Fundar un barrio “nuevo” en Roca dando batalla a la droga

Es la idea de una joven que con 17 años estudia, trabaja y lidera el grupo “Ni un pibe menos por la droga”. Fundaron la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario y día a día, trabajan para prevenir el flagelo de la droga.

“Todos los días me levanto y pienso en los nenes de mi barrio, en darles una herramienta para que no caigan en la droga, que se metan en el estudio, el deporte y el arte. Si no estamos ahí, ellos estarían en la calle todo el día. Las redes del narcotráfico no descansan”, dijo Ailen Ulloa a “Río Negro”.

Es de barrio Nuevo, tiene 17 años y una visión que alumbra hasta al político más astuto. Así es ella, una adolescente comprometida con su barrio y sobre todo con el futuro de los jóvenes. Es de la Juventud de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y armó en Roca el movimiento NiUnPibeMenosPorLaDroga hace más de un año.

La vida de ella no fue muy distinta al del resto de los chicos de su barrio. Pasar la infancia en el conglomerado más populoso de la ciudad no es fácil, comer todos los días una ardua tarea, ir a la escuela un esfuerzo para la familia, caer en la droga está a la vuelta de la “esquina”. Vivir en un barrio sitiado por los kioscos que manejan los “narcos”, así es crecer donde crece la pobreza, donde cuesta visualizar un futuro próspero.

Abandonar la escuela está a un paso. Así le pasó a Ailen con su escuela ESRN 116. Tenía que trabajar en el puesto de su familia y cuidar de sus hermanos, y sumado a eso, en el colegio tenía problemas con sus compañeros. Dejó la escuela. “Hasta que este grupo me empezó a ayudar. Entonces volví con la ayuda del movimiento y de mi familia”, contó Ailen quien trabaja, va a la escuela y ayuda a su familia con sus jóvenes 17.

Así, constituyó el grupo de jóvenes que en un año logró instalar en las últimas cuadras al noroeste de Roca, una Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) en convenio con Sedronar, donde realizan tareas de prevención de drogas junto a un equipo de profesionales.

Parte del equipo de la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario y miembros de la CCC.
Gonzalo Maldonado

Se trata del único centro público que aborda la tarea específica en la ciudad, con un equipo de dos psicólogas, un acompañante terapéutico, y ocho talleristas. Futbol, voley, murga, cine debate, carpintería, clases de apoyo escolar, biblioteca, son algunos de los talleres y junto con la CCC también dan construcción, huerta, panadería, costura, entre otros.

La CAAC está asentada en Rosario de Santa Fe al 4300, en un terreno que consiguió la CCC tras reclamar al Municipio. La Casa fue lanzada hace en diciembre de 2017 y ya lleva acompañando a más de 30 casos de drogadicción y dando un espacio de contención y alimento a más de 300 personas, a pulmón.

“Empezamos con fútbol todos los fines de semana y cada tres hacíamos un torneo de fútbol, compartíamos una merienda con donaciones. No teníamos un espacio donde funcionar”, recordó Ailen. Tras varios reclamos al Municipio, Provincia y Nación empezaron a avanzar, teniendo como principal premisa el trabajo a pulmón.

Así, con la CCC, levantaron la obra donde empezaron a funcionar los talleres, el comedor y merendero. Luego lograron aprobar la auditoría que les hizo Sedronar desde Nación para activar el convenio, aunque aún después de un año todavía no recibieron un peso para salarios.

Sembrando futuro. La huerta comunitaria da sus frutos para los participantes del taller.
Gonzalo Maldonado

“Este centro es una necesidad muy grande porque los pibes mueren, los matan por vender droga, los meten presos y no vuelven más o salen, y vuelven peor de lo que estaban”, relató la joven a quien le tocó de cerca la droga por familiares y amigos, vecinos.

“Los nenes desde los 5 años en adelante ya saben lo que es la droga. Desde los 10 empiezan a consumir. En la escuela también. Saben donde venden, marihuana y cocaína” contó analizando que la droga es uno de los problemas más urgentes para atender hoy.

“El consumo es masivo. La venta es para sostener el consumo y para sostener económicamente a la familia. Eso se ve un montón”, comentó Karen Kruger, psicóloga que lleva adelante la coordinación del grupo y realiza trabajo territorial junto a su colega Carolina Poggi.

