Horacio, el presidente

El Dr. Horacio Rosatti logró arribar a la presidencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sacrificando sorprendentemente -muchos no lo esperábamos- parte de su personalidad y prestigio con la aceptación de una designación ilegal. Como no cabe poner en duda su solvencia profesional y académica, que incluye el Derecho Constitucional, tanto desde la teoría como de la práctica (además de su extenso ejercicio profesional presidió la comisión redactora de la última reforma), es evidente que asumió lo que ello implicaba. Aunque la convalidación posterior por el Senado saneó la ilegalidad, el recorrido dejó sus huellas y la recomendación de Rodríguez Simón las cementó.

En ese mismo aspecto se produce la “elección” interna de la Corte Suprema y el alejamiento -previsible- de la Dra. Highton.

Como se descuenta la adhesión de Rozansky a cualquier veto, nulidad o inconstitucionalidad de leyes promulgadas por el actual gobierno, el Dr. Rosatti está a un solo voto de lograr imponer cualquier decisión de ese rumbo. Voto no muy difícil de obtener, dada la actual composición de la Corte.

Por otra parte, si no lo obtuviera tampoco podría prosperar la posición contraria.

Esa situación, sumada a su pretensión de presidir el Consejo de la Magistratura, lo coloca en un sitial de decisión privilegiado, como el árbitro supremo de las decisiones trascendentales de la República. Es evidente que en el actual panorama político, no faltarán escribas que promuevan acciones de inconstitucionalidad por aquí, o juicios políticos de jueces y fiscales molestos por allá.

Además, si la pretensión fuera inversa, es decir si desde el oficialismo o sus adherentes se promoviera alguna acción ante la Corte, bastará dejarla dormir el sueño de los injustos, sin necesidad siquiera de rechazarla de entrada, con la famosa “planchita” del art. 280 del CPCCN.

Puede que la actual oposición le parezca un panorama auspicioso, pero no lo es. La concentración de semejante poder es por lo menos peligrosa y no debieran confiar en que cuentan con un aliado incondicional, ni mucho menos.

Julián A. Álvarez

DNI 7.574.027

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