Escritoras asesinadas Parte II
Seis meses después de la aparición del libro "Cuando las cosas malas ocurren con un buen bikini", su autora, Helen Bailey, desapareció junto a su perro. Durante tres meses el paradero de la autora de “Noche de fantasmas y otras aventuras” fue un misterio hasta que descubrieron una fosa debajo del garaje.
«Cuando las cosas malas ocurren con un buen bikini» es el último libro de la escritora británica Helen Bailey, famosa por sus novelas y cuentos para chicos y adolescentes, con personajes como Valeria Varita, Rosa Mariposa o Electra Brown. Sin embargo este libro publicado en el 2015 es bien diferente en temática ya que surge del duelo realizado por la pérdida de su marido en el mar de Barbados. Atravesar ese desconsuelo fue posible gracias a un blog (Planet Grief) que la escritora creó y que sirvió para intercambios de experiencias con quienes estaban en situaciones similares. Con ese material se construyó el libro que contiene una curiosa dedicatoria a la nueva pareja que conoció por internet: “Y por último le dedico este libro a mi Viudo Espléndido de Pelo Gris, Ian Stewart: te amo. Eres mi final feliz”.
Seis meses después de la aparición del libro, Helen Bailey desapareció junto a su perro. Durante tres meses el paradero de la autora de “Noche de fantasmas y otras aventuras” fue un misterio hasta que descubrieron una fosa debajo del garaje. Posiblemente el motivo fue la fortuna de Helen; lo cierto es que Ian Steward lejos de ser su final feliz fue su final trágico.
Hay otros casos de femicidio por parte del circulo íntimo de algunas escritoras. Simona Monyová, autora checa, escribió una serie de novelas que hablaban de la violencia de género, pocos sabían que esa escritura provenía de su experiencia y que quizás fuese una forma de pedir ayuda. En agosto de 2011, su marido y propietario de la editorial donde ella publicaba llevó al extremo esa violencia.
Hace años conocí varios poemas y la figura de una resistente mujer que le ponía el cuerpo a la escritura en Afganistán, en condiciones casi de esclavitud: su nombre, Nadia Anjuman. Alguno de sus versos: “Cuando las palabras son veneno para la lengua, ¿para qué probar?/(…)Nadie en ningún lugar se da cuenta o le importa si/ lloro, si me río, si muero o sigo aquí,/ en la celda de este cautivo con pena y remordimiento./ Por qué vivir, si mi lengua está sellada, todavía…”
A Nadia Anjuman le sellaron definitivamente la lengua en 2005; sus poemas son una brasa caliente contra un mundo injusto.
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