Fiestas «clandestinas» en el Alto Valle: mucho riesgo y pocas soluciones a la vista

La policía desbarató unas 11 fiestas en tres meses en la zona que va de Allen a Chichinales; y en la mayoría había adultos. En el mismo período, el municipio de Roca labró 32 infracciones por eventos sociales. Panorama y análisis en medio de la pandemia de covid-19.

Al filo de la segunda ola y luego de un verano con descenso en los casos reportados de covid-19 en las ciudades del Alto Valle Este, las fiestas o eventos sociales “clandestinos” siguen siendo un factor de preocupación y a la vez una realidad, en medio de la emergencia sanitaria.

El 2021 inició con restricciones y bajo el régimen de Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (Dispo) en Río Negro, que prohibía la mayoría de los eventos sociales en lugares cerrados. En Roca, algunos hechos trascendieron y fueron noticia, generando polémica en distintas zonas del ejido municipal.

El 1 de enero una fiesta en un aserradero con más de 60 personas irrumpió en la noche de Stefenelli con vehículos secuestrados y personas en estado de ebriedad. Días después, el encuentro con bandas en la isla 32 con unas 300 personas tuvo un final abrupto en horas de la madrugada del 10 de enero. A mediados de febrero, un supuesto evento en la residencia universitaria de la Facultad de Derecho y Sociales de la UNCo terminó con dos detenidas, entre unas 20 personas que se encontraban en el lugar.

LA COMUNA consultó a las autoridades competentes para conocer cuál es el panorama en cuanto cantidad y características de este tipo de infracción en lo que va del año, tanto en Roca como en toda la jurisdicción II de la Policía. En medio de constantes argumentos sobre la peligrosidad epidemiológica de las reuniones sociales, desde los Gobiernos se fundamenta que allí está la raíz de la mayoría de los contagios.

El subjefe de la Unidad Regional II de la Policía de Río Negro, comisario inspector Julio Gutiérrez, aseguró a este medio que de enero a abril han desarticulado al menos cinco eventos clandestinos en Roca, y en un total de once en toda la jurisdicción (de Allen a Chichinales). “Mayormente todos son cumpleaños de 15 personas para arriba, hemos llegado a tener 50 personas”, contestó el uniformado.

“Todos estos hechos se han realizado en mayor medida en la zona rural y sector de chacras. Mosconi, Gomez y chacras privadas”, dijo. Aunque también algunos han sido en la zona urbana de Roca como barrio Nuevo, donde tuvieron hace pocas semanas una fiesta de más de 45 personas con un herido de arma blanca.

Comisario inspector Julio Gutierrez. Foto: Juan Thomes

En las fiestas se ve gente mayor. Hemos visto cumpleaños de personas que cumplen arriba de 40 años”

Crio. Insp. Julio Gutiérrez, subjefe Unidad Regional II Policía

Además, el subjefe aseguró que en general, en las fiestas se ve gente adulta como festejos de cumpleaños de personas de 40 años o más.

En el reporte que brindaron desde la Secretaría de Gobierno del Municipio de Roca, a cargo de Mariana Soler, brindaron las estadísticas de las infracciones realizadas desde enero hasta la primera semana de abril.

En ese periodo de tiempo, desde la municipalidad se realizaron 32 actas de infracción por eventos en casas de familia con participación de personas no convivientes, sin contar con autorización correspondiente, con mas de 20 personas y en horarios no permitidos.

Un problema persistente fue la ‘juntada’ frecuente de adolescentes en el Apycar durante los fines de semana”

Mariana Soler, secretaria de Gobierno Municipio

De esos eventos, tres fueron festejos de cumpleaños de 15 con más de 50 personas en barrios privados, Boulevard Sur y barrio Bagliani. El resto fueron reuniones de personas de distintos barrios, la mayoría realizadas por personas entre 20 y 30 años según los datos obtenidos de las actas”, aseguraron en el informe.

