El río Limay alimentaba las locomotoras de Neuquén

La primera toma y la bomba con la que se impulsaba el agua hacia los tanques de la Estación del ferrocarril, aún están en pie. Actualmente se usan para regar el Parque Central.

El río Limay fue clave para el desarrollo de la nueva capital del territorio del Neuquén. Desde allí se tomaba el agua para abastecer a las máquinas a vapor del Ferrocarril Sud. Mediante una bomba se impulsaba el líquido hasta los tanques que se ubicaban en el predio de la estación de trenes.

La toma de agua y el sistema de bombeo se pusieron en funcionamiento en 1902, año en que llegó el primer tren al paraje Confluencia. Con la desaparición de las máquinas a vapor, el agua se utilizaba para los baños y la limpieza de la Estación. En la actualidad, la bomba se mantiene activa y se utiliza para el riego del Parque Central. Uno de los tanques aún continua detrás del Museo Nacional de Bellas Artes.

Durante muchos años la precaria edificación que protegía el sistema de bombeo permaneció abandonado y casi oculto a la vista de todos. Pero hace varios años, desde el municipio se decidió recuperarlo.
La toma desde donde se suministraba agua a la colonia ferroviaria se ubica en calle México, detrás de la bomba que perteneció a Obras Sanitarias de la Nación, al final de calle Bahía Blanca.

Después de la privatización del servicio de trenes, el terreno donde se encuentra la toma de agua pasó a ser propiedad municipal y se iniciaron en etapas los trabajos para recuperar esa antigua abastecedora de agua.
Durante la intendencia de Martín Farizano (2007-2011) se anularon las viejas instalaciones que estaban oxidadas y se realizó el tendido de una nueva red de cañerías. La mismo tiempo se mejoró el sistema de riego del Parque Central.


Uno de los tanques que almacenaban el agua que llegaba desde el río Limay, sigue en pie en el Parque Central. Es de chapa y se encuentra sostenido por una estructura de columnas de hierro.
Fue construido a principios del siglo XX por la empresa Ferrocarriles del Sud para almacenar el agua que luego se utilizaba para las máquinas a vapor.

Hoy está en desuso pero fue incorporado como parte de las construcciones históricas de la ciudad. Pero también guarda una perlita. En uno de sus lados, ya casi borrado por el paso del tiempo se puede leer no sin dificultad, una inscripción que dice:“apoye el Plan Quinquenal”.


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