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Qué vinos son los preferidos: el sommelier Fernando Recuna comparte su experiencia, desde San Martín de los Andes

Cuál es y qué dice la última Radiografía del Consumidor Argentino de Vinos.

 Los argentinos consumen vino en promedio al menos tres veces por semana, menos que en los últimos años, pero sin resignar calidad, en un contexto de fuertes subas de precios, según un estudio llevado a cabo por una consultora especializada.

En su Radiografía del Consumidor Argentino de Vinos, la Consultora Stg remarcó que la actual situación obliga a las principales bodegas a diferenciarse para poder posicionarse en el mercado.

Fernando Recuna, sommelier de San Martín de los Andes.

Los ‘heavy consumers’ (grandes consumidores) venían tomando menos pero mejor; en cambio, ahora estamos viendo que se estancaron en el gasto: si tienen que tomar menos, toman menos, pero no bajan de calidad.

Dolores Lavaque, directora general de Consultora Stg



«Estamos en un año en que la diferenciación y la estrategia de comunicación se hacen vitales para las bodegas a la hora de poder posicionarse y ser considerado por un consumidor de vinos que hoy se destaca por planificar sus compras», explicó Dolores Lavaque, directora general de Consultora Stg.

En este contexto, la figura del sommelier se transforma en fundamental para la industria del vino. Ejemplo de ello es Fernando Emanuell Recuna (43), quien con su arte y oficio hace del relato y el beber buenos vinos una experiencia entrañable.

Fernando Recuna con los hermanos Petersen, en un alto de la grabación para El Gourmet.

En sus catas, en San Martín de los Andes, habla a los amantes del vino también de lugares, viñedos, productores, cosechadores, paisajes, viajes, fiestas, encuentros y celebraciones.
Es que el vino es eso, “la vida misma”, resume Fernando.


“Esto es puramente sensorial”, comenta Fernando, nacido en Castelar, provincia de Buenos Aires, y que desde hace décadas vive en esta ciudad cordillerana neuquina, tras haber trabajado en viñedos, sistemas de poda y sommelier en casas privadas. “Y desde hace siete años también aspiro a ser el mejor padre de mi princesa Catalina” (su hija), agrega.


Tiene 16 años de trayectoria y desde hace 4 da clases de enología. Ha colaborado con una decena de bodegas consagradas nacionales y regionales; hoy también trabaja para la bodega chilena La Auracana.

Y también en Loit Suits Chapelco Hotel.

Sus intervenciones en medios de comunicación es constante, tanto en redes, radios y televisión de la cordillera. En su haber su coprotagonismo en una temporada que hicieron los hermanos Petersen para El Gourmet en toda la región de los lagos de Neuquén es un punto importante. “Con ellos podría decir que se amplificó un conocimiento más masivo de mi trabajo y agradezco por este resultado”, sostiene.

¿Qué quiere saber la gente, en general? “Al que le gusta el buen vino cada vez lee más al respecto, se informa. Por lo tanto llega a las cata con muchas inquietudes. Quiere saber sobre el suelo, la poda, el sistema de agua, la separación del grano de la uva del cabo, la fermentación en los tanques de acero y el control de temperatura, las levaduras, el prensado… cómo se llega al color de la cepa y a su textura. Y uno, humildemente, con lo que sabe, arrima algunas respuestas”.


“Nuestra provincia ha tenido y tiene una gran evolución en tecnología aplicada a los viñedos. Y su producción de vinos ha crecido exponencialmente, con una altísima calidad. Por lo tanto, tener estas oportunidades de ofrecerlos y darlos a conocer de modo guiado me da mucha satisfacción. Pero lo que más placer me da es el clima y la camadería que se arman en estos grupos a lo largo de la degustación”, comparte. Tiempo atrás participó en una degustación para gente sorda muda organizado por la municipalidad de San Martín de los Andes, con unos 50 invitados. Las bodegas Malma, Canale, Fin del Mundo y Weinert lo hicieron posible. “Para todos los que estábamos ahí fue una circunstancia poco frecuente y tremenda de fuerte. Ojalá se repita pronto”, entusiasma.


“Los vinos tintos pinot noir, merlot, cabernet franc… los de cepas de zona austral son los más demandados; tienen mucho brillo, gran amplitud térmica, calidad en color y textura”, acota.

En este punto, la última Radiografía de Stg -que incluyó la opinión de 700 hombres y mujeres mayores de 25 años de Ciudad y Gran Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Cuyo, NOA y Patagonia, consumidores de vinos y espumantes de más de $1.600- reveló una fuerte preferencia por el vino tinto: ocho de cada 10 lo consume (80,94%).

El vino fue declarado bebida nacional argentina en 2010. Archivo.



En cambio, el vino rosado, blanco o blanco dulce fue elegido por 15,5% de los entrevistados, con mayor incidencia entre los más jóvenes y mujeres.

Ante la pregunta de cuánto gastaron, en promedio, en la botella de vino que compraron con mayor frecuencia, la respuesta fue $2.200.

Según el estudio desarrollado por Stg, la compra es principalmente offline, destacándose las vinotecas y los supermercados.

En el caso de la compra online, ésta se da principalmente a través de webs de vinotecas y/o bodegas, manifestándose una baja incidencia en plataformas de e-commerce y apps de pedidos a domicilio.

En Argentina, el vino es consumido principalmente en el hogar, como compañía de las comidas.



Por otra parte, el vino es consumido principalmente en el hogar, como compañía de las comidas (46%); y, en segundo lugar, para disfrutar de charlas con la pareja o amigos.

Aunque el vino espumoso (3,56% del total) es consumido principalmente en fiestas, también encuentra un espacio de consumo hogareño, acompañando comidas y en momentos de charla con los íntimos.

Fernando, por su parte, cada vez más recomienda elegir vinos orgánicos porque no tienen conservantes, pesticidas y el nivel de taninos es más armonioso.


Y para un día como hoy, bien frío, nos recuerda que no está nada mal tomar un vino calentito con canela y clavo de olor.

Redacción Yo Como y Telam


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