El Nobel de Medicina 2020 para los descubridores del virus de la hepatitis C

El galardón será repartido entre los investigadores estadounidenses Harvey J. Alter y Charles M. Rice y el inglés Michael Houghton. Después del descubrimiento se desarrollaron tests de diagnósticos y tratamientos que hacen que la hepatitis C sea curable, aunque no todos los pacientes saben que están infectados.

Los síntomas de las hepatitis fueron descriptos por el médico griego Hipócrates más de 2.400 años atrás. Pero cuáles eran las causas de la hepatitis se desconocían. El descubrimiento del virus que causa la hepatitis C estuvo a cargo de los investigadores estadounidenses Harvey J. Alter y Charles M. Rice y el inglés Michael Houghton. Hoy se anunció que su contribución será reconocida con el Premio Nobel 2020.

Los tres científicos hicieron posible la identificación del virus, y posibilitaron que luego se desarrollaran test de diagnóstico y diferentes generaciones de tratamientos contra la hepatitis C. Hoy los tratamientos de acción directa contra el virus pueden curar hasta el 95% de los afectados. Sin embargo, se siguen produciendo 400.000 muertes por año porque aún no todas las personas afectadas acceden a los tratamientos. La hepatitis C puede causar cirrosis y aumentar el riesgo de cáncer de hígado.

En la década de 1960, Baruch Blumberg determinó que una forma de hepatitis transmitida por la sangre era causada por un virus que llegó a conocerse como el virus de la hepatitis B, y el descubrimiento condujo al desarrollo de pruebas de diagnóstico y una vacuna eficaz. En ese momento, Harvey J. Alter estudiaba la aparición de la hepatitis en pacientes que habían recibido transfusiones de sangre. Aunque los análisis de sangre para el recién descubierto virus de la hepatitis B redujeron el número de casos de hepatitis relacionada con transfusiones, el equipo de Alter demostró que quedaban muchos casos. Las pruebas para la infección del virus de la hepatitis A también se desarrollaron alrededor de esta época, y se hizo evidente que no era la causa de estos casos inexplicables.

“Alter y sus colegas demostraron que la sangre de esos pacientes con hepatitis podía transmitir la enfermedad a los chimpancés, el único huésped susceptible además de los humanos. Estudios posteriores también demostraron que el agente infeccioso desconocido tenía las características de un virus. Se había definido así una nueva y distinta forma de hepatitis viral crónica, que se conoció en ese momento como hepatitis ‘no A, no B’”, señaló un comunicado del Instituto Carolina, en Suecia, que otorga el Premio Nobel. Recién en 1989 se reportó la primera secuencia de ese virus que fue llamado “virus de la hepatitis C”.

Fue el inglés Michael Houghton, ahora uno de los tres ganadores del Nobel, quien aisló la secuencia genética del virus. Trabajaba para la empresa farmacéutica Chiron. Su grupo creó una colección de fragmentos de ADN de ácidos nucleicos encontrados en la sangre de un chimpancé infectado. La mayoría de esos fragmentos procedían del genoma del propio chimpancé, pero los investigadores predijeron que algunos derivarían del virus desconocido. 

“El modelo era sacarle la sangre a los pacientes con la enfermedad, y se lo inyectaban a chimpancés. De esta manera se fue identificando el virus de la hepatitis C”, contó a RIO NEGRO el doctor Federico Villamil, jefe del trasplante hepático del Hospital Británico de Buenos Aires y del Hospital de Alta Complejidad El Cruce, de Florencio Varela. La identificación del virus de la hepatitis C llevó casi dos décadas. Se sabía que existía en pacientes que no se identificaba ni el virus de la hepatitis A ni el virus de la hepatitis B. 

Además, Charles M. Rice, junto con otros grupos que trabajaban con virus ARN, fue quien observó variaciones genéticas en muestras de virus aislados y formuló la hipótesis de que algunas de ellas podrían obstaculizar la replicación del virus. Mediante ingeniería genética, generó una variante de ARN del virus de la hepatitis C que incluía la región recién definida del genoma viral y que carecía de las inactivantes variaciones genéticas, detalla el comunicado del Instituto Carolina.

