Frente de tormenta

El oficialismo rionegrino mezcla su entusiasmo político con los temores que genera el desfasaje de las finanzas. Hay razones para que conviva con ambas sensaciones.

Pocas veces Saiz se ilusiona tanto como cuando repasa con los intendentes las últimas encuestas que le acercó el recuperado consultor Ricardo Vignoni. Según ese sondeo, la imagen del mandatario es buena, con picos del 60 por ciento en Roca y pisos de un 30 por ciento en Cipolletti. Bien parece el éxito de la más clara estrategia de Saiz: su presencia personal en cada localidad.

Salvo excepciones, el sondeo oficial también sonríe a los jefes comunales. No diferencia a radicales de justicialistas. Hay datos sorprendentes, como el 90 por ciento de adhesión a Mabel Yahuar en Los Menucos. Y, entre las mayores ciudades, Carlos Peralta de Regina ronda el 60 por ciento y Carlos Soria en Roca se aproxima al 50 por ciento de imagen positiva. Alberto Icare alcanza un 57 por ciento en Bariloche mientras Jorge Ferreira y Alberto Weretilneck rondan el 45 por ciento en sus ciudades.

Aparece además una adhesión en favor del presidente Néstor Kirchner, que está estabilizada pero oscilante del 62 al 69 por ciento.

Esos datos permiten al oficialismo tejer diferentes estrategias electorales. La más reiterada y fructífera sería subirse a los consolidados jefes locales. Saiz construye poder a partir de los intendentes. Así, más por la lealtad que le dispensa que por su presencia política, el gobernador eligió a Hugo Cuevas para encabezar la lista de diputados nacionales. Por esto, en esta ocasión, Saiz se colocará al frente de la campaña. Pone todo lo suyo y se juega en la próxima elección de octubre.

«El resultado provincial se define en Cipolletti», es la última conclusión con las encuestas en mano. Por eso, el oficialismo se desbordará en esfuerzos en la ciudad de Julio Arriaga.

Además, el radicalismo se consolida y regocija por los males de la oposición. Ya el oficialismo está en marcha, mientras el justicialismo todavía ni pudo reconstruirse institucionalmente después de la renuncia a la presidencia de Juan Carlos Del Bello. Hay diferencias de interpretación en la sucesión.

Se multiplican las labores para cicatrizar heridas. Esta semana, en Capital Federal, Miguel Pichetto y Carlos Soria se sinceraron por horas. Volvieron sobre sus compromisos y dejaron para después de octubre las pretensiones que los separan para el 2007. «Ahora hay que ganar», se juraron. Acordaron un acto de presentación en Roca para el próximo viernes, seguramente con la presencia del ministro Aníbal Fernández.

No todo se neutraliza. Los gremios confirmaron la candidatura de Osvaldo Soliz. El propio jefe de la CGT, Hugo Moyano, se comunicó el martes con su equivalente en Río Negro, Rubén Belich, y le sugirió bajar la lista. Además de Belich, el mandamás upeceneísta, Juan Scalesi, repitió la convicción de sostener a los hombres de las «62 Organizaciones» en la interna del Frente para la Victoria.

Por esto, el escenario político entusiasma a Saiz, pero no todo es felicidad, porque hay índices de alerta que boyan en la superficie de la marcha de su gobierno.

La irresolución del conflicto frutícola amenaza con un costo adicional (en un impacto compartido con Nación) y, también le incomodan los hilos sueltos en el proyecto Calcatreu. Por eso, en este último caso, Saiz pidió más celeridad en la aprobación del proyecto que prohibe la explotación minera con cianuro y mercurio. Hay reservas oficialistas pero, en definitiva, sólo se incorporarán cambios formales para evitar ofensivas judiciales por inconstitucionalidad. Saiz habló con el legislador José Luis Rodríguez. Escuchó sugerencias y pidió avanzar en su tratamiento en la Comisión de Asuntos Económicos. En la próxima sesión -seguramente, el jueves 21 de julio- ese proyecto será ley.

Al margen de esas urgencias, la preocupación de Saiz subyace en el presupuesto y las finanzas de la provincia.

Sobran motivos para alertarse, máxime con los fantasmas existentes después del desfinanciamiento estatal de hace una década atrás.

