Huir de la civilización
La Isla Sur de Nueva Zelanda es tierra de fiordos, picos nevados, senderos escarpados y espectaculares paisajes donde se filmaron escenas de “El señor de los anillos”.
El brazo de mar Queen Charlotte Sound es un lugar excelente para dejar atrás el cansancio de un largo viaje en avión a Nueva Zelanda y olvidar las preocupaciones en casa. El destino es la Isla Sur. El viaje va del aeropuerto en Nelson al puerto de Picton y desde allí en taxi acuático al brazo del fiordo. Después de 20 minutos llegamos al hotel Lochmara Lodge. El sol de la tarde se refleja en las olas, que murmuran a un ritmo regular. Casi automáticamente, el visitante se relaja profundamente. Fiordos y senderos A la mañana siguiente, los Roaring Forties, fuertes vientos que soplan desde el oeste, forman crestas blancas en el fiordo. Para el guía turístico Jeremy Martin no es motivo para cancelar totalmente la planeada excursión en kayak. “Aquí hay tantas cosas por descubrir”, dice. Por tanto, vamos a caminar primero recorriendo un tramo del espectacular sendero Queen Charlotte Track, que tiene una extensión de 71 kilómetros. Dicen que en el punto de partida de la ruta, Ship Cove, tuvo lugar en el pasado uno de los primeros encuentros entre europeos y maoríes. James Cook llegó aquí en 1770 y después volvió varias veces a este lugar. Al día siguiente, el tiempo permite realizar la excursión en kayak de mar en la bahía Abel Tasman. La marea está baja en Sandy Bay. Marty Milner, un empleado de la empresa Abel Tasman Kayaks, primero tiene que llevar a los turistas en tractor hacia el agua, un trayecto de algunos cientos de metros. Después de una breve travesía hacia Awaroa, comienza un agradable viaje en kayak a lo largo de la costa del parque nacional Abel Tasman. Delfines acompañan a los piragüistas y en la orilla juegan pequeñas focas hasta que la madre, vigilante, las llama para que busquen su cercanía segura. En el camino hacia el sureste pasamos en la península de Banks, en la pequeña localidad de Little River, delante de un curioso grupo de silos de trigo en donde entran turistas con maletas. De granero a hotel Los supuestos silos con torres de aluminio resultan ser un hotel. “Aquí vivimos en una región marcada por la agricultura”, dice el arquitecto Stuart Wright-Stow, propietario del hotel, quien vino aquí hace 20 años desde Auckland buscando tranquilidad. “Por todas partes había silos. Entonces, ¿por qué no alojar en ellos a personas?”, se preguntó. El lugar favorito de Stuart, Tumbledown Bay, se encuentra a una distancia de solo 30 minutos en coche. Allí, la maleza tussok en las rocas peladas luce con un color verde amarillo. El viento silba y no se ve a nadie en varias millas a la redonda. Este lugar está muy lejos del bullicio, el ruido y el caos. Sin embargo, la vida en la península de Banks también tiene otro aspecto. Por ejemplo en Akaroa, donde casi cada hora bajan de autobuses turistas llegados de todas partes del mundo. Ellos suben a uno de los barcos de recreo o deambulan por el paseo marítimo. Por la noche se reúnen en el hotel Beaufort House para una charla con vino y queso. Al continuar nuestro viaje hacia el sur atravesamos el gigantesco paisaje de praderas de la llanura de Canterbury, a la que también se han retirado Jasmine y Mike con sus hijos. En un terreno cerca de la granja en Kirwee hay una vaca, un caballo, un cerdo, dos ovejas y un vehículo sobredimensionado con toldo que sirve de alojamiento. ¡Otro lugar extravagante para una cama con desayuno! desde el aire A otras tres horas en coche hacia el sur se encuentra la localidad de Tekapo. Aquí trabaja Tim Rayward, de la empresa Air Safaris. Hoy está lloviendo. Un fuerte viento sopla sobre las estribaciones de los Alpes del Sur. Tim aplaza el vuelo reservado a Mount Cook hasta la mañana siguiente. Y efectivamente: el sol ha vuelto. La avioneta del tipo GAF Nomad sobrevuela el lago Tekapo, de color turquesa, pasa sobre los glaciares de Francisco José y Sir William Fox, vuela en torno a algunas de las más de 150 montañas de más de 2.000 metros de altura y finalmente gira alrededor de la montaña más alta de Nueva Zelanda, el Mount Cook, de 3.724 metros. Un escenario fantástico. Quien haya visto “El Señor de los Anillos” reconoce en el Mount Cook la cordillera de la secuencia de apertura de la segunda parte de la trilogía. Además, en los Alpes del Sur y sus alrededores hay numerosos escenarios de las películas de Peter Jackson. La última parte del viaje por la Isla Sur de Nueva Zelanda ofrece otra vez unas maravillosas vistas de los fiordos. En esta región, las montañas parecen ser más verticales y los brazos de mar más estrechos que en el norte del país. Aquí hay cascadas que bajan por las rocas y se reflejan en el agua clara del fiordo Doubtful Sound. Si no ha sido antes, en este lugar reina un silencio que envuelve de forma agradable a los turistas. Las preocupaciones cotidianas están ahora muy lejos. (DPA)
michael juhran
Fiordos y senderos A la mañana siguiente, los Roaring Forties, fuertes vientos que soplan desde el oeste, forman crestas blancas en el fiordo. Para el guía turístico Jeremy Martin no es motivo para cancelar totalmente la planeada excursión en kayak. “Aquí hay tantas cosas por descubrir”, dice. Por tanto, vamos a caminar primero recorriendo un tramo del espectacular sendero Queen Charlotte Track, que tiene una extensión de 71 kilómetros. Dicen que en el punto de partida de la ruta, Ship Cove, tuvo lugar en el pasado uno de los primeros encuentros entre europeos y maoríes. James Cook llegó aquí en 1770 y después volvió varias veces a este lugar.
