Este viernes y sábado: Música para Volar recorre la obra de Cerati, sinfónico y a la carta

El proyecto rosarino se presentará en el Cine Teatro Español de Neuquén con una propuesta ambiciosa que incluirá un ensamble sinfónico y coro polifónico dirigidos por el Maestro Pablo Sobrino. Entrevista con José Matteucci, baterista y voz principal.

Comfort y música para volar” fue el nombre del disco que, en 1996, registró aquella maravillosa experiencia electroacústica que Soda Stereo ofreció para el por entonces original y hoy célebre ciclo de shows latinos de la MTV Latina de los años 90.

En 2012, un grupo de talentosos músicos rosarinos presentó en su ciudad un show basado en aquel disco de Soda y fue un exitazo. Por eso, lo repitieron. Y fue otro exitazo. Por lo que aquel grupo de músicos reunidos ocasionalmente para tocar ese disco de Soda, y que no tenía nombre porque se suponía que sólo se reunirían esa vez y no más, decidieron seguir bajo el nombre “Música para volar”.   

El proyecto, que este año cumplirá diez con múltiples shows alrededor de la música de Soda Stereo y la figura de Gustavo Cerati, regresa a Neuquén para dos shows, este viernes y sábado en el Cine Teatro Español, sinfónicos y a la carta porque, no por nada, le quitaron el confort al nombre del proyecto. Porque siempre están saliendo de cualquier zona de confort y esta vez la hoja de ruta está en manos del público.

“Estuvo rebueno. Tremendo lo de ayer”, dice, entusiasmado, José Matteucci, al teléfono desde Rosario, sobre el show del viernes pasado, punto de partida de la gira que los traerá pasado mañana al Alto Valle.   

Baterista, voz principal y, de algún modo, aunque se trate del baterista, frontman de Música para Volar, aquel grupo ya no ocasional que, desde sus orígenes completan, Julieta Sciasci (bajo), Alexis Thompson (guitarra) y Bruno Moreno (teclados y encargado de todos los arreglos), Matteucci, se entusiasma con este show porque marca también un regreso al espíritu sinfónico que siempre tuvo el proyecto.  

“Es un show muy potente”, destaca el músico en diálogo con RÍO NEGRO, “Este espectáculo implica volver a tocar con todo porque estuvimos haciendo recitales sinfónicos solo con orquesta porque no podíamos tener al coro en escena por una cuestión de protocolo. Ahora volvimos a ser 50 músicos arriba del escenario de un teatro, porque hemos hecho cosas al aire libre, sinfónicos al aire libre, pero sin coro y fuera del teatro. Lo que tiene el teatro es que el público escucha mejor y nosotros escuchamos mejor al público. Nos aturdimos de aplausos, fue muy potente”, dice, refiriéndose otra vez al concierto del viernes pasado.  

Respecto de la escala neuquina de la gira, Matteucci adelanta que estarán acompañados por un ensamble sinfónico armado por el Maestro Pablo Sobrino. “Algunos de sus miembros son parte de la Sinfónica del Neuquén, pero otros no”, aclara el baterista. “Esto tiene que ver con que nuestro ensamble no es exactamente una orquesta sinfónica porque incluye instrumentos normalmente no aparecen en una orquesta sinfónico como por ejemplo los saxos”.   

Respecto de tener que interpretar una lista de temas elegidos por el público, Matteucci reconoce que le sorprendió la elección de ciertos temas -que por supuesto mantuvo en secreto- para nada habituales en shows tanto de Soda como propios. “Imaginábamos que iba a terminar dándose una lista de puros hits. Sin embargo, aparecieron peleando los primeros puestos ciertos lados B. Va a quedar un espectáculo que combina canciones hiperpopulares que todos quieren escuchar con otras que evidentemente también, pero que no suelen estar en las listas populares de canciones de Soda, lados B que evidentemente tenemos ganas de escuchar y compartir en este tiempo”.   

La idea de ofrecer show a la carta le quitó de las manos el control de algo que las bandas suelen decidir en muy puertas adentro: la lista de temas. Para Matteucci, es, justamente, es lo interesante: “Resultó un proceso muy enriquecedor porque nos sacó de una zona de confort, nos lleva a tocar música que obviamente conocemos pero que no tenemos pasada por el cuerpo”. 

Si algo caracteriza a Música para Volar y, acaso sean una de las claves de su éxito, es que cada show es un relato musical apoyado por intervenciones audiovisuales que dan un sentido a lo que están tocando. Así, la música de Soda, ya no tocada por Soda, sino interpretada por estos cuatro músicos se convierte en un show en sí mimo. El público ya no sólo va a ver un grupo que toca bien, muy bien, la música de Cerati, también va a ver a Música para Volar. “Con estas canciones, ¿qué historia podemos contar?, se pregunta Matteucci.  Ya veremos. 


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