El robo: un trabajo, un oficio

La mayoría de las familias no están constituidas con un padre y una madre, según explicaron jóvenes de los barrios del oeste neuquino. En la mayoría de los casos, el padre está ausente, junto a otra familia, muerto o se desconoce su paradero. Esta situación obliga a la mujer a optar por una salida laboral, para que en el hogar exista un ingreso económico. Para los jóvenes, a la exclusión social se le suma la falta de un espacio de contención familiar. Muchos optan por la delincuencia, para conseguir dinero de una forma más rápida y en grandes cantidades. El asalto a mano armada de comercios, de camiones distribuidores, el robo de autos o el asalto a casas de barrios mejor posicionados económicamente, son una salida común, confiaron los jóvenes. En la concepción de los jóvenes, el robo es un trabajo más, como cualquier otro. Queda ajeno a sus apreciaciones el valor de la vida o los bienes del otro. “Así como mi vieja va al centro a limpiar casas y mi hermana consigue changas en algún supermercado, yo contribuyo robando. La plata va para el hogar y para el instale (juntarse) de la noche”, dijo un joven.


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