Al día siguiente, el tiempo permite realizar la excursión en kayak de mar en la bahía Abel Tasman. La marea está baja en Sandy Bay. Marty Milner, un empleado de la empresa Abel Tasman Kayaks, primero tiene que llevar a los turistas en tractor hacia el agua, un trayecto de algunos cientos de metros. Después de una breve travesía hacia Awaroa, comienza un agradable viaje en kayak a lo largo de la costa del parque nacional Abel Tasman. Delfines acompañan a los piragüistas y en la orilla juegan pequeñas focas hasta que la madre, vigilante, las llama para que busquen su cercanía segura. En el camino hacia el sureste pasamos en la península de Banks, en la pequeña localidad de Little River, delante de un curioso grupo de silos de trigo en donde entran turistas con maletas.
De granero a hotel Los supuestos silos con torres de aluminio resultan ser un hotel. “Aquí vivimos en una región marcada por la agricultura”, dice el arquitecto Stuart Wright-Stow, propietario del hotel, quien vino aquí hace 20 años desde Auckland buscando tranquilidad. “Por todas partes había silos. Entonces, ¿por qué no alojar en ellos a personas?”, se preguntó.
El lugar favorito de Stuart, Tumbledown Bay, se encuentra a una distancia de solo 30 minutos en coche. Allí, la maleza tussok en las rocas peladas luce con un color verde amarillo. El viento silba y no se ve a nadie en varias millas a la redonda. Este lugar está muy lejos del bullicio, el ruido y el caos. Sin embargo, la vida en la península de Banks también tiene otro aspecto. Por ejemplo en Akaroa, donde casi cada hora bajan de autobuses turistas llegados de todas partes del mundo. Ellos suben a uno de los barcos de recreo o deambulan por el paseo marítimo. Por la noche se reúnen en el hotel Beaufort House para una charla con vino y queso.
Al continuar nuestro viaje hacia el sur atravesamos el gigantesco paisaje de praderas de la llanura de Canterbury, a la que también se han retirado Jasmine y Mike con sus hijos. En un terreno cerca de la granja en Kirwee hay una vaca, un caballo, un cerdo, dos ovejas y un vehículo sobredimensionado con toldo que sirve de alojamiento. ¡Otro lugar extravagante para una cama con desayuno!
Desde el aire A otras tres horas en coche hacia el sur se encuentra la localidad de Tekapo. Aquí trabaja Tim Rayward, de la empresa Air Safaris. Hoy está lloviendo. Un fuerte viento sopla sobre las estribaciones de los Alpes del Sur. Tim aplaza el vuelo reservado a Mount Cook hasta la mañana siguiente. Y efectivamente: el sol ha vuelto. La avioneta del tipo GAF Nomad sobrevuela el lago Tekapo, de color turquesa, pasa sobre los glaciares de Francisco José y Sir William Fox, vuela en torno a algunas de las más de 150 montañas de más de 2.000 metros de altura y finalmente gira alrededor de la montaña más alta de Nueva Zelanda, el Mount Cook, de 3.724 metros. Un escenario fantástico. Quien haya visto “El Señor de los Anillos” reconoce en el Mount Cook la cordillera de la secuencia de apertura de la segunda parte de la trilogía. Además, en los Alpes del Sur y sus alrededores hay numerosos escenarios de las películas de Peter Jackson.
La última parte del viaje por la Isla Sur de Nueva Zelanda ofrece otra vez unas maravillosas vistas de los fiordos. En esta región, las montañas parecen ser más verticales y los brazos de mar más estrechos que en el norte del país. Aquí hay cascadas que bajan por las rocas y se reflejan en el agua clara del fiordo Doubtful Sound. Si no ha sido antes, en este lugar reina un silencio que envuelve de forma agradable a los turistas. Las preocupaciones cotidianas están ahora muy lejos. (DPA)
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