En los hechos, ya hay dos PJ en Cipolletti

Los "leales" - el antiarriaguismo - se separaron de la Unidad Básica.

CIPOLLETTI (AC).- Se agudizó ayer la crisis que vive el PJ de Cipolletti.

El sector «leal» decidió funcionar en forma autónoma a la conducción de la unidad básica que ejerce Adolfo García Barros (foto1).

García Barros, el presidente del Concejo Deliberante Fabián Gatti y el dirigente Jorge Bardegia, lideran un sector del justicialismo que alienta al partido a no divorciarse de los designios políticos del intendente Julio Arriaga.

Arriaga militó en el MPP. Pero acaba de abandonarlo para afiliarse al Frente Grande e intentar cumplir con el anhelo de ser candidato a gobernador por la Alianza en el 2003.

Vía una declaración emitida ayer, los «leales» denuncian el «virtual vaciamiento que pretenden realizar algunos iluminados para favorecer alternativas extrapartidarias».

En consecuencia se disponen a trabajar de manera autónoma de la unidad básica que dirige Barros, y habilitar un nuevo local que «contenga y canalice las ansias de trabajo y militancia de la inmensa mayoría de los afiliados».

La declaración lleva como Título «Nuevo espacio peronista». Está respaldada por los secretarios de la Unidad Básica Gustavo Neto, Alipio Quijada y Nelson Christensen, los congresales Juan Carlos Nieva, Salvador Aparicio y Jorge Martínez, y el dirigente Fermín Alvez, un hombre enrolado en la corriente partidaria que lidera el diputado Miguel Pichetto

Se sabe además que la declaración recibió el respaldo del ex rector de la Universidad Nacional del Comahue y ex candidato a vicegobernador de la provincia, Pablo Bohoslavsky (foto2).

Bohoslavsky milita hoy en la lista Naranja, liderada por Pichetto y el diputado nacional bonaerense Carlos Soria.

Así, con su determinación de ayer, los «leales» ya no aceptan la jefatura orgánica de García Barros, cuyo respaldo a Arriaga – al igual que Fabián Gatti – está siendo analizado por el Tribunal de Disciplina del JP.

Desde ayer los «leales» reconocen únicamente la autoridad de dirigentes y congresales «que han reiterado su compromiso de trabajo en favor del peronismo cipoleño».

En sus críticas sostienen que en el justicialismo local falta debate interno y que no hay un espacio físico para los que quieren un peronismo «moderno y confiable».

Y como no quieren «dar por el pito más de lo que el pito vale» -según graficó ayer uno de los promotores de la reacción contra García Barros-, se resolvió dar por terminada toda polémica pública «con aquellos representantes institucionales que lejos de trabajar por ensanchar la base electoral del PJ, se dedican mediáticamente a menoscabar a nuestros dirigentes y son funcionales al proyecto del Frente Grande y la Alianza en Río Negro».

De tal forma anunciaron que van a generar un «fuerte compromiso y apoyatura de trabajo» con los concejales -no los nombran, pero se trata de Francisco Moscardi y Fernanda Farrell- «que han demostrado lealtad a su origen partidario y trabajan en la agenda de temas comprometidos con la comunidad».

Todo este dime y direte tiene su historia. Comienza en los primeros días de diciembre cuando García Barros y Gatti declaran que tras las sucesivas derrotas que a lo largo de la transición viene sufriendo el PJ en su aspiración de llegar a la gobernación, creen que llegó el momento de «construir un liderazgo claro que permita contener y ser una instancia clara de gobierno para la comunidad».

Y señalaron que si es voluntad de Arriaga proyectarse para gobernador, el PJ debe analizar la posibilidad de apoyarlo.


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