Hermanos ratifican torturas en comisaría cipoleña

Camarelli se puso de pie y los tildó de “mentirosos” en plena declaración.

Matías Subat

Cuando Julio Pailos brindaba su testimonio, fue interrumpido por el comisario imputado al que estaba involucrando.

NEUQUÉN (AN) – Los hermanos Juan Domingo y Julio Eduardo Pailos ratificaron ayer su declaración de que en la comisaría de Cipolletti se torturó a detenidos tras el golpe militar del 76 y acusaron a efectivos de esa dependencia como responsables de haber sometido a golpes y “submarino” a las víctimas. Denunciaron que también operaba en el lugar, con un especial protagonismo dando órdenes y trasladando detenidos, el espía de Inteligencia del Ejército Raúl Guglieminetti.

En medio de la declaración de Julio Pailos, cuando lo involucró fuertemente en su relato, el imputado Antonio Camarelli se levantó de su asiento y lo tildó de “mentiroso”. Aun cuando de inmediato pidió disculpas a los jueces por su exabrupto, posteriormente el fiscal Marcelo Grosso y los querellantes solicitaron al tribunal que evalúen la posibilidad de llamarle la atención o sancionarlo. La defensora Gabriela Labat argumentó en contra de esa petición, que deberán resolver los jueces.

El otro acusado que presenció la audiencia fue Miguel Quiñones, quien se limitó a escuchar y a tomar notas.

A su turno y en situaciones similares, los Pailos acusaron de las detenciones y tormentos a los efectivos policiales imputados en la causa Julio Villalobos, Saturnino Martínez, Miguel Quiñones. También involucraron al militar Gustavo Vitón.

“El que más nos golpeaba era el ‘Sato’ Martínez. Guglielminetti daba las órdenes nomás”, dijo Juan.

Una investigación de “Río Negro” y varios testigos pusieron en duda la veracidad de la acusación formulada por los hermanos Pailos.

Julio sostuvo que “Martínez me detuvo en mi casa. Martínez y Villalobos me interrogaban y pegaban”. Agregó que “me torturaban, me metían la cabeza en el agua hasta que no podía respirar. También me metían algunas piñas”.

En líneas generales los hermanos no sólo ratificaron los ejes centrales de sus declaraciones realizadas en 2008 y 2009 ante la fiscalía y el juzgado, sino que involucraron a Guglielminetti cumpliendo un rol central en los operativos que tuvieron como centro la comisaría cipoleña.

Julio dijo que Guglielminetti eran quien se encargaba de trasladarlos desde la comisaría a la delegación de la Policía Federal en Neuquén. Ante la pregunta de un defensor dijo que al acusado lo conocía porque trabajaba en LU5. El testigo detalló que “Vitón era el que mandaba, el que daba las órdenes a militares y policías”.

Preguntado si lo había visto relató que en una ocasión, cuando sus familiares fueron a la comisaría y mantuvieron una reunión en la que reclamaron por qué torturaban, participó él, sus familiares, Vitón y Camarelli.

“Entraban -de la oficina- y salían, entraban y salían”, indicó.

Ante esa afirmación Camarelli se puso de pie, mirándolo con resentimiento y sin poder ocultar su malestar, dijo: “Es una falsedad de este mentiroso”.

Declararon dos testigos que en su momento habían denunciado amenazas de muerte.


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