Además, se realizaron -en este trimestre- 53 actas de infracción por circular por la vía pública sin acreditar fundamentos para realizarlo fuera del horario permitido. De ese total, el 43% (23) incluía además la infracción de consumo de bebidas alcohólicas. “La mayoría de estas infracciones se realizaron principalmente los días viernes, sábados y domingos en zona centro, Isla 32 (Apycar), barrios Malvinas, Aeroclub, Barrio San Cayetano y Norte”, explicaron.

Cabe recordar que el municipio y su personal de Inspección General, trabaja articuladamente con la policía de Río Negro, con quienes llevaron adelante diferentes actuaciones y operativos a fin de controlar el cumplimiento de las disposiciones implementadas para evitar el aumento de contagios de covid-19.


“Hechos aislados”


Para el subjefe de la unidad regional, las fiestas “son hechos aislados” y no parecería ser parte de una constante. “Yo creo que la gente ya tiene conocimiento de las fiestas que no pueden realizar”, opinó el comisario inspector. “Quizás (las fiestas) son más notorias en la zona urbana, siempre algún vecino está llamando y está colaborando con la policía”, expresó.

Hasta ahora, la vía por la que la fuerza toma intervención es a través de los llamados de vecinos que alertan sobre este tipo de encuentros. Solo en algunos casos particulares la policía tomó conocimiento de los eventos infraganti, en medio de controles ocasionales; como sucedió hace poco tiempo en Guerrico, según comentó Gutierrez.

Las infracciones, son tanto para el dueño del lugar y/o responsable del evento como para los participantes de la fiesta en cuestión.


Voces y miradas de los jóvenes


Una realidad distinta se vive en los barrios de la ciudad, donde los jóvenes aseguran que las fiestas o “juntadas” nocturnas en casas son algo más que habitual. Describen que hay ciertos lugares fijos y se ven fiestas de hasta 500 personas, que son abiertas porque “las comparten por las redes sociales”, aseguraron.

Además, agregaron que son en los barrios y en el centro de la ciudad, y que algunos cobran entrada “y lo hacen como un trabajo”. Organizadores adultos, convierten su casa en “boliche”, contaron jóvenes en diálogo con LA COMUNA.

El bolsillo no da para boliche y se hacen por diversión. Como jóvenes, podemos evitar contagios y divertirnos de otra forma”

Ailen, vecina de Roca, 19 años

Las opiniones son diversas en esta franja etaria. Para Ailen, de 19 años, es una forma de diversión, pero que no tiene en cuenta el riesgo de contagio. Además, la situación económica “no da para ir al boliche porque es muy caro” y varios ven las casas como una opción. “La pandemia hizo que los pibes estuviéramos encerrados. Después muchos vieron que no a todos nos afectaba (el virus) y buscaron la forma de divertirse”, apuntó y agregó: “el problema es que no tenemos un hospital garantizado para tantas personas con covid”, analizó.

Franco, de 20 años, dijo que no asiste a las fiestas para cuidar a sus abuelos. “No es algo fundamental que necesitemos, si me dan ganas de participar, extraño las jodas, pero no lo he hecho”, aseguró. “En mi familia ya tuvimos una perdida muy brusca anteriormente y por eso no queremos que pase lo mismo. Yo por eso evito las fiestas”, explicó. Además, dijo que el miedo a caer “en cana” está latente.

Ya tuvimos una pérdida familiar muy brusca antes y no queremos que pase lo mismo. Por eso evito las fiestas, las jodas”

Franco, vecino de Roca, 20 años

Como jóvenes, podemos evitar contagios y podemos divertirnos de otra forma, que no sea en una joda”, concluyó Ailen.

El procedimiento policial

Consultado sobre cómo debe proceder la policía ante este tipo de fiestas, el subjefe de la Unidad Regional II, explicó que cuando se toma conocimiento, se concurre al lugar. Inmediatamente se llama a la puerta y se dialoga.

“Se invita al dueño de casa/chacra o responsable, a que informe a qué se debe el encuentro”, dijo. Enseguida se lo insta a que desalojen y se retiren de lugar. Ahí mismo “se notifica de la infracción al dueño y a los participantes. Todos por infracción del artículo 205 y 239 del Código Penal”, comentó. “En caso de que se abstenga, la policía se retira y pedirá la orden judicial correspondiente”, aseguró Gutiérrez.

