¿Por qué criticamos tanto?

¿Cuestionamos las acciones de otros para soportar la propia frustración? Esas preguntas responde la psicopedagoga Laura Collavini

Por Laura Collavini

lauracollavini@hotmail.com

Soy adulta y mi mamá me sigue preguntando si estoy alimentándome bien cuando estoy débil y me reta si me mando alguna macana.
Con el tiempo aprendí a honrar esos gestos.


Lejos de sentirme controlada entendí que es un acto reflejo, imposible que una madre pueda dejar de cuidar. No importa si nos tratan de pesadas, metidas o desubicadas. Es naturaleza. Tal vez no de todas, pero la mía sí. Evidentemente me gustó eso y lo tomé.


Cuido a todo y a todos. Claro que más a mis hijos. Practico como es eso de tomar distancia, dejar ir, volver, escuchar, desentenderme, soltar. También que existo más allá de la maternidad. Aprendo a diario a manejar las distancias.


Con el tiempo también aprendo a cuidar de mí.
Entender que la vida es finita. Cuidarme también es comprenderme.


Refugiarme para escuchar a mi alma que siempre tiene alguna verdad sin ser descubierta, un juego sin inspeccionar o una sensación para explorar.
Superé la sensación de desencajar.


Ahora sé positivamente dónde lo hago y por qué, dónde debo callar, sonreír, como dice una amiga, soy políticamente correcta. Me gusta serlo.
Para qué andar gritando o discutiendo cosas que otro no quiere o no puede escuchar. No soy dueña de la verdad, pero sí lo soy de mi forma de vivir.


Soy, orgullosamente, sapo de otro pozo, oveja negra.
Ando saltando de pozo en pozo porque estar en uno solo me resulta aburrido. Hay tanto para explorar…
Las ovejas negras son así, diferentes. Aunque la verdad, todos lo somos. Pero en ocasiones, esa imagen me viene a la perfección.

Eso de “ser parte” está buenísimo, se siente un calorcito en el alma, sin embargo, también es interesante el registro que todo es cíclico, lo que hoy me hace bien, tal vez mañana no.
Admitir esos cambios no es sencillo.
Entendí que la opinión de otros sobre mí y la mía acerca de los otros es normal y tal vez, necesaria.
Necesitamos parámetros, espejos. Cuando decimos “yo no soy así” o “yo me siento así” son formas de reconocernos.


También aprendí a diferenciar la opinión de la crítica. Esta última cuando no es pedida, es nociva. Lo ejemplifico en esta conversación donde al menos, existen tres voces que identifico: Otro, mi voz interna y mi voz.
Otro: Nena… Vos no parás nunca…
Mi voz interna: Claramente no puede moverse demasiado.
Mi voz: Tranqui. La que no para soy yo, vos podés descansar si querés.
A esta altura me cuestiono por qué debo dar explicaciones cuando hago algo. Si no lastimo a nadie, por qué responder a cuestionamientos.


¿Cuestionamos las acciones de otros para soportar la propia frustración?
Otro: ¿Por qué no comés carne?
Mi voz: No me gusta comer animales
Otro: Vas a estar anémica
Mi voz: Mis estudios dan bien.
Otro: Yo no puedo dejar de comer carne.
¿Tal vez juzgamos aquello que no logramos superar?
Alejarse de gente tóxica es un proceso muy sanador.


Aquellos que consciente o no intentan depositar de carga negativa a la vida de otros. Interviniendo con gestos, acciones, creando inseguridad.
Sus expresiones de desesperación por la propia vida que no pueden manejar me provocan cierta compasión.


Igual la distancia es una buena medida.
Hacernos cargo de nuestros enojos, de lo que no nos gusta, decirlo, dejar que circule el malestar para dejar rodar y modificar, decir “no quiero”, elijo, ahora no sé.
Conectarse con la propia realidad que no es “aquello que tengo que hacer”, sino solo respirar.
Al hablar de salud podemos referirnos a esto. Limpiarnos. Encontrarnos, refugiarnos. Distanciarnos.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios