Haciendo camino al tocar
Junto con Manuel Massone forman el dúo de piano que hoy dará un concierto en Casa de la Cultura
Sus nombres aparecen en incontables programas junto a los violinistas Shlomo Mintz y Cho-Liang Lin, los pianistas Derek Han, Ralph Votapek, Yung Wook Yoo, Etsuko Hirose, Yonn Soo Lee y Jean-Yves Thibaudet, Mischa Maisky en violoncello, Camerata Bariloche, Pequeños Cantores de Mónaco, Orquesta de Cuerdas del Festival de Lucerna, Cuarteto de Cuerdas de la UNLP, Orquesta de Cámara Mayo, Estudio Coral de Buenos Aires, o la Camerata Académica y el Coro de Niños del Teatro Argentino de La Plata.
Silvia y Manuel son dúo desde 1994, dedicados a estudiar y difundir repertorio no estrenado o poco frecuentado para cuatro manos y dos pianos. Grabaron dos CDs para Radio Clásica en 1997 y 1999. Estrenaron obras del compositor alemán Max Reger y los argentinos Roberto Caamaño, Fermina Casanova y Gerardo Gandini. En el 2000, con Angel Frette y Arturo Vergara, integraron M.A.S.A. 2.2, para interpretar -por invitación del Teatro Colón- la «Sonata para dos pianos y percusión» de Bela Bartok. Con este cuarteto estrenaron «American Fantasy» del danés Kim Helweg, y «Dvojnik» junto a la Filarmónica del primer coliseo argentino. En la misma sala, hicieron lo propio con «Makrokosmos III» para dos pianos amplificados y percusión, de George Crumb. Egresados del Conservatorio Nacional y la Escuela Superior de Música de la Universidad de Cuyo, con una frondosa actividad como solistas, camaristas y docentes, se formaron en piano con el maestro Caamaño.
«Fundamentalmente, es una postura estética, una elección relacionada en parte con aportar algo al medio pianístico, a nuestro país y a la época que vivimos», aclara Silvia. «Desde los comienzos, la formación transita un repertorio habitual de piano solista, un preludio y fuga de Juan Sebastián Bach, una sonata de Ludwig van Beethoven, una obra romántica, otra moderna… Es una senda que debe recorrerse por su importancia educativa musical. Tanto Manuel, como yo, la hicimos. El, particularmente sigue manteniendo actividad solista. En determinado momento, ambos coincidimos en que nos gustaba mucho el repertorio a dos pianos con hermosísimas obras, y la posibilidad de tocar a cuatro manos. Más que nada, fue por necesidad de cubrir una necesidad personal de hacer un aporte más original. Aunque es maravilloso tocar Beethoven y Bach, reitero absolutamente imprescindibles para cualquier educación, hay mucha música que se toca poco o directamente no ejecutada».
«También tenemos un fuerte compromiso con difundir la creación de compositores argentinos, por eso incluimos en el programa de esta noche (ver aparte), tangos tradicionales con arreglos muy audaces de Jorge Pítari. Hermosos trabajos, muy virtuosísticos… Es una ida y vuelta porque uno siente necesario comunicar algo que sea bienvenido; si graba la obra de un argentino que será un aporte más valorado en el medio al que pertenece, que si vuelve a tocar por centésima vez una pieza clásica. ¿Se entiende?».
– Está claro. Ahora, una sonata de Beethoven, suena -bien vale el término- accesible, comprensible. Habrás considerado la receptividad del repertorio que eligieron abordar con Manuel…
– Sí, son cuestiones que se ponen en la balanza. El concierto que haremos hoy en Roca no tiene obras difíciles, entre comillas, de escuchar. Pero, cuando estrenamos «Makrokosmos III» en el Colón, fue un esfuerzo terrible para un público que gusta solamente de esa música. Uno elige y va haciendo camino. En nuestro caso, equilibramos, no sólo nos dedicamos al repertorio contemporáneo. Algunos conciertos son con obras más clásicas, otros con contemporáneas, o de autores argentinos. En el caso de la música contemporánea, si hay que renunciar a una ovación estruendosa, lo hacemos gustosos porque sentimos que aportamos algo al medio que pertenecemos y nos formó.
