El naufragio y el tiburón

El proyecto de ley de blanqueo, moratoria y empleo para PYME junto con el paquete de la prórroga de la emergencia económica, ganancias -un gravamen de emergencia creado en 1932-, y el impuesto al cheque, entre otros, conforman un entramado normativo que pone al descubierto la debilidad de las cuentas fiscales y el naufragio del modelo frente a las obligaciones externas y la crisis financiera.

Lejos de apuntalar soluciones que tiendan a revertir o morigerar el efecto recesivo de la crisis, el paquete tributario provocará aun más ahogo para los sectores productivos y no solucionará ni los problemas fiscales ni los de miles de argentinos.

Los números fiscales comenzaron a mostrar los primeros síntomas de debilidad. El llamado a una nueva moratoria impositiva y previsional abona esta vulnerabilidad. El deterioro de los términos de intercambio con menor cantidad de bienes exportados muestra la caída en la competitividad de la economía. Contrariamente a lo que hacen los principales países del mundo donde el Estado baja impuestos y tasas al sector privado, para mantener el nivel de actividad, la administración Kirchner mantiene los tributos con algunas de las alícuotas más altas del mundo.

El único objetivo del proyecto lanzado ayer y del paquetazo del Congreso es recaudar más dinero para satisfacer las apetencias electorales del 2009.

En primer lugar, el proyecto de ley conlleva una irritante falta de igualdad puesto que castiga a todos aquellos que pagaron puntualmente sus obligaciones fiscales y premia a aquellos que no lo hicieron y compitieron con los primeros de manera desleal. Al mismo tiempo, deja fuera de los supuestos beneficios a millones de trabajadores autónomos, en un país de cuentapropistas. En segundo lugar, si existen empresas que están en el circuito marginal es porque a los niveles de alícuotas actuales esas empresas resultan inviables. En otras palabras, no pagan porque les gusta evadir sino que evaden porque no pueden pagar y eso se debe a que el umbral de indiferencia quedó absolutamente desbordado.

En tercer lugar, no se trata solamente del beneficio previsional para blanquear empleados sino que al legalizar a los trabajadores necesariamente tendrá que blanquear su situación con el IVA, con Ganancias, el impuesto al Cheque, Ingresos Brutos y demás tributos, lo cual multiplica el costo fiscal. Cabe preguntarse entonces, ¿qué empresa blanqueará su situación frente al fisco en medio de un ciclo recesivo y cuando a duras penas puede mantener su estructura informal? En cuarto lugar, la repatriación de capitales muestra dos aspectos preocupantes. Primero, ¿quién traerá capitales a un país que confisca la propiedad y expropia empresas? Ante semejante panorama, los únicos que optarán por el esquema serán aquellos de origen dudoso y que necesitan legalizarse, lo que podría convertir a la Argentina en un paraíso del lavado de dinero. Segundo, un eventual ingreso de capitales con una alícuota insignificante para las inversiones productivas acelerará el traspaso a manos extranjeras de activos estratégicos en medio de un derrumbe del precio de las empresas. Con poco dinero se puede hacer un destrozo debido a los bajos niveles de precios bursátiles.

Como se puede apreciar, el paquete lanzado ayer, lejos de producir beneficios y alivios a los contribuyentes, genera iniquidades y fomenta conductas reluctantes, premiando la marginalidad fiscal.

Del otro lado, el paquetazo del Congreso es un salvavidas de plomo en medio de la recesión. Si el modelo «K» presenta tan buenos resultados como los que esgrimen sus funcionarios, ¿qué necesidad existe de prorrogar la emergencia económica? Visto de otro ángulo, si estamos en emergencia, estamos en una situación vulnerable y no estamos tan bien como cuentan desde la Casa Rosada.

Lo mismo vale para el impuesto al Cheque que tiene una de las alícuotas más altas de la región. Pero con un agregado, este tributo de carácter distorsivo, con una tasa tan alta, invita a eludir el sistema bancario y con ello fomentar la facturación en negro. Esto es, quedan atrapados aquellos que no pueden eludir el sistema bancario.

El paquetazo impositivo que se soporta desde hace años, más el proyecto lanzado ayer, conforman una red que deja encerrados a los contribuyentes que cumplen con la ley y los coloca en las fauces de la voracidad del tiburón fiscal. ¿Igualdad frente a ley?

 

MIGUEL ÁNGEL ROUCO

DYN

MIGUEL ÁNGEL ROUCO


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