El último escándalo del laboratorio
El 22 de noviembre de 1990, el «New York Times» publicó un artículo que decía: «China ha espiado sobre armas atómicas en EE.UU.» y afirmaba que agentes de inteligencia chinos habían logrado robar, en la década de los «80, secretos sobre armas nucleares del Laboratorio Nacional Nuclear Lawrence Livermore de Los Alamos.
La historia resucitó en marzo del año pasado, cuando se reveló el robo, por parte de China, del diseño de la ojiva W88, que es la carga ofensiva de los misiles balísticos que constituyen el armamento del submarino nuclear norteamericano Trident II D-5. Los hechos ocurrieron al final de la presidencia de George Bush, pero recién se conocieron siete años después.
A comienzos de marzo de 1999, por orden del secretario de Energía Bill Richardson, fue despedido del laboratorio de Los Alamos el científico en informática nacido en Taiwán, Wen Ho Lee, quien trabajaba allí desde 1978. Entre los años 1984 y 1988, Lee había publicado seis artículos técnicos «no clasificados» en el «Wall Street Journal», en los que centraba su atención en la manera que los altos explosivos pueden detonarse para crear ondas expansivas capaces de comprimir una esfera de metal.
Estos estudios son de una importancia vital para comprender el comportamiento del «gatillo» de las bombas termonucleares -un artefacto de fisión nuclear relativamente pequeño que se usa para activar la reacción de las bombas atómicas.
Lee formaba parte del equipo que diseñó las ojivas W88 y al mismo tiempo que publicaba sus artículos, tenía contactos con agentes chinos. Ante el FBI, el informático taiwanés fue sometido a una prueba en el polígrafo en el que resultó reprobado y se negó a cooperar durante los interrogatorios a los que fue sometido por los agentes federales.
El FBI también descubrió que Lee había participado de reuniones clasificadas con los chinos, en las que se trataron secretos de seguridad y se discutieron soluciones para el defecto de diseño de la bomba de neutrones.
Norberto Bermúdez
Comentarios