Jardín: tiempo de nogales y de su mejor regalo, la nuez

Llegó el tiempo de las nueces, un súper alimento, lleno de propiedades, que crece de los frondosos nogales. El Ingeniero Agrónomo Gustavo Manzor, de Choele Choel, explica las características de esta especie y los cuidados que requiere.

El nogal es un árbol de gran porte y seguramente uno de los más bonitos. Su gran desarrollo y la amplitud de sus ramas aseguran una destacable sombra, y aunque no es común verlo en jardines, sí en algunos patios extensos. En esta ocasión, RÍO NEGRO consultó al Ingeniero Agrónomo Gustavo Manzor (MN: 16721), de Choele Choel, sobre algunos cuidados que se debe tener en cuenta, al momento de plantar este árbol, además de conocer sus características principales.


Las especies de nogal son nativas de las regiones de clima subtropical. En América habita a lo largo de todo el continente, desde la costa este de los Estados Unidos hasta el norte de la Argentina (Selva Tucumano – Salteña), de donde Juglans australis es autóctono.
El nogal -Juglans regia- pertenece a la familia de las “juglandáceas” y es una especie monoica, es decir, presenta sobre la misma planta flores masculinas separadas de las femeninas.


Se trata de un frutal originario de Asia, en una amplia región extendida entre Turquía y la cadena de Himalaya – explica Manzor – aunque probable también al centro, en el actual Irán (Persia), de donde fue llevado por los griegos, como “nuez persa” a Europa en el siglo III A.C. y dónde es identificado típicamente por su fruto como alimento. En Argentina las principales provincias productoras son Catamarca, Mendoza, La Rioja, San Juan y Río Negro.
“Ha sido y es cultivado también como especie forestal, por su madera de excelente calidad”, acota el profesional.


Este árbol puede sobrepasar los 25 y hasta los 30 metros de altura. Su porte generalmente se muestra globoso, ramificado y de corteza grisácea en el tronco; lisa cuando es joven, y agrietada y oscurecida, en árboles adultos. En cuanto a su raíz es pivotante y puede llegar a los 6 metros o más. Pero, por efecto de la rotura de la raíz principal en vivero, el sistema radicular es más ramificado y equilibrado, explorando perfiles entre 2 a 4 metros dependiendo del suelo, asegura el experto.
“Hay abundante presencia de raíces absorbentes activas entre los 20 y 120 centímetros de profundidad”, dice Gustavo Manzor, mientras que “el crecimiento horizontal de las raíces es muy importante y siempre sobrepasa la extensión de la copa del árbol”.


Las hojas son caducas y de color verde claro, y botánicamente se las define como imparipinnada – por estar constituidas por un número impar de folíolos insertos en forma opuesta – a la nervadura central, cuya forma es elíptico-ovalada, de bordes enteros o ligeramente aserrado. Estas contienen gran cantidad de sustancias tánicas y aromáticas de característico olor balsámico.
El experto asegura que las hojas secas que caen en otoño, si se juntan y se hierven por un rato, se obtiene una tintura de color dorada que sirve para teñir de rubio intenso, porque las hojas contienen una sustancia denominada juglonas.
En cuanto a las variedades comerciales se encuentran: Chandler (la más producida), tulare, cisco, ivarto, franquette. Estas variedades pueden estar injertadas en diferentes tipos de pies o porta injertos, como por ejemplo pie j. regia (nogal común o criollo) j. nigra j. hindsii, etc.

El fruto, aún verde y característico, que esconde la nuez


En cuanto a los cuidados básicos para esta especie de gran porte, según Manzor, debemos tener en cuenta que no requiere una temperatura exacta para poder desarrollarse, pero sí es muy sensible a las heladas, especialmente a las que llegan en primavera y a principios de otoño. También se debe tener cuidado con las temperaturas muy altas ya que si se dan en climas poco húmedos provocarán que las nueces estén vacías.


“Necesita alrededor de 800 horas de frío para volver a brotar, (hasta 1500 horas para variedades francesas y 500 para variedades californianas); las horas frío son aquellos momentos desde mayo a septiembre, en donde la temperatura está por debajo de los 7ºC”, argumentó el profesional.


El suelo y el lugar



Se adapta muy bien a todo tipo de suelo, pero el que más lo favorece es el que está bien drenado y tiene un pH neutro – aclara-. “El nogal, a pesar de lo que se pensaba antes, necesita mejor suelo que cualquier otro árbol frutal”, afirma.
Manzor aconseja evitar plantarlo cerca de las edificaciones, ya que sus raíces son muy exploradoras y pueden obstruir cañerías de desagüe de las casas.
Elegir lugares amplios del patio, además debe ser un lugar que le dé luz la mayor parte del día.
Pero el cuidado más importante y prestar más atención, para que los frutos sean de buena calidad es el riego.

La nuez estará completamente formada cuando se abra la envoltura de color verde que la recubre


Si es por aspersión, el profesional aconseja que no es una buena opción porque puede acarrear alguna enfermedad. Por lo tanto, aconseja que el riego sea por goteo o por gravedad, como en la mayoría de las producciones de la provincia. “Siempre debe tener humedad, pero sin que se encharque”, dice.
Para el abono es conveniente aplicarlo antes de plantar el árbol, y después abonar de forma regular, con un abono orgánico que sea adecuado para este tipo de árbol.
Las plagas y enfermedades que más suelen afectar a este árbol son el pulgón o gusano de la madera o gusano de la nuez. Algunas enfermedades son específicas de los nogales, como la bacteriosis (aparece con el riego por aspersión) o el mal negro.


Al nogal le encanta hacer madera, explica Manzor y es por eso que la poda se hace principalmente para controlar el tamaño del árbol, para quitar las ramas viejas y dejar espacio para las nuevas y también para potenciar la fructificación. Además de eliminar los indeseables chupones.


La nuez, súperalimento


La nuez, el fruto del nogal, es considerado un “súperalimento” por sus propiedades beneficiosas para la salud y entre muchas de sus propiedades nutricionales se encuentran:


Vitamina E: le da un alto poder antioxidante y ayuda a prevenir el envejecimiento de nuestro organismo.


Potasio: el cuerpo necesita este mineral para producir proteínas, desarrollar los músculos y controlar la actividad eléctrica del corazón.


Ácidos grasos poliinsaturados: se consideran el “medicamento” natural más indicado para disminuir los riesgos coronarios. Dentro de estos ácidos grasos poliinsaturados destaca su aporte en omega-3 (reduce el colesterol)


Magnesio: junto con el potasio, el alto contenido en magnesio de las nueces (185 mg/ 100 grs) hace que consumiendo una pequeña cantidad de ellas al día ya tengas la cantidad de magnesio recomendada por los expertos.


Fibra: este nutriente ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre y a eliminar todos los deshechos del organismo, por eso su consumo es fundamental en la alimentación diaria saludable.


Vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6 y B9): favorecen el buen funcionamiento del sistema nervioso, de la capacidad mental (memoria), incluso ayudan a combatir la depresión leve y la formación de piedras en el riñón.


Fósforo: esencial para la buena formación de los huesos y los dientes y al igual que las vitaminas del grupo B favorece a la memoria.


Hierro: evita la aparición de anemias, refuerza el sistema inmunológico del organismo y mejora los momentos de cansancio o fatiga.


Zinc: esta propiedad de las nueces mantendrá la buena formación de los huesos y estimulará el sistema nervioso e inmunitario.


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