Comer manzana todos los días genera un gran cambio: cómo ayuda a tener la presión arterial bajo control

Su alto contenido en potasio, fibra y antioxidantes la convierte en una aliada clave para cuidar la salud cardiovascular.

En la lista de frutas que nunca faltan en una cocina, la manzana ocupa un lugar privilegiado. Su sabor, su practicidad y su versatilidad hacen que sea una de las más consumidas en el mundo. Pero más allá de sus cualidades culinarias, en los últimos años se ha puesto el foco en sus beneficios para la salud del corazón, especialmente en el control de la presión arterial.

Flavonoides y quercetina: los compuestos que marcan la diferencia


Diversos estudios científicos han encontrado que ciertos compuestos naturales presentes en la manzana, como los flavonoides y, en particular, la quercetina, poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Estas sustancias ayudan a mejorar la elasticidad de los vasos sanguíneos, favoreciendo una circulación más fluida y estable, lo que contribuye a regular la presión arterial.

El aporte del potasio y la fibra


Uno de los minerales más destacados en esta fruta es el potasio, esencial para el equilibrio de los líquidos en el cuerpo y para contrarrestar los efectos negativos del sodio, que en exceso puede elevar la presión. Además, su contenido en fibra soluble, especialmente en forma de pectina, ayuda a reducir los niveles de colesterol malo (LDL), sumando otro punto a favor de la salud cardiovascular.

¿Cuánto deberíamos comer?


Según recomendaciones internacionales, como las de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, una o dos porciones de fruta al día deberían formar parte de una dieta equilibrada. En el caso de la manzana, una unidad mediana aporta alrededor de 4 gramos de fibra, pocas calorías y un conjunto de antioxidantes que actúan en sinergia.

Para aprovechar todos sus beneficios, se sugiere consumirla con cáscara, siempre bien lavada, ya que allí se concentra una gran parte de los polifenoles y flavonoides.

Presión arterial: cuándo se considera normal


Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Sociedad Europea de Hipertensión coinciden en que los valores saludables de presión arterial rondan los 120/80 mmHg. Cuando se superan los 130/80 mmHg, ya se habla de una presión elevada, por lo que los controles médicos periódicos son fundamentales.

Una fruta con bajo índice glucémico


Otro punto a favor de la manzana es su bajo índice glucémico, lo que significa que no produce picos bruscos de glucosa en sangre. Esto la convierte en una opción ideal no solo para quienes buscan controlar su presión arterial, sino también para personas con diabetes o con riesgo de desarrollarla.

Más que una colación


Gracias a su capacidad para generar saciedad, la manzana también puede ser una buena aliada en planes de alimentación orientados al control del peso corporal. Esto se suma a su bajo contenido calórico (alrededor de 80 calorías por unidad) y a su nulo aporte de grasas y colesterol.

Salud pulmonar y otros beneficios


Estudios recientes también sugieren que el consumo frecuente de manzanas podría estar relacionado con una mejor salud respiratoria y un menor riesgo de enfermedades crónicas. Su efecto antiinflamatorio general y su capacidad para proteger las células del daño oxidativo explican en parte estos hallazgos.

Qué aporta una manzana roja


De acuerdo con datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, una manzana roja contiene aproximadamente 85% de agua, potasio, vitamina C y fibra dietética. Además, su cáscara concentra la mayor parte de sus antioxidantes, por lo que dejarla fuera implica perder parte de sus beneficios.

Incluir una manzana diaria como parte de la alimentación cotidiana puede ser un gesto pequeño pero poderoso para cuidar el corazón, regular la presión y proteger la salud a largo plazo. Como colación, en ensaladas o al horno, su presencia en la mesa sigue estando más que justificada.