En la costa del río Neuquén es el Lollapalooza del metal

Los cultores del rock duro llegaron a Vista Alegre desde Viedma o el sector cordillerano, invitados de Buenos Aires y bandas de la zona dieron rienda suelta a los diferentes estilos: power metal, dead metal, trash metal, heavy metal y hard rock variado.

La octava edición del encuentro metalero se da cita en Vista Alegre, con un escenario al aire libre durante dos días, a la vera del río Neuquén en el sector de costa de esta joven localidad.

Los recitales de cada banda arrancaron a las 16 y tocaron hasta la medianoche.

Si el viento lo permitía, después del último show se armaban los “fogones” y arrancaba la zapada (improvisación colectiva). Los músicos de otras bandas, que esta vez no tocaron, pero podrían estar en una próxima edición.

“Hay amigos que llegaron desde Buenos Aires, desde Mariano Moreno; muchos ya pasaron por el escenario y me preguntan cuándo subirán otra vez; pero tratamos que no se repitan”, explicó Charly Mikeska, líder de Wisconsi y motor de los festivales.

Lo que nació como una zapada de metal pesado que cerraba cada cumpleaños en la casa de Charly, devino en un festival autogestionado, con un escenario, sonido, la reserva de espacio en un lugar donde se pueda acampar, sanitarios, contratación de seguros, ambulancia y las normas mínimas para un encuentro de unas 2.000 almas que llegan y se van en los dos días de espectáculo. Hasta se lograron declaraciones de interés municipal y de interés legislativo.

Para la selección de los grupos, los músicos remitieron material grabado. “Les pedimos esto porque habla un poco de la seriedad o continuidad del grupo, y nos sirve para la promoción en las radios los días previos”, explicó Mikeska.

Para no quedar mal con el público, se les exige una “trayectoria comprobada” de al menos 5 años. Hace un año que comenzaron los preparativos para reeditar el encuentro metalero.

Desde Viedma Barloventos se subió al escenario negro calavera con los sones del folck metal y desde la cordillera los mapuches metaleros Awcan darán rienda suelta a su metal bilingüe.

Serpentor, el invitado para el cierre de hoy, viajó desde Morón para participar del Charly Fest.

Vienen por sus propios medios y en el festival se los atiende con la mejor predisposición y la comida.

“Hay muy buenas cosas y se busca que los géneros sean de lo más variado posible dentro del metal y el rock pesado: los de folck metal tocan con violines y acordeones; desde Junín de los Andes los Awcan hacen temas bilingües y otros cantados todos en mapuche; suenan buenas cosas porque la idea es que el público no escuche 10 horas el mismo tipo de música”, explicó.

“Lo que uno siente por dentro es pura emoción. Es el esfuerzo compartido no solo de los que trabajaron todo el año para que esto salga de lo mejor, sino que se siente el abrazo del público y la mejor desde arriba del escenario. La satisfacción es que la gente siempre se va con una sonrisa, contenta, con ganas de volver otro año”.

Pasión de Caballo Salvaje en el escenario del Charly Fest.
Oscar Livra

Charly Mikeska cultivó la música en su casa y ahora, en la costa, recibe a todo el país.
Oscar Livera

El nombre era una expresión de los personajes de “Los tres chiflados” para describir algo extraordinario o inusual, utilizado luego por los músicos en festivales.

Del jardín a la costa

Los invitados de este encuentro

Algunas bandas de las que habían confirmado su participación, no pudieron coordinar el viaje; pero finalmente el escenario se nutrió con 16 grupos. algunos de tres o cinco músicos, otros más complejos.

Arrancaron Odisea, Serpica, Paria, DMB, Ansiedad, Monasterio y Caballo Salvaje el sábado. La grilla para hoy prevé a Barloventos a partir de las 16, seguido por, Encarne, Utopia, El Rayo, Awkan, Wisconsi, Sobreviviente y Serpentor.

“Siempre el orden se hace por sorteo, los únicos que no son sorteados somos los Wisconsi, que algún beneficio tenemos que tener como organizadores; y el que cierra, que en este caso son Serpentor”, explicó Charly Mikeska.

El horario temprano a la tarde es importante “porque es un evento para todos, muchos vienen con sus hijos”, dijo.

La familia del rock pesado se reencuentra

Más allá del sonido y la distorsión como parte del show, el Charly Fest se transformó en una oportunidad de reencuentro con amigos, de intercambio de músicos y de música, venta de material de las bandas y una especial interrelación de familiares que no son metaleros, pero siempre participan.

“En nuestro caso que es el público del metal, la gente va en familia. Disfruta desde el bebé en brazos, hasta los integrantes de la tercera edad que acompañan a sus hijos o sus nietos que tocan”, explicó Charly Mikeska.

Detalló que hay quienes viajan con la banda o simplemente forman parte de la caravana de cultores del rock duro, que cuando se enteran de que se hace el festival, allí están.

“Un artista quieren que sus hijos sigan sus pasos, por eso también hacemos ese horario de alrededor de las 16 en adelante. A esa hora arranca el show para que sea familiar, y tipo 0.30, con la primera noche, sale el fogón interactivo”, detalló.

Las dos últimas ediciones se organizaron en el campo de destrezas Sixto Oses; antes fue en un campo en Planicie , pero el traslado del escenario y la infraestructura fue muy trabajoso.

Datos

El nombre era una expresión de los personajes de “Los tres chiflados” para describir algo extraordinario o inusual, utilizado luego por los músicos en festivales.
52 bandas
pasaron por el escenario del Charly Fest desde que el encuentro metalero dejó el jardín de la casa Mikeska.

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