El regreso de las verdaderas mujeres de «And Just Like That»

Después de una primera temporada sin mucho brillo, el regreso de “And Just Like That” demuestra por fin de dónde vienen esas mujeres de más de 50 que siguen siendo “revolucionarias”.

Cuando el año pasado se emitió la primera temporada de “And Just Like That”, las ex “mujeres desprejuiciadas” de “Sex and the City”, parecían haber sufrido una lobotomía. Ya no eran modernas, ni audaces, ni desprejuiciadas. Parecían haber despertado de una larguísima hibernación, asombradas de los cambios del mundo. Pero esta vez, esta segunda temporada demuestra de dónde vinieron aunque no sepan con precisión adónde van. Bienvenidas.


Ahora sí, Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) y sus dos amigas, Miranda y Charlote ( Cynthia Nixon y Kristin Davis, respectivamente) son una mujeres de más cincuenta años en Nueva York, rodeadas de nuevas amistades y de los nuevos conflictos y cuestiones que traen la edad, la maternidad con hijos adolescentes, las relaciones afectivas, en este siglo y a esa altura de la vida.


Ya no más explicaciones para inexpertos o principiantes sobre la diversidad, ya no más traspiés por exceso de corrección política, o por puestas a punto con la tecnología. Los guionistas parecen haberse dado cuenta -al fin-, que estamos todos con los pies en el mismo plato, así que mejor avanzar. Y es justamente en ese avance donde todas logran volver a ser fieles a sí mismas y a sus personajes.


Carrie Bradshaw superó el duelo por Mr. Big, muerto sorpresivamente en el primer episodio de la primera temporada, escribió un libro sobre el tema, y no sólo tuvo algunos romances sino que volvió a escribirle al más querido de sus ex: Aidan, el hombre con el que estuvo comprometida y al que dejó para vivir su gran romance con Big, allá lejos y hace muchos años. Pero lo mejor, además de esa acelerada puesta a punto con el hombre que logró llevar a Carrie una vez al campo ( y que vuelve a hacerlo ahora), es lo que ocurre en los márgenes del amor.


Porque “Sex and The City” primero y “And Just Like That “ después, es cierto, giran alrededor del sexo en la ciudad, pero el alma del programa es la amistad entre esas mujeres y eso, ha vuelto a ocurrir.


Después de un almuerzo en el que las cuatro (a las tres originales, en esa escena, se sumó Nia, la ex profesora de Miranda, mientras se espera el promocionado cameo de Samantha Jones), Miranda y Carrie hablan sobre relaciones, sobre la incertidumbre de Miranda en relación a su sexualidad luego de separarse de Che, y entonces Carrie hace la pregunta que ha flotado desde hace años: “¿Mr. Big fue un gran error?” y vuelve, mágicamente a ser ella, con sus dudas, y los planteos que hacen de la serie algo más sustancioso que el bello e inaccesible desfile de ropa que siempre, también, fue.


Pero no es sólo Carrie. Charlotte (el personaje más conservador y más fiel a si mismo en todas las temporadas), descubre, tras probar por error un brownie hecho con marihuana, que ha llegado a su límite: que ya no quiere ser la madre abnegada de dos hijas adolescentes que ya casi no la registran, ni quiere ocuparse exclusivamente de su perro: quiere volver a trabajar y desarrollarse, a sus 56. Y en una secuencia que puede parecer superficial pero que habla bastante de las exigencias impuestas o autoimpuestas a las mujeres, se compra un vestido (la escena con la vendedora de 25 años que le trae un vestido suelto es muy graciosa) que ella cree que le marca demasiado la panza así que se pone no una sino dos fajas para “lucir mejor”, aunque se sienta asfixiada. Y cuando llega al trabajo y se encuentra con tres mujeres más jóvenes entiende rápidamente que no es por su peso por lo que van a juzgar.


Y luego está Miranda que por suerte, también, volvió a ser la mujer resuelta que siempre fue. Con Steven, el marido del que finalmente se va a divorciar, y con Che, de quien se enamoró profundamente y con quien descubrió su sexualidad (o empezó a descubrirla).


Los planteos alrededor del cuerpos, la menopausia, el deseo, la carrera, los matrimonios, las diferencias generacionales, la edad, el edadismo en todas las direcciones, el duelo, la necesidad de seguir progresando, buscando, o manteniendo metas: “And Just Like That” encontró nuevamente en las conversaciones entre amigas los asuntos que, más allá y más acá de las relaciones que tenga cada una, siguen dominando la conversación no sólo de esas chicas de la ciudad que maduraron en la pantalla, sino del público que las sigue, desde este lado y sin ropa inaccesible de moda.


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