Robinson: encontrarle la vuelta a una segunda oportunidad de vida

Un accidente y una lesión en la médula ósea lo dejó sin posibilidades de caminar. Su recuperación fue en la clínica Pasteur. Hoy diseña productos de apoyo para ayudar a pacientes en su misma situación. El miércoles, en el Museo Nacional de Bellas Artes se presenta un documental sobre su trayecto.

Tuvo que readecuar su casa. Solo necesitaba un elevador y lo consiguió. (FOTOS: Cecilia Maletti)

Robinson Gutierrez es un tipo común, pero para el afuera es especial. Es el “distinto” que todos deberían conocer. Trabajaba en el petróleo, tenía proyectos y practicaba todos los deportes que tenía al alcance. El snowboard era su pasión, entre muchas otras cosas. Hasta que un día de diciembre de 2018 la vida lo puso a prueba de la peor manera.

El 16 de ese mes ya estaba construyendose un monoambiente en el primer piso de la casa de los viejos. Bajó una escalera en ojotas y en el trayecto sin barandas aún, cayó y golpeó su cabeza y su hombro sobre el suelo.

Fue derivado a la clínica Pasteur de la ciudad de Neuquén, donde permaneció internado durante tres meses y sometido a tres cirugías. La primera fue un buen augurio. La segunda no: solo podía mover la cabeza, el resto de su cuerpo estaba paralizado. La afección central fue en su médula ósea.

Fue derivado al centro de rehabilitación donde permaneció durante dos años. Hasta que llegó el peor de los diagnósticos: no iba a volver a caminar ni recuperar su vida anterior. Hubo depresión, angustia, confusión y enojo a pesar de contar con todo el apoyo del personal de clínica y de su familia.

Robinson se encontró ante la encrusijada de decidir en que vereda de la vida se iba a plantar: en la de bajar los brazos o en la poner todo para encontrar el modo de salir. Ambas opciones se le cruzaron por la cabeza. Robinson eligió la segunda y en ese momento fueron claves un muchacho con su misma lesión que conoció en el centro que pese a su discapacidad, tenía una vida plena. “Sí el puede porqué yo no. Ahí fue donde me di cuenta de las ganas de lo manija que soy yo para todo esto y empecé a investigar sobre lo que me estaba pasando y ahí entendí”, contó.

Luego, apareció Fernando Salvuci, ingeniero biomédico, que fue otra pieza clave para la “segunda oportunidad” de Robinsón. Hoy el chico ese que pensó que todo estaba perdido trabaja en el centro de rehabilitación de la Pasteur construyendo a través de la impresión 3D productos de apoyo para personas que necesitan recuperar sus costumbres habituales luego de eventos paralizantes.

Es Robinson quien mejor lo relata: “Aparte del laburo que tenía me dedicaba a reparar PC, lo hacía después del laburo y después solo para mí. Después en la clínica Pasteur, de la parte de terapia ocupacional me preguntaron si tenía ganas de usar una computadora. Al principio me negué porque pensé que no iba a ser lo mismo de antes. Cuando pasó todo dije que sí y me trajeron un desafío. Había en rehabilitación una notebook rota y me dijeron que si la hacía andar me la podía quedar. Estuvo re linda esa parte porque me dieron una motivación. La pude hacer andar y quedé sorprendido de mi”.

Llegó el momento del alta y se fue a su monoambiente que tuvo que ser adapatado para que Robinson pudiera volver. Salvuci fue clave también en esta parte. Robinson llegó a su hogar en silla de ruedas. El volvió con movilidad solo de sus miembros superiores, pero no de su piernas. Las manos las puede mover pero no sus dedos. Pero el deseo de continuar frente a la computadora era más fuerte. Empezó el camino.

La impresión 3D fue clave. Juntos empezaron a diseñar una prótesis que le permitió a Robinson manipular elementos tan esenciales como un tenedor para llevarse la comida a la boca. “Le pedí plata a mis viejos, me compré una impresora y de la nada empecé a diseñar e hice cursos”, agregó.

Su fortaleza y empujé le plantearon otros horizontes. “Después de la clínica me empezaron a mandar piezas para imprimir. Fue el primer contacto laboral que tuve con la clínica de rehabilitación. “Creo que todo esto fue gracias a Fernando porque él estuvo pinchando siempre que vaya a trabajar al centro de rehabilitación. Hasta que se dio la casualidad que en un consulta médica me crucé con las dueñas de la clínica y me dijeron que ya tenía que estar trabajando ahí”, recordó Robinson.

