Fantasía presidencial

Algunos de sus dichos llevan a creer que al presidente le atraen los desafíos más difíciles: “Nosotros queremos ser más que el peronismo”, “Vine a terminar con los odiadores seriales”, “Somos dos los que queremos cambiar el mundo. Uno está en Méjico, A. M. López Obrador” (el otro es A. F.), “Si se resuelve el problema de la deuda, el despegue de la economía argentina va a ser magnífico”, “Tenemos la posibilidad de construir otro capitalismo, más justo, más social, más ético”, “La pandemia es una oportunidad para repensar el capitalismo”, “Creo en un capitalismo que genere empleo e inversión”, “Odio hablar de planes económicos”, “Vinimos a resolver un problema que no creamos”…

Respecto a las medidas tomadas sobre la pandemia afirmó: “Dios me iluminó”, “Vimos lo que pasó en Europa e hicimos lo opuesto. Vimos lo que Estados Unidos no quiso ver y el resultado ha sido muy bueno”.

Luego de leer estos increíbles proyectos y promesas es inevitable plantearse si el presidente no estará haciendo una valoración desmedida de sus reales posibilidades, ya que son muchos los que lo ven solo como un mandadero de Cristina Fernández de Kirchner y otros, como el verdadero ministro de Salud Pública de la Nación. Entretanto, los otros problemas del país siguen existiendo y se agravaron, pero no merecieron su atención, fueron ignorados.

Cuando se comparan las grandiosas cosas que promete con los resultados buenos y concretos que hasta ahora puede exhibir su gobierno, resulta inevitable caer en la desesperanza. Sería bueno que el presidente controle su imaginación.

Humberto Guglielmin

DNI 10.401.180

Bahía Blanca


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