“Acá en el barrio se sabe dónde están los kioscos y todo, pero nadie actúa, no veo que haya una política en serio para combatir el narcotráfico”, recalcó Kruger, quien además comentó que vivieron situaciones de amenazas concretas, hasta con armas de fuego, para que se vayan del lugar.

“Las mamás de los nenes nos acompañan, preguntan, nos valoran el laburo y que lo hacemos con mucho esfuerzo y mucho amor también”, concluyó Ailen.

“Patear el barrio” y trabajar en red: la clave

Los talleres son la columna vertebral del trabajo diario con los chicos y sus familias. Hacen “acompañamiento integral, en todo el recorrido de la vida de la persona. Desde ofrecerle un plato de comida, hacer seguimiento en la casa, si tiene alguna causa judicial, y ofrecerle otros dispositivos si lo desea o si fuera necesario”, comentó Kruger.

El trabajo de las psicólogas le da ese valor agregado. “Hacemos visitas domiciliarias, no terapias grupales e individuales por el momento. Estamos haciendo un diagnóstico barrial recorriendo las casas, visitando a los vecinos y a su vez estamos con visitas específicas a personas que han pedido ayuda, familiares de los que consumen”, comentó Kruger.

La profesional notó en esta primera etapa que “no se problematiza el consumo. No vienen a pedir ayuda por el lado del consumo. Quizás se acercan planteando otras necesidades como alimento, taller de oficio o recreativo. Desde ahí empiezan a tener un vínculo y aparecen los problemas de consumo. A veces son en primera persona y a veces cuestiones vinculares (parejas, hijos)”.

El trabajo en red es la clave, dicen, además del arraigo en el barrio.Trabajan enlazados con el Centro de Salud de barrio Nuevo (charlas de educación sexual, anticonceptivos, vacunación) con Salud Mental del hospital Francisco López lima y la Subsecretaria de Justicia de Provincia.

“Hay gente que no nos quiere acá, pero vamos a seguir en la lucha para combatir la droga y que no mueran más pibes” Ailen Ulloa, referente del la CAAC

“No combatimos el narcotráfico, eso es tarea del Estado. Nuestra tarea es que los jóvenes vean que otra salida es posible” Karen Kruger, psicóloga de la CAAC

Cuesta un montón. Hay sectores donde no podemos hacer visitas o entregar volantes de difusión. Estamos rodeados. Carlos Orellana, acompañante terapéutico

Desafíos y más manos para el 2019

Grupo de Construcción, que levantó la obra donde funciona la CAAC.
Gonzalo Maldonado

Entre los principales objetivos para el año entrante, desde la CAAC pretenden configurar una “Red interinstitucional del barrio” para hacen espacios de encuentro mensuales y poder enlazar a todos los sectores sociales que tienen alguna actividad en el barrio hacia la comunidad. “Trabajar con todos los merenderos, salita, ONGs e ir planificando para la población”, comentaron desde el grupo.

Otro desafío es articular más con las instituciones educativas universitarias como la Universidad del Comahue, de Río Negro, el IUPA para realizar talleres, de periodismo, danza, artes visuales y capacitaciones de oficio para generar salidas laborales.

También, es necesario generar más capacitación interna y externa sobre lo específico de adicciones y trabajo comunitario.

Otra idea es hacer salidas con los más chiquitos a la ciudad, al balneario municipal, al río, al cine, que muchos no conocen, es parte de las ideas para el año que empieza. Por último, conseguir un SUM para practicar deportes en invierno.

Alcance

Datos

“Hay gente que no nos quiere acá, pero vamos a seguir en la lucha para combatir la droga y que no mueran más pibes” Ailen Ulloa, referente del la CAAC
“No combatimos el narcotráfico, eso es tarea del Estado. Nuestra tarea es que los jóvenes vean que otra salida es posible” Karen Kruger, psicóloga de la CAAC
Cuesta un montón. Hay sectores donde no podemos hacer visitas o entregar volantes de difusión. Estamos rodeados. Carlos Orellana, acompañante terapéutico
30
casos de acompañamiento a personas con drogadicción y sus familiares, hicieron desde la CAAC en un año.
200
personas del barrio concurren a diario a los talleres de la CAAC, más otros 100 que asisten al comedor y merendero.

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