Holanda aprendió del rival

<b>La Oranje puede cortar con su frustración mundialista jugando como los alemanes.</b>

La fiesta en el vestuario tras el 3-2 sobre Uruguay en la primera semifinal del Mundial de Sudáfrica duró apenas una hora. Después, el técnico Bert van Marwijk se encargó de llamar al orden a los jugadores de la selección holandesa.

En el autobús, los “oranjes” tenían ya la vista puesta en el camino que queda por recorrer, sin mirar en el espejo retrovisor. Van Marwijk exigió a sus futbolistas que centren su atención en la final del domingo en el estadio Soccer City de Johannesburgo.

“Estamos por primera vez en 32 años en una final, pero todavía no hemos alcanzado el objetivo”, recordó el seleccionador. Los jugadores obedecieron sin decir nada las disposiciones de Van Marwijk.

A diferencia del pasado, cuando la “oranje” parecía aturdirse con el resultado de su propio éxito antes de conseguir un título, el entrenador conmina a sus discípulos una y otra vez a no perder de vista la meta final. La palabra clave es la disciplina.

El juego sobrio y poco espectacular de la selección ha merecido ya el calificativo de “alemán” en Holanda, entendido como una crítica. “No es bonito, pero efectivo”, defiende el defensa Joris Mathijsen el nuevo espíritu del equipo.

La idea de que la actual Holanda ha copiado la antigua receta del viejo rival, Alemania –que paradójicamente encandila en Sudáfrica 2010 con su fútbol–, no parece descabellada.

Muchos apuntan por ejemplo a la experiencia de varios jugadores en la Bundesliga alemana. Mathijsen juega en el Hamburgo, Arjen Robben y Mark van Bommel en el Bayern Munich y Khalid Boulahrouz en el Stuttgart.

El propio Van Marwijk entrenó además al Borussia Dortmund, y Nigel de Jong y Rafael van der Vaart militaron en el pasado en el Hamburgo.

Aunque la selección holandesa dispone por nombres de uno de los mejores ataques del Mundial, el equipo apuesta sobre todo por una defensa sólida. “Lo siento por los hinchas, pero la seguridad es nuestra prioridad”, se justifica el zaguero Boulahrouz.

Van Marwijk, asimismo, apunta orgulloso a la labor colectiva de sus equipos. “Ya cuando ganamos la Copa de la UEFA en 2002 con el Feyenoord Rotterdam no teníamos quizá a los mejores jugadores, pero sí al mejor equipo”, señala el técnico.

El fútbol atractivo está ahora a cargo de los alemanes. Holanda, sin embargo, no parece preocuparse por ello. Lo importante es mantener la disciplina para conseguir el objetivo final.

“Desde luego que nos hubiera gustado celebrar más”, contó un sonriente Robben tras el triunfo sobre Uruguay “Pero ahora tenemos que prepararnos de forma intensa durante tres días más”.

A días del que puede ser el día más importante en su historia futbolística, Holanda acaricia la gloria con las ideas de su viejo rival, pero con su espíritu intacto.

Afuera por lesión durante casi toda la primera fase, Arijen Robben se recuperó justo a tiempo y fue clave en los triunfos naranjas ante Brasil y Uruguay.

AP


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