a informar en el frente de los paquetes y de forma notoriamente visible, los excesos de grasa saturada, azúcar y sodio. De aprobarse, la normativa alcanza a los fabricantes, fraccionadores o envasadores de alimentos que distribuyan, comercialicen o importen dentro del territorio argentino.

Concentrado. El mercado de los productos alimenticios en Argentina y el mundo, en manos de un puñado de empresas.

La iniciativa que cuenta con media sanción del Senado de la Nación debía discutirse esta semana en Diputados, y quedó en el centro de las mezquindades propias de la campaña electoral. El bloque de Juntos por el Cambio hizo una demostración de poder y buscó sentar las bases de lo que espera sea la tónica luego de noviembre: marcar la cancha de la discusión legislativa. “Ya no se hace lo que mamá quiere”, resumió la estrategia Jorge Macri en clara alusión al Diputado Máximo Kirchner.


La pregunta es quienes son los ganadores y los perdedores detrás de la pequeñez de la disputa política
que postergó una discusión que ya han saldado países vecinos como Uruguay, Chile, Perú y México, donde hace años existen normativas similares.

“Se terminó “la escribanía”: el Frente de Todos no consiguió el quórum para imponer su agenda. Ofrecimos dar quórum si se debatía sobre boleta única, reforma de la ley de alquileres y emergencia educativa. La verdadera agenda urgente.”.

Luciano Laspina – Diputado Nacional (Juntos por el Cambio)


El punto es que el mercado de los productos alimenticios está híper concentrado a nivel global, y Argentina no es la excepción. Existen solo 10 empresas que dominan la escena mundial de los alimentos mediante una nube de productos y marcas. Seis son de origen norteamericano, dos inglesas, una francesa y una suiza. El panorama en Argentina no difiere demasiado. Cada una de esas compañías tiene presencia en el país con una o varias de sus marcas, y se suman a un puñado de gigantes de los alimentos de origen nacional: Arcor, Molinos Río de la Plata y Molino Cañuelas.


No es casualidad que una de las primeras críticas al proyecto de ley haya llegado de parte de la Cámara de Comercio de EEUU en Argentina (AmCham). Un relevamiento de UNICEF indica que tras la aplicación del etiquetado frontal en Uruguay, un 18% de los consumidores dejó de elegir productos identificados con el sello de advertencia, y un 23% comenzó a elegir productos sin el sello. Dicho de otra forma, hay mucho dinero en juego, y la ley de etiquetado frontal afecta la rentabilidad de uno de los sectores más poderosos del mundo.

Información. El objeto de la normativa que se debate busca ofrecer mayores herramientas para una alimentación saludable.


A esta altura, es momento de señalar el hilo conductor. Los tres temas más discutidos en Argentina esta semana, tienen un trasfondo común: la desigualdad y la ostentación de poder.


La pobreza estructural que padece la mayoría en nuestro país, tiene como contracara a una minúscula elite que se enriquece a costa del resto. En un país donde 13 de cada 100 niños no come, los últimos datos publicados por el Indec en relación a la distribución del ingreso indican que en el primer semestre de 2020, el 20% más rico del país se quedaba con el 46,3% de la torta de ingresos y el 20% más pobre con el 4,9%. Un año después la relación es 48,6% y 4,4%.

Los ganadores de la pandemia, son los mismos que ostentan el poder necesario como para creerse afuera de las reglas que atañen al conjunto, evitando pagar los impuestos de los que reniegan, y eludiendo la obligación de sumar a la construcción colectiva en base su capacidad contributiva. Los más vulnerables en cambio, no poseen mecanismos para eludir el pago del IVA o de Ingresos Brutos cada vez que consumen con sus ingresos mínimos, que ni siquiera les permiten adquirir una canasta básica.

“Hoy no sesionamos. Es lamentable que la oposición priorice defender el lobby empresarial y no la salud de lxs argentinxs”.

Ayelen Sposito – Diputada Nacional (Frente de Todos)


Aquellos niños que hoy no acceden a una correcta alimentación en Argentina, también son asiduos consumidores de los alimentos que las multinacionales alimenticias se niegan a etiquetar con la información adecuada. “La ausencia de una regulación sobre etiquetado vulnera los derechos de niñas, niños y adolescentes, y también los de sus familias, porque no pueden acceder a la información que necesitan para saber si lo que consumen es saludable”, indicó la Representante de UNICEF Argentina, Luisa Brumana. “El problema afecta especialmente a las poblaciones más vulnerables”, afirmó.

El portal de UNICEF agrega que en Argentina, el 41,1% de los niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años presenta exceso de peso, mientras que esta problemática afecta al 67,9% de las personas mayores de 18 años, según los resultados de la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud.
No es solo alimentación. Se trata de nutrición. Y de acceso a la información completa.


Algunos de los argumentos que se utilizaron esta semana para evitar el debate legislativo sobre el etiquetado frontal, rozan el ridículo. Hubo quien señaló que “con 40% de pobres, hay temas más importantes que el etiquetado de los alimentos”. Precisamente son las cifras de pobreza y de malnutrición, las que imponen la necesidad de ofrecer a los consumidores toda la información posible al momento de elegir. Mucho más si quienes deben informar correctamente son quienes ostentan una riqueza que se agiganta, a medida que la pobreza se profundiza.


En el fondo, el hilo conductor de los tres temas que ocuparon la agenda estos días, es la forma en que los poderosos de Argentina y el mundo utilizan su fortuna, sus contactos, o las herramientas que su posición les otorga en el poder público o empresario, para modificar las reglas de juego o influir en el debate político, a fin de mantener intactos sus privilegios en perjuicio de las mayorías.

Datos

10
Son las multinacionales que acaparan el mercado de los alimentos a nivel global, y también en Argentina.
13%
De los niños de entre 0 y 5 años en Argentina, no tienen lo suficiente para poder comer.

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