“Por suerte no hemos tenido que tomar ninguna medida judicial pidiendo allanamiento porque en la mayoría de los casos, los responsables han accedido en forma voluntaria y se han retirado del lugar sin ocasionar ningún inconveniente”, enfatizó el uniformado.

Desde la policía, vienen trabajando coordinadamente con el Ministerio Público Fiscal y el Municipio de Roca y los fiscales están a disposición constantemente.

2.700 causas por violar medidas sanitarias

Según estadísticas del Ministerio Público Fiscal de Río Negro, durante todo el 2020 se abrieron un total de 2.643 legajos relacionados con la violación del aislamiento covid-19 (violación de artículos 202, 205 y otros delitos) en la segunda circunscripción. De Allen a Río Colorado, es la jurisdicción con más causas abiertas por estos delitos y concentra el 46% de las iniciadas en toda la provincia. Dentro de esta figura, están contemplados las fiestas o eventos clandestinos.

La semana pasada se llevó adelante una de las primeras imputaciones de 2021 por una fiesta clandestina en Río Colorado. El equipo de la fiscalía formuló cargos a cuatro hombres por violar disposiciones sanitarias en una fiesta de alrededor de 50 personas el domingo pasado.

En cifras

32
actas de infracción hizo el municipio durante 2021, por eventos en casas con más de 20 personas y en horarios no permitidos.
53
actas de infracción por circular fuera de horario permitido. El 43% incluía consumo de alcohol en la vía pública.

Análisis

Pandemia, fiesta y síntoma

Por Gustavo. A. Marín, psicólogo

Cuando un niño/a o adolescente muestra una conducta desajustada, como psicólogo tiendo a pensar que ese comportamiento es un “síntoma” de algo que está pasando en la familia, en el contexto. Y que la resolución va implicar incluir a todos, investigar y ver las implicancias y responsabilidades de cada uno, claro que los adultos un poco más. Las fiestas clandestinas, que infringen una ley, también podríamos pensarlas como un síntoma de algo desajustado en nuestra sociedad, en donde el gobierno y los adultos también son participes coresponsables.

No quiero caer en respuestas simplistas de que estas conductas infractoras se deben a que los jóvenes tienden a la transgresión, la rebeldía, o que todo se debe al cansancio pandémico.

Las fiestas clandestinas quizás obedezcan a razones más enraizadas en nuestra cultura capitalista/consumistas, que favorece el individualismo, el facilismo social, la culpa es del otro, conseguir lo que quiero aunque sea con engaño o violencia. Con un papá y una mamá que están en otro cosa, se relajan demasiado y se corren de su lugar de adultos, pero también están aquellos, que en vez de acompañarlos en su camino a la adultez, se le suben arriba al adolescente. Son los que quieren que su hijo/a no se roce con el sufrimiento y frustraciones de la vida, los que sobre protegen y le hacen la vida fácil, los que los controlan en vez de estar atentos, los que piensan que los hijos le dan sentido a su vida y no los sueltan, las súper madres que no dan espacio, los papás que les compra un celular más caro que el de él y tiene miedo de decir no a las exigencias. Esto pareciera amor, pero no lo es. Y con un gobierno contradictorio, que desde el inicio de la Pandemia dice que nos cuida con su fórmula de encierro, aislamiento y la campaña del miedo, pero continua la línea de los gobiernos anteriores que nada dice y hace con nuestros ríos y tierras contaminados, bosques arrasado, como si eso no tuviera que ver con la salud también, por eso muchos desconfían de ese cuidado oportunista.

No se trata de más mano dura, o juicios light, sino de ver toda la complejidad de la situación, comprenderla y buscar soluciones creativas con la participación de todas las voces, sin descuidar los aspectos psicológicos, emocionales y sociales, que es lo que sistemáticamente queda afuera de nuestra educación y en esta pandemia.


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