El crecimiento de la masa salarial tiene niveles y derivaciones imprevistas. La proyección oficial para este año indica que esas erogaciones superarán los 650 millones. En tan sólo un repaso se observa el impacto: en el 2003 la cifra apenas superó los 386 millones y el año pasado trepó a 471 millones. Así, al final de este año, aquella partida salarial habrá sufrido un aumento de 68 por ciento (264 millones) y de un 38 por ciento (179 millones) e los dos últimos ejercicios.

Por caso, el costo salarial de abril fue de 53 millones frente a 33 millones y 39 millones de enero y abril del año pasado. El alza fue del 60 por ciento y un 34 por ciento, respectivamente.

Un análisis salarial indicaría que un traslado lineal a los haberes con igual cantidad de agentes habría transformado el haber neto que a principios del 2004 era de 715 pesos en un sueldo promedio de 1.120 pesos hoy. Un crecimiento efectivo del 57 por ciento en algo más de un año.

Es obvio que los bolsillos estatales no advierten esa realidad monetaria. Hubo una suba -que promedió entre el 30 y 35 por ciento- pero la masa se desbordó también por los blanqueos de las sumas en negro y, en especial, por el aumento del personal, acumulado por incorporaciones de las alternativas más variables.

Así, los compromisos de gastos ya superan -ampliamente- los recursos, ya que los ingresos nacionales y provinciales parecen amesetarse.

El resultado: Hacienda recurre permanentemente a reservas que logró el año pasado. Estos depósitos -que habrían superado los 100 millones- son agotables y, según los técnicos, su reducción será preocupante para fin de año.

Por cierto, el más alertado es el ministro Pablo Verani, quien bien reproduce la situación con varios decibeles más.

¿Cómo se dispararon las variables? Las culpas se bifurcan y las acusaciones se cruzan.

Educación y Salud reúnen los mayores partidas y desbandes. Pero hay errores que originan fuerzas sublimes. Por caso, existieron fallas en los cálculos de las incidencias que tendría la última propuesta a Unter.

Hacienda advierte las diferencias en el descontrol adicional y reedita entonces el impacto del crecimiento de cargos, de movilidad, de secretarios técnicos y de horas cátedras. Hay datos que también confirman esa verdad. En mayo fue la movilidad, pero el alza desmedida también corresponde a los tickets: la partida mensual creció de 1,2 millón del año pasado a los 2,7 millones en junio. Otro error de cálculo.

Una patética responsabilidad técnica. Además hay culpas políticas de Saiz: mantuvo durante cuatro meses sin conducción administrativa a Educación después de la partida de Walter Azcárate. Por eso, ahora, pone especial énfasis en las erogaciones educativas.

Julio Barreno -segundo de esa cartera- se reunió con el gobernador y el ministro César Barbeito para actualizar esta problemática. Los informes de aquél fueron terminantes. Hay que acabar con esos «excesos» de gastos. Para eso, hay autoridad y decisión política. Un esquema escaso hoy en Educación. Sólo hay rasgos aislados de conducción -siempre con gestos ajenos a esa cartera- y así Barreno logró el viernes que finalmente se fueran tres funcionarios renunciados de Recursos Humanos, cuya partida era resistida por Lady Romero Fernández. Habría otras dimisiones.

Mientras se repiten las jornadas sin clases en varias escuelas por diferentes razones, el jueves se concretó otra pelea en la conducción educativa: la presidente discutió con su vocal gubernamental, Nilo Fulvi. Esta desintegración institucional alienta más recambios. Hay quienes aspiran que se concreten en estas vacaciones pero otros transmiten que no pasará nada hasta después de octubre e incluso se llegará así hasta fin de año. Este pensamiento es el más cercano al del gobernador. Así, Educación es algo más que un error de cálculo de proyecciones.

Frente a los nubarrones financieros, Verani retomó la iniciativa. Paralizó la eliminación de los vales y el aumento previsto a los beneficiarios del decreto 7. También mandó para atrás el proyecto de asignaciones familiares. «Tendrá un impacto de 9 millones», se quejó el ministro.

Ya Hacienda revisa otros compromisos pendientes, como los presupuestos. Algunos -como Cultura y Deportes- agotados efectivamente y otros para priorizar.

Se abre una pulseada financiera con la presión electoral de los próximos meses. Saiz juega mucho en octubre, sólo resta esperar que no utilice de prenda la estabilidad provincial.

Adrián Pecollo

pecollowa@yahoo.com.ar


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