Futuro imperfecto

Ya está en los cines el filme apocalíptico de Neill Blomkamp con Matt Damon.

Igual que en su ópera prima “District 9”, una alegoría con extraterrestres en la época del apartheid en Sudáfrica, el director sudafricano Neill Blomkamp plantea en “Elysium” un debate que supera el envoltorio futurista y de efectos especiales. El filme, protagonizado por Matt Damon, Jodie Foster, el sudafricano Sharlto Copley, los brasileños Alice Braga y Wagner Moura y el mexicano Diego Luna, resulta entretenido y cargado de temas contemporáneos como la desigualdad económica, la inmigración y los problemas del sistema de salud. Blomkamp, un sudafricano de 33 años con experiencia en efectos digitales y un gusto por las revueltas sociopolíticas, se posicionó como algo raro en el cine de hoy: un creador de ciencia ficción con sentimiento. Mientras la mayoría de la ciencia ficción en la actualidad es pulcritud y naves espaciales impresionantes, la metáfora es lo más importante para Blomkamp, quien coloca su película en la tradición de la igualmente alegórica “Metrópolis” de Fritz Lang. En “Sector 9”, Blomkamp contaba con ánimo verídico la llegada de unos feos extraterrestres a la Tierra que pasaban a vivir en unos guetos como si fueran la más baja de las especies. De esa manera no tan camuflada, el realizador mezclaba ciencia ficción y denuncia para referirse al racismo de su país, no sin buenas dosis de humor. Ahora, con un pulso más serio, ambicioso y “cuidado” de tanque industrial y protagonistas de alto impacto, Blomkamp vuelve al género de la especulación futurista. “Elysium” se sitúa en nuestro planeta en el 2154 y recobra el matiz “social” al plantear una civilización en la que los ricos y los pobres viven de manera desvergonzadamente dividida. “Elysium” es, justamente, el nombre de la estación paradisíaca que habitan los que más tienen, donde los males se han eliminado gracias a una ingeniería científica y social de avanzada. Por supuesto, todo este placer y abandono coexiste con una tierra superpoblada y decadente en la que se habla español y se vive de la peor y más indigna manera. Y, entendiblemente, los habitantes de este último gueto intentan subir como ilegales a Elysium para salvarse (cualquier semejanza con la frontera entre México y Estados Unidos no es mera coincidencia). El personaje salvador es Max (Matt Damon), quien hará todo lo posible para llegar a Elysium y enfrentarse a la cruel directora del lugar, la Sra. Delacourt (Jodie Foster). Con ecos a filmes recientes como la remake de “El vengador del futuro”, “Elysium” une así la inquietud por imaginar a la Tierra de acá a unos cuantos años con la aventura moral de un personaje solitario que tiene en sus manos la capacidad de revertirlo todo.

Elysium


Igual que en su ópera prima “District 9”, una alegoría con extraterrestres en la época del apartheid en Sudáfrica, el director sudafricano Neill Blomkamp plantea en “Elysium” un debate que supera el envoltorio futurista y de efectos especiales. El filme, protagonizado por Matt Damon, Jodie Foster, el sudafricano Sharlto Copley, los brasileños Alice Braga y Wagner Moura y el mexicano Diego Luna, resulta entretenido y cargado de temas contemporáneos como la desigualdad económica, la inmigración y los problemas del sistema de salud. Blomkamp, un sudafricano de 33 años con experiencia en efectos digitales y un gusto por las revueltas sociopolíticas, se posicionó como algo raro en el cine de hoy: un creador de ciencia ficción con sentimiento. Mientras la mayoría de la ciencia ficción en la actualidad es pulcritud y naves espaciales impresionantes, la metáfora es lo más importante para Blomkamp, quien coloca su película en la tradición de la igualmente alegórica “Metrópolis” de Fritz Lang. En “Sector 9”, Blomkamp contaba con ánimo verídico la llegada de unos feos extraterrestres a la Tierra que pasaban a vivir en unos guetos como si fueran la más baja de las especies. De esa manera no tan camuflada, el realizador mezclaba ciencia ficción y denuncia para referirse al racismo de su país, no sin buenas dosis de humor. Ahora, con un pulso más serio, ambicioso y “cuidado” de tanque industrial y protagonistas de alto impacto, Blomkamp vuelve al género de la especulación futurista. “Elysium” se sitúa en nuestro planeta en el 2154 y recobra el matiz “social” al plantear una civilización en la que los ricos y los pobres viven de manera desvergonzadamente dividida. “Elysium” es, justamente, el nombre de la estación paradisíaca que habitan los que más tienen, donde los males se han eliminado gracias a una ingeniería científica y social de avanzada. Por supuesto, todo este placer y abandono coexiste con una tierra superpoblada y decadente en la que se habla español y se vive de la peor y más indigna manera. Y, entendiblemente, los habitantes de este último gueto intentan subir como ilegales a Elysium para salvarse (cualquier semejanza con la frontera entre México y Estados Unidos no es mera coincidencia). El personaje salvador es Max (Matt Damon), quien hará todo lo posible para llegar a Elysium y enfrentarse a la cruel directora del lugar, la Sra. Delacourt (Jodie Foster). Con ecos a filmes recientes como la remake de “El vengador del futuro”, “Elysium” une así la inquietud por imaginar a la Tierra de acá a unos cuantos años con la aventura moral de un personaje solitario que tiene en sus manos la capacidad de revertirlo todo.

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