– Además de las que mencionaste, queda tiempo para otras obras, otras formaciones de música popular?
– Estamos, en este momento, con un proyecto sobre estos tangos arreglados po Pítari, y es todo dentro de lo que se considera popular. Nada más, porque no tenemos tiempo. Ambos estamos muy dedicados a la docencia. Yo enseño en Municipal Manuel de Falla, donde también está Manuel, que dicta clases además en el IUNA -el Instituto Universitario, ex Conservatorio Nacional- y el Conservatorio de Morón. Allí nos atenemos a un programa institucional, como el que se enseña en casi todo el mundo. Es difícil, en época de formación, introducir música de la segunda mitad del siglo XX, también porque queda poco espacio debido a que los chicos tienen que conocer las obras clásicas. Si no se pasa por esa formación insustituible, no puede abordarse lo contemporáneo.
– ¿Forman alumnos de manera similar a como ustedes lo fueron, pero que pueden consultarles sobre lo que ustedes hacen, dónde conseguir partituras, cómo estudiarlas?
– Lo hacen. Hay más apertura y en los programas de algunos conservatorios se introdujo un ítem de música de la segunda mitad del siglo pasado. También es formativo ir a los conciertos. Aunque nuestros alumnos no estén estudiando una obra de Karlheinz Stockhausen o de Luciano Berio, si la escuchan, aprenden. Aunque siempre hay algo de resistencia, hay jóvenes que se apasionan por este siglo, pero el oído es un órgano bastante reticente a aceptar cambios. Así como al oyente, al melómano, le cuesta asimilar el lenguaje y queda un poco estupefacto frente a ciertas concepciones actuales, en el proceso formativo del alumnado pasa exactamente lo mismo. Hay que ir llegando a través de toda la educación. Si me pienso hace veinte años, había obras que ni siquiera comprendía, y después de tocar, de mucho estudiar, me gustan y las disfruto. Es un camino que se va haciendo.
– ¿Es un disfrute diferente que cuando ejecutabas piezas llamadas clásicas?
-Cada vez más, estoy convencida de que las obras son malas o buenas. Yo me sigo emocionando con una fuga de Bach y con el Concierto para trece instrumentos de György Ligeti. La calidad del disfrute no es diferente. Las grandes creaciones, pertenezcan a la época que sea, siguen provocando emoción.
Eduardo Rouillet
Tercer compacto
«Hemos grabado», anticipa Silvia Dabul, «un disco contratados por la Sociedad de Compositores daneses, a través de Kim Helweg, que este año saldrá a través de un sello europeo. En principio, se editará en Europa y en el futuro se distribuirá aquí. Lo registramos en Buenos Aires en Cosentino, estudio donde nosotros siempre grabamos. La percusión está a cargo de Frette». (ER)
Concierto de piano a cuatro manos
El programa que esta noche, a las 22 presentará el dúo Massone – Dabul en Casa de la Cultura de Roca está integrado en el primera parte por la «Sonata» de Francis Poulenc (prelude, rustique y final), «Siete Valses, opus 39», de Johannes Brahms; «Dos Valses del opus 22» de Max Reger; «Ma mère l'oye» de Maurice Ravel (Pavana de la belle au bois dormant, Petit poucet, Laideronnette, Impératrice des pagodes, Les entretiens de la belle et la bête, Le jardin féerique).
En la segunda parte se escucharán «Fantasía en fa menor Op.103» de Franz Schubert y cuatro arreglos de tangos de Jorge Pítari: «Lejano» de Osvaldo Montes; «Los Mareados» de Juan Carlos Cobián; «Palomita Blanca» de Anselmo Aieta; y «La Puñalada» de Pintín Castellano.
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