El tránsito quedó en deuda: casi 9 mil multas durante 2017

El relevamiento estadístico de las infracciones cometidas durante el año pasado arrojó algunos números alarmantes. La alcoholemia, es uno de ellos.

En los últimos días se publicó el relevamiento definitivo de las estadísticas de tránsito de todo el 2017 y el número total de multas resulta muy alarmante. Es que, en 365 días, hubo 8805 infracciones, una cifra que implica más de 24 actas por día. Como mínimo, una cifra para encender las alarmas.

Una de las primeras cosas que saltan a la luz con el número total es el nuevo aumento de infracciones que tuvo lugar en el último trimestre del año. Es que, desde mayo (964) hasta septiembre (624), se registró una baja que hacía pensar en una leve mejoría del tema tránsito. Y la lógica era que, o bien hubo menos controles -y por tanto, menos actas-, o bien la gente comenzó a comprender las cosas que se estaban haciendo mal.

Sin embargo, la mejoría no se sostuvo. Los números volvieron a crecer, a punto tal que noviembre se posicionó como el tercer mes del año con mayor cantidad de infracciones (850), sólo superado por abril (857) y mayo (964). Octubre y diciembre también tuvieron registros altos, algo que terminó inflando un poco más el número final de casi 9000 actas de infracción.

En cuanto a las cifras mes por mes, el ranking tiene como el más tranquilo a febrero: hubo “apenas” 411 multas, seguido por enero (548).

Otro número interesante es el tema de las retenciones preventivas de vehículo, que muchas veces se deben a la ausencia de papeles. En este rubro, en cambio, enero pasa a ser el mes con mayor actividad: hubo 73 casos. En general, el número fue de 599 retenciones a lo largo del año, cerca de dos casos diarios.

Obviamente, el número más alto fue el de las faltas de tránsito “comunes”, las más habituales. Hubo 7613 casos en todo el año, siendo mayo el mes más movido con 825 actas y febrero el más calmo con 376.

A la hora del análisis específico sobre las multas, la cifra más preocupante es sin dudas la de la alcoholemia. Y no sólo por el riesgo que implica conducir bajo los efectos del alcohol, que son conocidos (y obviados) por todos; sino también por un tema de cantidad. Es que, durante todo 2017, hubo ¡540! actas por este tema. Es poco más de una multa por día, un total más que negativo.

En ese sentido, febrero fue el mes con menos casos (29), mientras que mayo tuvo 67 actas sobre el tema. Está claro, aún en el mes “tranquilo”, el número continúa siendo excesivo y generador de varios casos de lesiones.

A los 540 casos de alcoholemia hay que sumarle otras 53 multas por negativas a realizarse el test, algo que indica una gran probabilidad de que esos hayan sido casos que darían positivo. En total, entonces, los casos de alcoholemia representaron el 6,7% de las infracciones realizadas durante el año.

La falta de seguro sigue siendo (lo era a mitad de año, cuando desde “La Comuna” se realizaba el desglose mensual) la infracción más común. Fueron 1214 casos durante el año, un promedio de poco más de 3 casos por día. A este ítem lo siguieron la falta de licencia de conducir, con 1008 casos; y el mal estacionamiento simple, con 860.

En resumen, queda claro que 2017 fue un año considerablemente movido para los agentes de tránsito. Con un total de casi 24 actas por día, el tránsito roquense volvió a quedar en deuda, sobre todo por la mejoría que experimentó entre mayo y septiembre y que no pudo ser sostenida hacia el cierre del año.

El tema de la alcoholemia será uno de los principales a corregir, porque no sólo atentan contra la circulación del resto sino también contra sus vidas. Quedará pendiente para este año ver si se modifica el límite legal, o si continúa establecido en un peligroso 0,5 que tampoco se preocupan mucho en respetar.

24 actas por día, aproximadamente, tuvo la estadística durante todo 2017. Un número altísimo.

1214 casos de actas de infracción por falta de seguro obligatorio se registraron en 2017. Es la multa más común.

¿Qué riesgos trae el alcohol al volante?

Según estadísticas publicadas por el Centro de Experimentación en Seguridad Vial (CESVI), el alcohol en sangre tiene varios riesgos divididos en etapas. Con 0,15 gramos, comienza la disminución de reflejos y el riesgo se multiplica 1,2 veces.

Hacia 0,20, y con el riesgo 1,5 veces superior, se subestima la velocidad y se aprecia distorsionadamente la distancia. Con 0,30 gramos, comienza la euforia del conductor y el riesgo se duplica.

Hacia el límite legal de 0,50 gramos, el tiempo de respuesta se ralentiza y el riesgo de padecer accidentes se triplica. Con 0,80 gramos, hay un trastorno general de comportamiento y el riesgo es 4,5 veces mayor. Ya con 1,20 gramos de alcohol en sangre, el riesgo es 9 veces mayor y hay cansancio, fatiga y pérdida de la agudeza visual, entre otras cosas.

Finalmente, con más de 1,5 gramos, el riesgo es 16 veces mayor. ¿Hace falta algún número más para percatarse del riesgo?

10% menos de reacción tiene un conductor tras tener 0,3 gramos de alcohol en sangre. Y el límite es 0,5.

540 multas por alcoholemia hubo durante todo el año. Fueron casi dos casos por día, alarmante.

4 muertes diarias por alcohol al volante tienen lugar en Argentina. Un peligro fatal.

El cinturón, un elemento clave

Desde el Cesvi invitan a recordar algunos puntos básicos en la utilización del cinturón de seguridad, un elemento que suele salvar vidas en accidentes. En principio, recordar que el cinturón no debe estar retorcido o rozando contra cantos cortantes.

Además, la banda del cinturón no debe pasar por sobre objetos duros, ni frágiles como bolígrafos o anteojos, que ante la fuerza de la desaceleración de un impacto podrían incrustarse en el cuerpo.

Siempre que en un vehículo se ha generado una colisión violenta es necesario cambiar todos los elementos vinculados al cinturón de seguridad, además de hacer comprobar el estado de los anclajes.

Esto significa que ante un accidente, lo mejor es llevar el auto al mecánico para comprobar que la efectividad de los cinturones siga siendo alta.

Otro tema importante es la correcta utilización. La banda abdominal del cinturón deberá pasar a la altura de la cadera, siempre bien ceñida, y en caso necesario se debe tirar un poco de la misma para lograr su ajuste. Usar el cinto “flojo” no será útil en caso de un accidente.

Además, en los asientos delanteros, la banda del hombro se debe adaptar a la estatura del ocupante con ayuda del regulador vertical del cinturón.

Aunque la queja más común apunta a la incomodidad en el uso del cinturón, hay que recordar que es preferible eso a un accidente fatal. Y el cinturón, está comprobado, salva vidas.


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