El valor de aprender y hacer tu propio vino en la bodega escuela Puesto Chañar

Los testimonios de los jóvenes que dicen por qué van a este lugar a cumplir el sueño de tener un vino propio.

Por Juanjo Larrondo 

@juanjo_larrondo 

Para algunos amantes del vino ya no alcanza con beberlo, degustarlo, informarse de los últimos lanzamientos, buscar los mejores precios ni viajar para conocer los viñedos y bodegas de primera mano. El sueño de los apasionados por esta bebida es tener el vino propio y, aún mejor, aprender a elaborarlo. 

Pensar en plantar viñedos y construir una bodega no es imposible pero requiere mucho dinero. Y por ello se reserva para muy pocos. Sin embargo en la zona hay una posibilidad para fanáticos de alcanzar esa sensación única de tener el propio vino y sin la necesidad de desembolsar mucha plata.   

El Centro de Formación Profesional número 2 Puesto Chañar depende del Ministerio de Educación de la Provincia de Neuquén y allí se dictan diferentes capacitaciones ligadas a la  producción agro alimentaria.  La que lleva el nombre de “Bebidas Fermentadas” permite a 50 alumnos no solo aprender todo lo que tiene que ver con la producción y elaboración de vino, sino también hacer el propio, o como dice Guillermo Luque, un periodista especializado en turismo y gastronomía que es uno de los asistentes.

«Esto es como cuando te hablaban de la diferencia entre darte pescado o enseñarte a pescar, es lo mismo, acá te llevas el pescado y el aprender a pescar, eso es lo destacable, que después de estudiarlo y hacerlo de ahora en adelante si yo quisiera puedo elaborar vino en mi casa todos los años y eso vale oro”, sostiene.

Los licenciados Sebastián Zapata, Fermín Porley y Juan Gomez, de gran conocimiento y experiencia, llevan adelante la especialización. Las uvas se compran al establecimiento Secreto Patagónico que se ubica a pocos kilómetros de la bodega escuela y las que se utilizan para elaboraciones experimentales se adquieren de la estación INTA de Guerrico. Como bodega autorizada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) pueden elaborar 8000 litros anuales y se ajustan estrictamente a las normativas vigentes. 

El primer contacto que tienen los alumnos con las uvas sucede cuando llegan en las bandejas de cosecha desde el viñedo cercano. Las pesan, separan alguna hoja que pueda haber quedado, luego pasan a la moledora/despalilladora y de ahí a los tanques donde comienza la fermentación.  

Cada alumno tiene un cupo de uvas para comprar que resultará en los litros que puedan elaborar. Las botellas, tapones e insumos los adquiere Puesto Chañar en una sola compra con el fin de conseguir mejores precios, pero cada elaborador paga su parte. Las cápsulas, en cambio, las obtienen cada uno por su lado y generan su propia gráfica si es que desean etiquetar. 

El vino que elaboran es considerado artesanal ya que tiene mínimas intervenciones siempre autorizadas por el INV. Guillermo Luque habla con mucho amor del trabajo que realizan y describe al vino que obtienen como un hermoso Malbec de carácter patagónico, joven, fresco, agradable en boca, frutado en nariz y con un color único dado por la calidad de las uvas.

“Este año algunos alumnos que cumplimos con los requisitos exigidos tenemos el honor de participar en la elaboración de un espumante de Pinot Noir con uvas de la estación del INTA de Guerrico. Es una experiencia diferente, muy técnica y en pequeña cantidad, solo con fines didácticos”,afirma.

Fernando Ragneri, otro de los alumnos, dice que se le ocurrió elaborar vino en Puesto Chañar porque “me gusta saber más sobre vino, más allá de lo que uno disfruta bebiendo. Aprender más específicamente cómo se elabora, todo eso que uno se pregunta y nunca sabe. El vino que hacemos expresa el sentir de mucha gente, de los que aportamos la mano de obra y del pensamiento y diseño de nuestros coordinadores. Cada uno de nosotros somos ese vino”. 

Por su parte, Fabián Strancar apela más a los sentimientos y cuenta que “elaborar vino me recuerda a mis abuelos eslovenos, compartir la molienda, seguir la fermentación, descubes, trasiegos, formaron parte de mi vida y quedaron grabados como una tradición centenaria que espero poder transmitir a mis hijos. El Puesto te permite acceder a conocimientos técnicos muy bien transmitidos, a una uva excelente y a las instalaciones que constantemente progresan. Pero sobre todo te acerca al otro, al paisano como diría mi abuelo, la solidaridad, el esfuerzo compartido, el poder disfrutar esos momentos de trabajo hacen que el resultado final tenga el mejor sabor. A mi entender la combinación de todos esos elementos hacen a la magia del vino”. 

La bodega escuela obtuvo varios premios a lo largo de los años en competencias de vinos caseros y artesanales. Con la marca Puesto Chañar, que tiene RNPA (Registro Nacional de Productos Alimentarios), se comercializa en ferias y exposiciones que se llevan a cabo en Neuquén y Río Negro y la botella cuesta alrededor de 300 pesos. Con el dinero que se recauda por las ventas se logra que la bodega escuela se autofinancie en gran parte. Algunos Alumnos han completado todas las materias de la formación y calificaron para obtener su correspondiente RNPA para poder comercializar. 

Independientemente del buen vino que se produce en Puesto Chañar es muy importante su aporte educativo ya que otorga herramientas para el progreso personal y una salida laboral. Hay alumnos que han pasado a un nivel superior y están cursando una técnictura o licenciatura en la universidad. 

“El vino bien aprendido es maravilloso, nos reconforta, es vida en una copa” resume Guillermo Luque, orgulloso de ser parte de esta bodega escuela y ejemplo. 


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