“Gracias a Rafael, mi papá tiene esta suerte de trascender el tiempo de la carne”
Quiero manifestar mi gran admiración hacia Rafael Roca. Hace poco más de una semana se inauguró una muestra en la Casa de la Cultura para la cual trabajó diligentemente durante tres años. Desde el hierro, la resina y el mármol emergen personajes que fugan hacia el abstracto, siempre suficientemente cerca y lejos de lo figurativo para hacernos permanecer en ese espacio de límites vagos en el que la imaginación se enciende. Al cruzar la primera puerta se abre diáfano el “Biombo Igualitario”. En él se cuentan historias de amor adornadas con manos, piernas y bocas que se rozan y enlazan. Personas diferentes e iguales en su vocación por la vida. Las piezas que se exhiben en la sala encierran narraciones sobre el poder y la liberación, la justicia y el abuso, la alegría y el avasallamiento. “Burka” relata la opresión de género en el islam, una sujeción que anda, las gobierna y también alberga en su naturaleza el camino a la emancipación. Otra mujer, joven, clara y desnuda, está presa en la mano de hierro tosca de un “Cafiolo”. Las pinturas en tinta china –a las que ha vuelto después de largos años– remiten desde diversas ópticas al movimiento: de la articulación humana dispuesta para el desplazamiento, al colectivo de personas que se hace unidad en la búsqueda de algo mejor. La obra de Rafael nos interpela. Cada pieza carga un interrogante con el que el artista nos pone a dialogar y en esa comunicación la obra de arte se realiza. La lucha y el sometimiento en primera persona, fuerzas, resistencias, tensiones y el amor como vertebración de todas las batallas. Ese amor extenso, hacia el afuera todo, ese mismo es la forma de la mirada que moldeó en “Juan Carlos”, la pieza que evoca a mi papá. Una mirada abierta y de bienvenida, como si la atravesaran pájaros o secretos prehistóricos petrificados o la idea de un mundo sin alambradas y justo. Desde muy joven mi papá se interesó por los tesoros fósiles, desperdigados como la jarilla en lo más seco y alto de nuestro Valle. Fue a buscarlos, nos invitó a buscarlos. Se formó, los estudió, escribió cartas, recibió cartas, visitó y fue visitado. De a poco armó una colección muy grande: 12.000 piezas que donó a la Municipalidad para crear el Museo de Ciencias Naturales: “Porque la tierra y sus riquezas son de tod@s, lo contrario es egoísmo”. Su proyecto se materializó muchos años después en la esquina de la avenida Roca y el Canalito, en el museo que va a llevar su nombre. Con los fósiles no hacemos patito, me decía, porque son piedras, pero son mucho más: cuentan una historia muy larga, vienen de una era que no conocimos y nos enseñan mucho de su tiempo vivo, millones de años atrás. Entonces, cuando nos muramos, ¿vamos a ser piedra, papá? Ahora, gracias a Rafael, mi papá tiene esta suerte de trascender el tiempo de la carne. Renace perenne y se vuelve figura que cuenta una historia. ¿Qué historia cuenta? Muchas. Algunas podemos encontrarlas en los libros, en los colegios, en los museos. Pero la más importante, la que abre el entendimiento y construye desde todas sus aristas, es la de un mundo que no le pertenece a nadie porque es de tod@s. Un mundo para conocer y compartir. Roca, roca y Roca. El fósil como volumen exacto, sin gesto, y la escultura que revela un sentimiento más allá de la forma. A través de fotos de diferentes épocas Rafael creó la cara de mi papá con la expresividad que sólo un artista de su talento puede alcanzar. Desde la resina y su pátina de piedra, sus ojos se sienten azules. Encontrármelo fue para mí un regalo inesperado. Qué ganas tuve de colgarme de su cuello y susurrarle a uno de los ammonites que brotan de sus orejas “te extraño”. Su ausencia tan grande es, ahora, un poquito menos. Frente a la obra mi papá hubiese quedado detenido, perplejo, entre la gratitud y el asombro. Gran admirador de Rafael, se hubiera sentido halagado, profundamente, de ser sujeto de su inspiración. Ojalá podamos transformar esta figura en bronce como ideó Rafael, para que esta historia pueda ser contada durante mucho más tiempo. Mi agradecimiento se graba en estas palabras, sólido y perenne como la obra de este gran artista nuestro. Paula Dinorah Salgado, DNI 27.091.257 Roca
Paula Dinorah Salgado, DNI 27.091.257 Roca
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