Pero todo estaba en “pañales”, en el mientras tanto arrancó con un proyecto propio. Los pedidos empezaron a llegar por fuera de sus contactos. “Estas fueron mis primeras experiencias laborales estando en silla de ruedas”, contó.

No faltaba mucho para que desde la clínica Pasteur lo llamaran a él y a Fernando para encarar una nueva propuesta. “En diciembre del año pasado empezamon a armar el proyecto. Nos juntamos los dos, vimos qué ibamos a necesitar y en marzo me avisaron que estaba apto para ir a trabajar al centro de rehabilitación. Nervios, claro que sí. “Nervioso por la experiencia pero por otro lado, tranquilo porque conocía el lugar. Era un nuevo desafío. Nos dieron un lugar adaptado para que yo pueda estar. Hay un laboratorio de productos de apoyo y es un lugar hermoso”, aseguró Robinson “feliz de su segunda oportunidad”.

¿Qué hace Robinson?Fabrica a través de la impresora 3D productos de apoyo: dispositivos o software que ayudan a una persona con discapacidad a poder realizar una actividad que antes no podía.
“En mi caso, yo no puedo mover los dedos, no puedo agarrar un tenedor. Me diseñé una pieza que entra en mi mano donde ella tiene el tenedor. En esa pieza se puede adaptar una cuchara o un cuchillo», Robinson empezó por ahí y siguió más allá como es su vida misma.

Hay pacientes con ELA (Esclorosis Lateral Amotrófica) o discapacidades más complicadas donde no tienen nada de movilidad del brazo. El producto de apoyo que se que usa ahí es un programa que permite la comunicación a través de una computadora con un software que te mueve el curso a través de la vista, por ejemplo. Esto es un mundo muy amplio pero en sí es una herramienta para realizar actividades de la vida diaria que antes no podías debido a una discapacidad adquirida o de nacimiento”, explicó.

Robinson pasó lo peor y si hay que sumar un dato hay que decir que en su segundo año en el centro de rehabilitación estaba solo. Era el 2020 y había pandemia. “Solo podía ver a mis padres en los horarios de visita a través de un vidrio”, recordó. No sabe de dónde sacó las fuerzas para seguir pero invierte sus ganas en el “volver a rehacerme y en agradecer a los que me dieron la oportunidad. Estoy devolviendo lo que en un momento se me dio”.

42 minutos para saber qué es la resiliencia

La historia de Robinson debe ser contada porque según él dice “ojalá mi experiencia sirva para quien pase por la misma situación”.

Y así fue. El miércoles a las 12 se presentará en el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes, ubicado en Mitre y Santa Cruz de la ciudad de Neuquén el documental que relata la vida de Robinson, un resiliente.

Su realizador, Matías Estévez, contó sobre la experiencia de encontrarse y contar la historia de esta persona tan fundamental.

Fue convocado por el ideólogo Fernado Salvuci que vio el potencial de superación de Robinson. ”Era una historia que había que contar y por ahí fuimos”, dijo.

Al documentalista le encantó la idea y empezó a meterse en piel y corazón en la historia y el entorno. Visitó la clínica, a Robinson por supuesto, y a todo el personal médico que fue parte de su trayecto de vida y de superación.

“En el documental se puede ver distintos testimonios que van contando las diferentes etapas por las que pasó Robinson”, dijo Estévez.

Viene de realizar otros documentales pero éste lo atravesó de una manera diferente. Conociendo la historia, tuvo que buscar la manera de contarlo. Con entrevistas de por medio y logística propia del medio, el proceso duró tres meses hasta ver la luz.

Y el transcurrir para Matías fue muy movilizador. “Es una historia muy motivadora. Para distinta gente es una historia muy interesante porque a cada uno le llega de distintos lados. Ese es el potencial como testimonio de residencia, desde el lugar que lo veas”, agregó.

Y sobre todo cobra valor en estos tiempos. “Tiene mucho que ver además, con inclusión en un contexto donde a partir de las posturas del gobierno nacional entra en discusión. Cada uno es responsable de sus problemas y si tenés una discapacidad es problema tuyo y el Estado se corre. Todo eso también entra en este documental, aun cuando no es lo central”, aseguró.


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