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Plantas autóctonas: Cuscuta, la “planta vampiro”

Repasamos esta particular especie autóctona, que parasita otras plantas, de la mano del biólogo Hernán López.

Como ya es costumbre todas las semanas, llega el momento de repasar nuestras plantas nativas. En esta oportunidad, y de la mano del biólogo Hernán López, del Jardín Botánico de Plottier, trataremos la “Cuscuta”, una especie bastante particular y curiosa.


El género de esta planta es, efectivamente, Cuscuta; y es miembro de la familia de las Convolvulaceae, que comprende 160 especies en el mundo de las cuales 26 crecen en Argentina. En Neuquén se encuentra 3 especies del género: Cuscuta campestris Hunz, Cuscuta indecora Choisy y Cuscuta chilensis Ker Gawl.

Se la conoce comúnmente con los nombres “Cabello de ángel” o “Cuscuta”. Esta variante suelen parasitar especies de Fabaceae. En época estival se la suele observar en el Jardín Botánico de la ciudad de Plottier.

“La planta contacta a la especie hospedadora mediante estructuras especializadas denominadas haustorios, que se introducen en los tejidos de la otra especie, y toma los azúcares elaborados para su nutrición”, explica López. Se suelen ver las plantas hospedadoras rodeada de filamentos amarillentos de la especie parásita.

Además suele ser una planta que ataca los cultivos de alfalfa, por lo que es combatida su presencia para evitar pérdidas en la producción.

Así como los vampiros, animales mamíferos del orden de los Quirópteros que son hematófagos (es decir se alimentan de las células de los fluidos animales), esta especie autóctona es una planta que a diferencia del común de las otras, no realiza la fotosíntesis para su nutrición. Según explica López, “al igual que los vampiros, se alimentan de los fluidos de otros seres vivos, o sea, esta especie se alimenta de los azúcares producidos por otras plantas”.

Son hierbas parasitas, no tienen clorofila ni raíces, y crecen sobre otras plantas “húespedes”.


“Se trata de hierbas parasitas, sin clorofila ni raíces y crecen sobre plantas hospedadoras leñosas y herbáceas”, señaló el profesional. Los tallos de la Cuscuta son sinuosos y volubles, filiformes o formando filamentos, de color amarillentos y verdosos, casi sin hojas.

En caso de que estas plantas presenten hojas, suelen ser “reducidas a brácteas muy pequeñas. Las inflorescencias son cimosas y las brácteas son sésiles, naviculares y carenadas”, según la descripción botánica del experto. Las flores se presentan actinomorfas, perfectas, normalmente con 5 pétalos. Los sépalos de prefoliación quincuncial, soldados en la base y la corola es gamopétala o fusionada, pentalobada, blanquecina o con manchas moradas o marrones, de prefloración imbricada, la cual lleva 5 escamas en la base de los estambres que, usualmente fimbriadas, rara vez ausentes y generalmente soldadas a ellas formando una corona.

Estas plantas silvestres cuentan con 5 estambres alternos con los lóbulos corolinos, inserto en el borde o en la cara interna del tubo corolino. Poseen dos ovarios, carpelar y dos locular, con dos óvulos por lóculo. También presenta un fruto dehiscente, glabro, deprimido y 4 semillas, glabras.


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