Los aromas y sabores cordilleranos que provocan sensación de bienestar

Melina Barbieri es una emprendedora de la Comarca Andina que ha logrado captar las esencias naturales que nos llevan a recordar momentos gratos de la infancia.


Por Victoria Rodríguez Rey (@victoriarodriguezrey)

Hace 10 años alguien se preguntaba, “¿cómo puede ser que un caldo de gallina entre en un cuadradito y sea parte de nuestro alimento?”. Un momento, un lugar, una conciencia, una pregunta que ordenó y trajo claridad. De esa pregunta como síntesis surge una idea disparadora y una propuesta expansiva. De allí, en pleno corazón de Merlo, provincia de Buenos Aires, Melina Barbieri embaló sus utensilios, clasificó sus recuerdos, reafirmó su oficio de cocinera y se fue a vivir al sur.

Hace 10 años Melina vive en la Comarca Andina. Allí, donde las ciruelas se juntan del piso, al pie del frutal, experimentó dos nacimientos: Evaristo, su hijo y Pudú (@pudu.regionales) su emprendimiento de blends de té y condimentos. De recuerdos de abuela, de infancias en el campo, del deseo de querer contribuir con propuestas alimentarias más sanas para la población, se fue gestando Pudú.

Entendiendo como alimento a toda aquella sustancia consumida que quedará cierto tiempo en los cuerpos, generando efectos, aportando nutrientes para mantener las funciones vitales y también la sanidad emocional, Pudú llegó para regocijarnos los días.

“Todas las recetas y combinaciones, son saberes de mi familia, de las jornadas en el campo, de amigos, de familiares de mis amigos. Siempre tuve una muy buena memoria y me encanta comer y probar de todo, entonces siempre me quedaba ese registro. No sólo del sabor, sino del registro de las personas por sus comidas, sus historias o lo que estaba comiendo en el momento de esa historia. Yo creo en esas sensaciones, en los registros, que son marcadores que nos quedan para siempre”, explica Melina.

Aunque digan que las experiencias son personales e intransferibles, Melina explora sobre las formas posibles para compartir sus recorridos y registros emocionales. A través de la combinación de hierbas, de cascaritas de frutas y de condimento, esta alquimista cosecha, seca, huele, limpia y clasifica para mezclar recuerdos y sensaciones que la constituyen.

“Lo que más quiero hacer con mis blends es que lo puedas incorporar todos los días. Que sean ricos, que te transporten a ese lugar donde alguna vez estuviste, que ese mate te recuerde una historia y que quieras compartirla con alguien. Que te lleve directamente al recuerdo de tu abuela que tenía una planta de naranjas en La Pampa”, comparte.

Melina conoce el recorrido de cada uno de los ingredientes de sus blends. Una parte de las flores y de las hierbas, son recolectadas en la chacra de su hermana libre de agrotóxicos. Del resto, se vincula directamente con los proveedores nacionales conociendo la trazabilidad emocional de cada planta y condimento.

Actualmente está trabajando en el diseño de envoltorios que sean compostables, quizá porque conoce profundamente sobre los efectos de las cosas en los cuerpos, en la tierra. Comparte Melina las instrucciones para la reparación de un blend antes de dormir:
* Abrir las bolsitas de papel madera.
* Seleccionar pasionaria, cedrón, melisa y cascaritas de limón.
* Frotar cada una en las manos, acercarse, cerrar los ojos y percibirlas.

Ya despertando los recuerdos y sensaciones, en una pequeña batea de madera, comenzar a mezclarlas, así, en forma envolvente estimulando la magia para un sueño reparador.

Informes:
@pudu.regionales
Te. 11 6524 7427


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