En busca de la identidad albinegra

Cipolletti volvió al "doble 5" y llegó el primer triunfo.

CIPOLLETTI (AC).- Muchas veces se dice que los equipos no ganan porque no tienen una línea de juego. Por las características de sus jugadores y las dimensiones de su cancha -un dato no menor-, una vez más quedó demostrado que el mejor esquema que le sienta a Cipolletti es el que presentó el domingo.

Desde los tiempos de Domingo Perilli, en el que edificó la racha positiva más importante en la historia del club en calidad de local, el albinegro venía jugando con una disposición 3-4-1-2. Las veces que intentó cambiar, nunca le fue bien.

El retiro de Henry Homann dejó un gran hueco en el equipo, en una zona demasiado importante, como es el salida desde la mitad de la cancha con pelota dominada.

Ya con el buzo de técnico, el «Ruso» probó una formación con un sólo «5», algo a lo que el equipo no estaba acostumbrado, y más sin Juan Carlos Flores. Los elegidos para el puesto fueron Marcos Carrasco primero, y Franco Amaya después.

El resultado: desorden, desequilibrios y demasiados espacios libres para que el rival haga su negocio.

Encima, al pobre nivel futbolístico se sumó que no se le dieron los resultados en las dos primeras fechas.

El equipo necesitaba una reivindicación, en el juego y en el marcador, para tapar la imagen desdibujada del arranque. La pobreza de Huracán de Comodoro Rivadavia contribuyó a que pueda recuperar la confianza perdida este domingo.

La alternativa se caía de madura. Regresar al esquema de tres defensores, cuatro volantes -con doble «5»-, enganche y dos puntas.

Y el producto de la variante fue el esperado, porque el conjunto recuperó el equilibrio en el medio y si bien no descolló de mitad de cancha hacia adelante, fue letal a la hora de definir.

Precisamente en ataque el técnico está tranquilo. El domingo cambió a los delanteros y los que ingresaron respondieron.

Miguel Abad sumó muchos puntos para quedarse entre los once, Germán Alecha se sacó la presión de convertir y Oscar Padua mostró movimientos interesantes, que le valieron la aprobación de la hinchada albinegra.

La nueva dupla de volantes central (Flores-Carrasco) se repartió los espacios y se robó todo lo que andaba dando vueltas, claro, ante un mediocampo rival totalmente perdido y bordeando la ingenuidad. A pesar de eso, el tándem siempre se mostró sólido y tiene crédito para seguir.

Todavía quedan algunos aspectos para mejorar. Como por ejemplo, quién aportará la cuota de fútbol y de criterio que entregaba Homann.

Por ahora no hay nadie, y eso hace que Lorenzo Frutos se tenga que tirar demasiado atrás para hacerse de la pelota. A sus 36 años, el enganche está en una muy buena condición física, pero recorrer tantos metros con la pelota termina por desgastarlo.

Apareció una luz en el camino. Sólo es cuestión de seguirla.


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