Es muy justo que el premio Nobel por el descubrimiento de la hepatitis C haya sido para los tres investigadores. Porque el descubrimiento del virus de la hepatitis B había sido solo para Baruch Blumberg. El doctor Harvey Alter había trabajado con Blumberg en ese hallazgo y no fue reconocido en esa oportunidad. Ahora, Alter ganó el Nobel de Medicina compartido con Rice y Houghton. Alter y Rice han dedicado sus vidas a la hepatitis C. Su descubrimiento permitió el desarrollo de pruebas diagnósticas de la infección de hepatitis C y tratamientos efectivos y seguros”, contó el doctor Villamil.

Dos de los ganadores del Nobel han trabajado en el sector público de EE.UU. Alter había ingresado en 1961 en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos. Desde 1969 pertenece al Departamento de Medicina de Transfusión del Centro Clínico como investigador principal. Después de pasar por la empresa privada, Houghton actualmente es profesor en una Cátedra de Investigación de Excelencia en Virología de Canadá y dirige el Instituto de Virología Aplicada Li Ka Shing. Rice fue durante 2001-2018 el director científico y ejecutivo del Centro para el Estudio de la Hepatitis C en la Universidad Rockefeller, donde sigue activo.

“Hoy se sabe que hay 6 genotipos del virus de la hepatitis C. En la Argentina, la mayoría tiene el genotipo 1 de la hepatitis C”, comentó Villamil. “Como tratamiento, se empezó a usar el interferón cuando aún no se conocía el virus de la hepatitis C. Luego, hubo un interferón pegilado, que curaba al 50 por ciento.  En esta última década, se desarrollaron los antivirales orales de acción directa, que curan a más 95% de los pacientes al tomarlos durante ocho y 12 semanas. Hoy la hepatitis C es la única infección crónica que es curable, sin efectos adversos significativos”.

La Organización Mundial de la Salud tiene como meta la reducción en el 60% la mortalidad por hepatitis virales para el año 2030. La hepatitis C sigue siendo una gran preocupación de salud en el mundo. Sin embargo, ahora existe la oportunidad de eliminar la enfermedad. 

En la Argentina, habría más de 300 mil personas con hepatitis C. Pero la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH) sostiene que el 70% lo desconoce. El Programa Nacional de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación ha informado que solamente el 4,5% de los pacientes recorre el sistema de salud hasta que llega a curarse. El resto se queda en el camino. 

Aunque se puede presentar como una infección aguda, lo más frecuente es que la hepatitis C se desarrolle de forma asintomática, evolucionando a una enfermedad crónica que con el tiempo puede conducir a cirrosis, cáncer de hígado y múltiples complicaciones fuera del hígado. Por eso, es importante evitar el consumo de alcohol y medicamentos que puedan ser tóxicos para el hígado..

Hoy se sabe que la hepatitis C, se transmite por contacto directo con sangre infectada al compartir agujas, jeringas, canutos o elementos cortopunzantes con personas infectadas; al hacerse un tatuaje o piercing con material no descartable o debidamente esterilizado, y al tener relaciones sexuales sin preservativo u otro método de barrera. Las personas que recibieron transfusiones antes del año 1994 también pudieron haber estado expuestas al virus, ya que se desconocía en ese momento, según advierte el Ministerio de Salud de la Nación. También existe la transmisión durante el embarazo, aunque es una vía poco frecuente.

Los síntomas de la hepatitis C pueden aparecer entre dos semanas y seis meses después de haber tenido contacto con el virus. Pero también pueden tardar hasta 30 años en manifestarse, y el daño al hígado suele ser silencioso durante este tiempo. Los síntomas de la hepatitis C pueden incluir: cansancio, fatiga, náuseas o vómitos, fiebre y escalofríos, orina de color oscuro y materia fecal de color más claro, coloración amarilla en la piel y mucosas (ictericia), problemas de coagulación de la sangre, vómitos de sangre o materia fecal negra, y distensión abdominal con líquido dentro del abdomen. Se diagnostica la hepatitis C a través de un análisis de sangre específicos que detectan tanto la presencia del virus


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