La Gioconda y otras seis obras que sufrieron cortes, golpes de martillo y ataques

Lo del domingo, el cuadro de Leonardo da Vinci manchado con crema en el Museo parisino del Louvre, fue uno de los tantos actos de vandalismo contra el arte. Repasamos otras agresiones a la Mona Lisa y a otras seis obras a lo largo de la historia

La imagen ya la vimos: el vidrio que recubre La Gioconda, la pintura más famosa del mundo, toda enchastrada con crema después de que un hombre disfrazado con una peluca, se levantara de una silla de ruedas y manchara el cristal.
No fue la primera vez que el célebre cuadro de Leonardo da Vinci, el más visitado del museo parisino del Louvre, fue víctima de vandalismo.


Ayer, la fiscalía de París indicó que se abrió una investigación por “intento de degradación de un bien cultural” y que un hombre de 36 años ingresó el domingo en la enfermería psiquiátrica de la prefectura de policía.
La Mona Lisa ya fue objeto al menos de dos ataques en el pasado. Uno de ellos ocurrió en diciembre de 1956, cuando una persona boliviana le lanzó una piedra y le dañó el codo izquierdo. A partir de entonces, se instaló un cristal para protegerla. El otro ocurrió en agosto de 2009, cuando una turista rusa fue detenida por lanzarle una taza de té vacía. El museo explicó entonces que la taza se rompió contra el cristal de protección, que se rayó ligeramente.


La Gioconda no está sola



A otro celebre cuadro, el Guernica de Picasso, le fue peor. En 1974, mientras estaba expuesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el comerciante de arte Tony Shafrazi escribió sobre el lienzo las palabras “Kill Lies All”. Su garabato fue hecho en pintura roja de spray, mientras gritaba: “Yo soy un artista y quiero decir la verdad”. Años más tarde Shafrazi explicó que su intención era renovar la obra y darle vida. La obra se arregló inmediatamente y no quedaron rastros del daño.


Otro Picasso malherido, también en los Estados Unidos, fue “Mujer en un sillón rojo”, que estaba expuesto en la Menil Collection en Houston. Un joven, Uriel Landros, de 22 años roció con aerosol la pintura , escribió la palabra conquista, se filmó y lo subió a Youtube.

Landros estuvo prófugo en México unos cuatro meses y luego se entregó. “Siento haber insultado a cualquiera que haya malinterpretado mi mensaje”, dijo. “Hice esto para llamar la atención, para generar consciencia en el mundo… nosotros, como sociedad, nos hemos convertido en nada más que una sociedad corrupta, que hace la guerra, asesina y viola”, agregó. La pintura fue restaurada.


Mucho más atrás en el tiempo, en 1914, la sufragista Mary Richardson le hizo siete cortes con un cuchillo a “La Venus del espejo”, de Diego Velázquez, expuesta en la National Gallery de Londres. Su acción fue aparentemente provocada por el arresto de la compañera sufragista Emmeline Pankhurst el día anterior, Richardson fue sentenciada a seis meses de prisión, el máximo permitido por la destrucción de una obra de arte.​ En una declaración que hizo al Sindicato Político y Social de Mujeres poco después, Richardson explicó: «He intentado destruir la pintura de la más bella mujer en la historia de la mitología como una protesta contra el Gobierno por destruir a la Sra. Pankhurst, quien es la persona más hermosa de la historia moderna.”


También la Piedad, de Miguel Ángel fue semi destruida. El 21 de mayo de 1972, un geólogo australiano, Laszlo Toth, golpeó el rostro y uno de los brazos de la Virgen con un martillo, mientras gritaba ¡Yo soy Jesucristo!. Aunque rápidamente fue reducido, a estatua sufrió graves daños: rompió el brazo izquierdo y el codo de la Virgen además de su nariz y los párpados.


La restauración se inició casi de inmediato, después de un período de estudio, y se llevó a cabo mediante la reintegración de los fragmentos originales, así como una pasta hecha de pegamento y polvo de mármol. Se llevó a cabo en unos laboratorios cerca de los Museos Vaticanos, gracias a la existencia de dos réplicas.


Desde entonces, la Piedad está protegida por una pared de vidrio especial a prueba de balas.
Al Danae, de Rembrandt, también le provocaron heridas profundas. En 1985, un visitante del Museo Hermitage de San Petersburgo, sacó un cuchillo y empezó a cortar el vientre y los muslos de la mujer retratada. Luego roció ácido sulfúrico al lienzo, así que la pintura original se corrió. La restauración tardo doce años.


Otro Rembrandt tuvo que recurrir a la Inteligencia Artifical para subsanar el desastre que le hicieron 300 años atrás.
Rembrandt pintó “La ronda de Noche” en 1642 por encargo de Cocq, el alcalde y líder de la guardia cívica de Ámsterdam, para representar a los oficiales y otros miembros de la milicia. Después de estar colgada en el club de los guardias cívicos durante 73 años, la pintura fue trasladada al Consistorio de la capital holandesa, donde estaba destinada a colocarse entre dos puertas, pero no “encajaba”.
“La gente que lo trasladó decidió cortarlo y, realmente, tomaron las tijeras y lo hicieron por los cuatro lados”, contó el director del Rijksmuseum, Taco Dibbits.


Las tiras que se cortaron nunca se encontraron. Fue el primero de los muchos ataques sufridos por “La ronda de noche”. Un hombre llegó a apuñalar el cuadro en 1911; luego, fue escondido en un búnker cuando la Alemania nazi invadió los Países Bajos, fue acuchillado en 1975 y fue rociado con ácido en 1990.
La reconstrucción de las piezas que faltan fue posible gracias a una pequeña copia realizada en el sigo XVII por el artista Gerrit Lundens.


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