Hundidos en el desconcierto

Es curioso que haya decidido echar a Sturzenegger el día que el Central cumplió con el primero de los compromisos asumidos con el FMI: dejar flotar libremente al dólar.

Del Pro y la Coalición Cívica de Carrió surgieron la mayor cantidad de votos contra el proyecto. Podría haber sido para Macri una derrota autoinfligida.

PANORAMA NACIONAL

En las primeras horas de la mañana del jueves, el gobierno difundió la carta de intención que envió al Fondo Monetario para acceder al crédito stand-by por 50.000 millones de dólares. El trabajo de 34 páginas es lo más parecido a un programa integral que ha mostrado el equipo económico desde que el ministro Nicolás Dujovne asumió su coordinación. Incluye además las metas que el gobierno se compromete alcanzar en el marco del acuerdo con el organismo. El documento lleva las firmas del propio Dujovne y del todavía presidente del Banco Central Federico Sturzenegger.

Ese mismo día, sin intervención del Banco Central, tal cual podía leerse en uno de los puntos de ese documento, el dólar trepó por encima de los 28 pesos. Como coinciden varias fuentes del gobierno, el presidente Macri venía sumando motivos para desplazar a Sturzenegger desde que a finales de abril ofreció 1.500 millones de dólares a $ 20,55 sólo para que unos días más tarde el dólar terminara en $ 23. Es curioso sin embargo que haya decidido despedir a Sturzenegger el día que el Banco Central cumplió con el primero de los compromisos asumidos con el Fondo, como es dejar flotar libremente al dólar. Varios economistas sostienen que, libre, ese día no podía esperarse otra cosa del dólar que no fuera una suba brusca. El viernes, en el debut de Luis Caputo, el Central tampoco intervino y nada cambió: rozó los $ 29.

Esta contradicción entre la pretensión de un tipo de cambio definido por el mercado y lo que realmente se busca con el dólar siembra dudas acerca de si el gobierno será capaz de cumplir otros compromisos reflejados en la carta con el FMI. Si tendrá la convicción suficiente o contará con margen político necesario para hacerlo. Sturzenegger dejó el BCRA por su pérdida de credibilidad en el manejo del dólar, como admitió, pero también fue víctima de la crisis de confianza que atraviesa todo el gobierno.

Hay un punto de contacto entre el manejo errático de la política cambiaria y la media sanción en Diputados del proyecto de despenalización del aborto.

El gobierno pareció descubrir en horas previas al debate que un rechazo del proyecto de interrupción legal del embarazo en Diputados terminaría siendo una derrota parlamentaria del presidente. Una más, si se cuenta la reciente sanción de la ley que frenaba los aumentos de tarifas, sancionada con el voto opositor y que forzó el veto presidencial.

Hay que atribuirle a Macri la iniciativa de haber habilitado el debate de una iniciativa que nunca fue considerada por los gobiernos kirchneristas y que tenía –tiene– una sólida base social. Pero el presidente estuvo ausente en el debate público. No hubo un registro preciso desde el gobierno de lo que estaba ocurriendo en las calles una vez que Macri destapó la botella. A la par, el rechazo que el proyecto por el aborto no punible recoge entre las más notorias figuras del oficialismo –Carrió, Michetti, Pinedo, Vidal, Rodríguez Larreta–, muchas de ellas las de mayor proyección electoral, terminó por hacer de los bloques del Pro y de la Coalición Cívica la oposición mejor articulada a la ley. De allí –y del peronismo no kirchnerista– surgió el número más significativo de votos por el no. La del rechazo al aborto podría haber sido para Macri una derrota autoinfligida.

El Senado abre una perspectiva diferente para el oficialismo. La suerte de ley depende en gran medida de comportamiento del peronismo, casi un administrador natural de las mayorías en la Cámara. Miguel Pichetto ha dicho que estamos frente a un hecho “imparable” y anticipó una rápida sanción de la ley. Además de su convicción laicista -Pichetto profesa un acendrado anticlericalismo- al senador probablemente lo mueva su desapego con el proyecto y la necesidad de que pase velozmente por el Congreso. Es otra agenda la que de verdad le importa a Pichetto, que conecta con el desconcierto en el que está hundido el gobierno y la perspectiva, cada vez menos lejana, de un peronismo de regreso en el poder.

Datos

Es curioso que haya decidido echar a Sturzenegger el día que el Central cumplió con el primero de los compromisos asumidos con el FMI: dejar flotar libremente al dólar.
Del Pro y la Coalición Cívica de Carrió surgieron la mayor cantidad de votos contra el proyecto. Podría haber sido para Macri una derrota autoinfligida.

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