En pocos años se desmontaron 4.000 hectáreas de frutales en Valle Medio

La imagen es desoladora. En la zona rural de Lamarque en campos de un reconocido establecimiento frutícola, se apilan centenares de plantas de manzanas y peras taladas al ras del piso. Plantas tiradas, amontonadas, incluso con frutas y trampas para carpocapsa. Es, sin dudas, una muestra de la debacle en la que ha ido cayendo de manera sistemática, sin freno, la actividad en la región.

Para el presidente de la Cámara de Productores del Departamento Avellaneda, Juan Oller, “año tras año se ha ido perdiendo mano de obra. En la zona se ha perdido el 50% de las chacras frutícolas”. Oller sostuvo no tienen “un cálculo exacto de los puestos de trabajo que se han perdido. Pero teníamos cinco fábricas tomateras y nos queda una sola. Había más de 20 galpones de empaque y sólo nos quedan 5”. Agregó “entre Lamarque y Pomona se ha perdido casi el 100% de las chacras frutícolas, son muy pocas las chacras que han quedado. Realmente es catastrófico cómo viene cayendo la fruticultura y la horticultura. Perdimos más de 4 mil hectáreas de tomate”.

“En sólo una chacra de 20 hectáreas de frutales se pierden 20 puestos de trabajo. Cuando se planta alfalfa, lo maneja una sola persona. Y sólo hablando de mano de obra directa hablamos de miles de puestos de trabajo. Y lo que hacemos es materia prima, se debe calcular lo indirecto, es decir la gente que hace cajones, papel, empaque, frío es una gran rueda que circula alrededor de una misma actividad”.

La reconversión hacia la alfalfa tiene un impacto social enorme, porque se trata de un cultivo que no genera mano de obra en la misma magnitud que la fruta.