Guardia Mitre seduce a los chinos del otro lado del planeta

Dicen que detectaron el lugar preciso en el que, si cavan un pozo profundo, llegan a Beijing. Trabajan con representantes del país asiático para explotarlo turísticamente.

Si en Guardia Mitre cavan un extenso túnel la boca de salida se sitúa en China. Quizá los orientales no sepan jugar al truco pero tienen el ancho de espadas en la manga. Ellos descubrieron que el curioso punto en las antípodas es Beijing, y por ese motivo expresaron sus ganas de un hermanamiento para trazar lazos turísticos.


“La intención es traer contingentes una vez al mes, y hacer recorridas”, señala el intendente Ángel Zingoni del pequeño poblado histórico rionegrino situado a 70 kilómetros de Viedma y a 85 kilómetros de General Conesa.


En realidad, el primero que se enteró sobre que a 60 kilómetros del ejido urbano se encuentra la exacta referencia, es Francisco Ventura, presidente de la Fundación Cocina Patagónica.
El año pasado, el chef compartió en Viedma una capacitación en el Instituto Provincial de Administración Pública (IPAP) con unos visitantes chinos, quienes arribaron a la provincia luego de tomar un vino de pura cepa rionegrina, y en cuya etiqueta figuraba el mapa territorial.


Los chinos cayeron de la nada. En una pausa del curso -contó Ventura a Río Negro-. Vimos que ningún funcionario le prestó atención a la atractiva inquietud de los visitantes, y yo, como tengo pinta de loco, me presenté, me dieron su tarjeta y al otro día nos reunimos aquí en Viedma para precisar detalles sobre esa línea imaginaria”.

No resultó fácil el contacto, sobre todo por las diferencias en el idioma. Menos mal que en la capital rionegrina funciona un restaurante chino. El cocinero dejó por un momento la elaboración de camarones fritos, y tendió una mano con el idioma a su colega, que finalmente pudo establecer una charla con los chinos.

“En el punto, los chinos se bajaron a hacer fotos del piso. Sus connacionales estaban abajo y deambulando al revés”.

Francisco Ventura, presidente de la Fundación Cocina Patagónica.

Un obelisco en el lugar

De ese encuentro con el director ejecutivo de EARTHAB, Dashawn Yang y el Director de Operaciones Baochuan Shan surgió un convenio marco de colaboración entre la institución y la empresa con el fin de trabajar en conjunto en procura de que contingentes turísticos provenientes del gigante asiático visiten el lugar.

Se sumó la posibilidad de promocionar Río Negro como destino turístico en China, y la exportación de productos regionales con valor agregado.
Para ello, la idea de los orientales que se mantiene incólume es construir en el punto preciso, en el que Guardia Mitre se une con Beijin, un Memorial. Ese símbolo, de acuerdo a lo expresado a directivos de la entidad viedmense, y al intendente Ángel Zingoni, pretende dejar un mensaje sobre que la ciudad china se encuentra, en forma exagerada por la distancia, en un sector opuesto.


“Cuando los chinos visitaron el punto exacto -en la zona rural guardiamitrenses- se bajaron a hacer fotos del piso”, contó Ventura. Claro, sus connacionales estaban 20.000 kilómetros abajo, y deambulando al revés, según la ley de gravedad.


Como un signo de avance, la provincia cedió en la barda norte del río Negro una hectárea de tierra para la construcción de un obelisco de seis metros. De esta manera los visitantes tendrán una vista panorámica del sitio. En lo inmediato, está plagado de yuyos.


Esa punta de la barda está muy cerca del monumento a Ceferino Namuncurá. Desde ese lugar, Zingoni poner las manos en jarra y mira el horizonte hacia el pequeño valle. “La verdad: ‘no me sorprendió la visita’. Siempre tenés propuestas pero uno está medio acobardado”, reconoce.
Tiene argumentos sólidos. El traslado de la capital federal que los incluía, la construcción de un canal para regar 30.000 hectáreas, fueron algunas de los proyectos que esperaron y quedaron en la nada. De ahí su mesura.

Pocho, como otros habitantes del pueblo, tiene esperanzas y ganas

“Los chinos vendrán con una buena intención; podría dar progreso y beneficio al pueblo, y a la zona”, plantea abrigando cierta esperanza, Ricardo “Pocho” Cambruzzi, un hombre de 80 años que ama a su pueblo.
“Tengo un gran cariño, sino no hubiera estado acá”, sostiene.

Viedma. 18-11-19. Carpintero Cambruzzi . Foto: Pablo Leguizamon


“Pocho” es oriundo de la localidad, pero a los 20 años tuvo que emigrar a Patagones porque la chacra familiar, con muchos integrantes, no generaba prosperidad para todos. En la ciudad bonaerense aprendió el oficio de carpintero pero hoy si algún vecino tiene alguna urgencia cambia vidrios y realiza tareas de electricidad.
Entre sus trabajos más importantes figura el arreglo del alta de la iglesia con madera de cedro. Su negocio es de puertas abiertas y como otros habitantes del pueblo, espera que el turismo llegue.


Un perfil urbano-rural con mucho patrimonio histórico

En esa localidad, que se ubica exactamente en las antípodas de Beijing, los visitantes hicieron una exploración de campo en tarea de reconocimiento del posible sitio para realizar la construcción del Memorial y se recorrió el poblado visitando los sitios más representativos.


En el camino, tomaron conocimiento de la auténtica riqueza que se fue gestando. Desde su fundación, el 16 de diciembre de 1862, fue un fortín de avanzada militar hacia el oeste y posta de las barcazas que llegaban cargadas de mercadería desde Buenos Aires y sacaban frutos del país hacia el puerto de Patagones.


En 1899, se produjo una gran inundación que cubrió al poblado en su totalidad, lo que obligó a los habitantes a refugiarse al pie de la cuchilla o ensanche.
Al retirarse las aguas muchos pobladores regresaron al antiguo asentamiento, otros optaron por quedarse donde estaban; por ello el justificativo de la “división” de la localidad en Pueblo Viejo y Pueblo Nuevo.
Hoy, ese fraccionamiento se mantiene al punto tal, que el polvoriento ejido urbano tiene forma irregular, y el pausado movimiento de sus habitantes se desarrolla por calles larguísimas que van desde la barda norte al río.
Desde su pasado colonial -con súbditos británicos en el medio- conserva la Casa de la Cultura donde funcionaron varias dependencias pública. En la actualidad, es sede del Concejo Deliberante y conserva antiguos ladrillos como vereda.
La única edificación que se mantiene en pie tras la inundación es la Iglesia de la Inmaculada Concepción fundada en 1881.
La localidad de apenas 900 habitantes se mantiene inmune al paso del tiempo, y todavía hay pobladores que conservan la cultura del vino casero. Tiene una nativa ilustre, la ex vedette Libertad Leblanc, quien hizo furor en las décadas del ‘60 y ‘70 en los teatros porteños.
Al pueblo, se accede a través de la ruta Nacional Nº 250, al empalmar con la Ruta Provincial Nº 53, se debe cruzar el río en una balsa dependiente de Vialidad rionegrina y a partir de este cruce, se recorren 15 kilómetros de ripio para llegar a la localidad. Desde esta margen sur parece un pueblo escondido.
Además, existe otra entrada -también de ripio- que conecta Guardia Mitre con Carmen de Patagones, distante 80 kilómetros por la margen norte.
Todo está disponible pero hoy es difícil dimensionar el impacto que provocaría el proyecto.


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