Esplendor de oro y rojo en la Comarca Andina

Esta es la estación más hermosa en los valles cordilleranos protegidos. El tiempo y el paisaje parecen adormecidos en el amarillo y ocre de las hojas ya muertas, a la espera del invierno que todo limpia.

Junto a la bohemia de sus habitantes, el microclima de la Comarca Andina invita todavía a disfrutar del paisaje y las múltiples actividades de aventura y esparcimiento que se pueden desarrollar antes de la llegada de la nieve.

Los últimos destellos del amarillo de los álamos, el ocre de las lengas y el blanco de las cumbres de las montañas contrastan con el verde perenne de los bosques y el azul profundo de los lagos, dando un marco inconmensurable a los valles pintados con la policromía sureña –principalmente durante los días soleados–, compensando el esfuerzo de los visitantes que llegan para descansar en familia y complacerse con la buena gastronomía cordillerana.

A esta altura del año, las temperaturas agradables invitan a un paseo en lancha por el lago Puelo, una visita hasta El Maitén para subirse al Viejo Expreso Patagónico o animarse a una cabalgata por la costa del río Azul.

Otra de las excursiones recomendadas es llegar hasta El Bosque Tallado, a 1.400 metros de altura en las laderas del cerro Piltriquitrón y ya con fama internacional por sus 50 obras monumentales. Hay un camino para llegar con el auto hasta la plataforma de los parapentistas y desde allí hay que seguir por miradores desde donde se observa todo el valle de El Bolsón y los cordones montañosos hasta el límite con Chile.

Hay que sumar la posibilidad de disfrutar de las exquisiteces preparadas con frutas finas en El Hoyo; para llegar luego hasta el laberinto Patagonia (el más grande de Sudamérica), donde el desafío es sortear los intrincados y atrapantes caminitos compuestos por 2.100 cipreses. Si los chicos se quedaron con ganas de más aventuras, a la entrada de la localidad está el parque temático Arcosauria, con todos los animales de la Era del Hielo.

Un poco más al sur, siguiendo la Ruta Nacional 40, se arriba hasta el Parque Municipal Puerto Bonito, en las costas del lago Epuyén, donde además se pueden realizar caminatas que llevan a conocer lugares jamás imaginados como El Chalet, una construcción abandonada por un colono alemán que se enfermó y jamás volvió; trepar hasta el monasterio de unos “extraños monjes ermitaños” que habitaron el filo de la montaña o conocer la Piedra Pintada (pinturas rupestres de 1.500 años), que testimonian el paso de las tribus tehuelches en su derrotero de la meseta al mar.

Si aún queda tiempo, la propuesta es llegar hasta la misteriosa y siempre campesina Cholila, escenario de las aventuras de Butch Cassidy y su banda de pistoleros norteamericanos, además de disfrutar de “la mejor carne del mundo” en cualquiera de las parrillas del pueblo, donde seguramente se encontrará con lugareños deseosos de contarle alguna anécdota de los colonos.

Tampoco puede faltar una visita a los duendes, hadas y extraños seres de los cuentos: los parques temáticos Millán Lemú (bosque dorado), a pocos metros de la plaza de Lago Puelo; y Belenus, en el circuito Mallín Ahogado, dejarán encantados a chicos y grandes. Por allí cerca, camino a cascada Escondida, hay un parque acrobático con 12 juegos que cuelgan de árbol en árbol y que se ofrece como “la máxima diversión con el mayor respeto a la naturaleza, dentro de un entorno absolutamente seguro”.

En materia de entretenimiento nocturno, al casino del centro de El Bolsón hay que agregar un circuito de pubs, cervecerías artesanales y boliches donde es posible encontrarse con personajes del rock and roll y el folclore, más alguna obra under del buen teatro lugareño.

Antes de irse a dormir, siempre es recomendable un buen helado artesanal con gustos tan particulares como “mate cocido con tres de azúcar”, “calafate con leche de oveja”, “fernet con coca” o “Piltriquitrón nevado” (hay que probarlos todos), que se consiguen en las heladerías Jauja, Mitsky Cocoa y Saurios (de El Bolsón), o en la chocolatería de Lago Puelo.

Otro recorrido de interés incluye las cascadas y el circuito de Mallín Ahogado, con el Museo de las Piedras Patagónicas, donde le permitirán conocer una colección de meteoritos y la pirámide andina, además de “un auténtico corazón de cuarzo y viajar 160 millones de años atrás, cuando la Patagonia apenas comenzaba a latir”.

Un clásico

que no pierde vigencia

Algunos precios

$ 450

es lo que cuesta por persona un paseo por el lago Puelo hasta el límite con Chile. Dura alrededor de tres horas.

$ 60

en promedio sale un cuarto de kilo de helado artesanal. Vale la pena arriesgarse con sabores.

$ 225

cobran por una cabalgata de una hora hasta el Mirador del Azul.

Turismo activo

Caminatas, cabalgatas, rafting y mountain bike

El Bolsón también ofrece alternativas para hacer trekking hasta los refugios de montaña a través de una red de senderos bien señalizados por la Reserva Natural Protegida Río Azul Lago Escondido, que varían en dificultad y duración. Se pueden realizar excursiones de medio día, día completo o varias jornadas. Los lugares más visitados son La Playita, Cajón del Azul, El Retamal, La Horqueta, Los Laguitos, Encanto Blanco, Dedo Gordo, Natación, Hielo Azul, Lindo y Motoco (del lado chubutense). En auto se puede llegar al cerro Perito Moreno, con un complejo invernal dedicado al esquí y snowboard.

Se suman otras propuestas de aventura, como rafting y canyoning en el río Azul; caminatas en el cerro Amigo; escalada, mountain bike, cabalgatas; y otras tantas opciones siempre enmarcadas por fascinantes paisajes propicios para el safari fotográfico.

A resguardo todavía de los fríos más intensos, las localidades ubicadas al norte y al sur del paralelo 42° muestran el encanto irresistible del otoño.

Datos

Un párrafo aparte para la Feria Regional de Artesanos (funciona martes, jueves, sábados y domingos, desde las 11, en la plaza Pagano), con más de 400 puestos que ofrecen una increíble variedad de artesanías en madera y plata, productos textiles hechos con lana de oveja, talabartería, comidas y cervezas artesanales. Es el punto de encuentro de los “bolsoneros” y el lugar donde puede apreciarse la forma de vida de aquellos “hippies” que poblaron la zona a comienzos de los años 80.
A resguardo todavía de los fríos más intensos, las localidades ubicadas al norte y al sur del paralelo 42° muestran el encanto irresistible del otoño.

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