Estrenan el documental sobre Cristian Benvenuto, el tatuador cipoleño considerado uno de los mejores del mundo

“Benvenuto. Un documental de la vieja escuela del tattoo”, que cuenta la vida y obra de este tatuador cipoleño que hizo escuela en el mundo, se estrena este fin de semana en el marco del Tattoo Kustom Show, la convención de tatuajes y tatuadores que se realiza en el Complejo Cultural Cipolletti.

Cristian Benvenuto fue un artista y su trabajo, una obra caminante. Lo primero es una afirmación que atraviesa todo el documental que lleva su nombre y lo segundo, son palabras de Beto Andrade, uno de los tatuadores entrevistados para dicho documental y quien mejor define cómo era Cristian como tatuador.


“Benvenuto. Un documental de la vieja escuela del tattoo”, es un trabajo audiovisual realizado por los cipoleños Facundo Bastreri y Gustavo “Bursi” Bustos sobre el también cipoleño Cristian Benvenuto, considerado uno de los mejores tatuadores del mundo.
El documental tendrá su estreno mundial este fin de semana en el marco del Tattoo Kustom Show, la mayor convención sobre tatuajes y tatuadores de la Patagonia que comenzó ayer en el Complejo Cultural Cipolletti y que seguirá hasta mañana.

Lalo Mir, quien fue entrevistado para el documental, muestra el tatuaje realizado por Cristian Benvenuto


“Benvenuto” tuvo su primera función este viernes, pero sólo reservada a familiares y amigos de Cristian Benvenuto, fallecido en 2014. Mientras que las de este sábado y el domingo, ambas a las 16, serán abiertas al público en general. Las entradas a la expo cuestan $500 por día y les dan a los espectadores el derecho a ingresar a la sala hasta completar su capacidad en cada una de sus funciones. Se pueden obtener a través de la boletería online https://ccc.cipolletti.gob.ar.


Por qué fue uno de los mejores tatuadores del mundo



Nacido en Cipolletti, en 1972, Cristian Benvenuto comenzó a tatuar en los primeros años de la década de los ‘90 en la casa que compartía junto a sus padres, Pocho y Paula, en el popular barrio cipoleño de las 1200 viviendas.
En aquel tiempo, tatuar, pero, sobre todo, tatuar en Cipolletti, era un trabajo artesanal. Y Cristian lo abordo como un arte y eso lo hizo ser el mejor entre los mejores del mundo.
“Era un tatuador de la vieja escuela”, dice Facundo Bastreri, en un diálogo con RÍO NEGRO. Y lo era porque, en un principio, la vieja escuela era la de su tiempo, un tiempo en el que no existía el transfer como técnica para llevar el dibujo a la piel. Es decir: había que dibujar sobre la piel.


Cristian fue cultor del free hand, por eso, para cuando el transfer se impuso, Cristian siguió dibujando sobre la piel porque, además de ser su técnica, ya era su arte y lo que lo distinguió en el mundo. A comienzos de los 2000 Cristian dejó Cipolletti y se mudó a Europa, principalmente a España, Suiza y Alemania, donde encontró su lugar en el mundo del tattoo y de la música, pues allí formó Puta Realidad, una banda que oscilaba entre el heavy, el punk rock y el hardcore.


Otro detalle sobre su trabajo era el manejo de las tintas y la cantidad de agujas que utilizaba para tatuar. Otra vez, lo que en un principio era el modo en que se hacían los tatuajes, luego, con la modernización de técnicas y tecnologías, Cristian se mantuvo fiel a la vieja escuela. «Era bastante doloroso a veces porque usaba muchas agujas al mismo tiempo, tenía que cubrir mucha superficie pero era la forma de lograr el primer plano de un rostro que cubriera toda una espalda. Hoy, eso era común, pero en la época de Cristina no era habitual semejante tatuaje y menos aún rellenado con tanta tinta negra», cuenta Bastreri.

Los realizadores cipoleños Gustavo Bustos (primero desde la izquierda) y Facundo Bastreri (primero desde la derecha), junto al tatuador suizo Filip Leu (tercero desde la derecha) y su familia, durante la filmación del documental, en Suiza.


Trabajó el black and grey como ninguno. Sus negros, además de ser intensos y profundos, eran (aunque deberíamos decir “son”) indelebles. Sus tatuajes aún siguen luciendo los tonos de negro como el primer día. “Cristian trabajaba con las tintas, era un estudioso de los métodos de la vieja escuela. Sus dibujos a mano sobre el cuerpo son únicos porque tenía en cuenta la anatomía de la persona a la que tatuaba y la parte del cuerpo en la iba a tatuar. Por eso, muchos tatuajes tienen movimiento”, comenta Bastreri, quien curiosamente no tiene tatuajes en su cuerpo.
Dos años después de ocurrida la muerte de Benvenuto, “Bursi” Bustos le comentó a Bastreri sobre el trabajo de Benvenuto y de lo que significaba para el mundo del tatuaje. Entonces, se pusieron a trabajar: viajaron por todos los lugares del mundo donde vivió y tatuó Benvenuto, entrevistaron a todos quienes lo conocieron, comenzando por los padres de Cristian hasta llegar a sus colegas y amigos europeos. Un relato coral que dimensiona el trabajo de un chic que empezó a tatuar en su casa paterna de las 1200 y llegó a ser el más célebre tatuador de su estilo.


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