Irak promete más ataques suicidas contra tropas de EE.UU.

Un militar fingió rendirse y se inmoló en un puesto de control matando a 4 soldados. Bagdad sufría intensos bombardeos, mientras las tropas aliadas se reabastecen.

Día 10 de la guerra a Irak

Un oficial estadounidense saca un paquete de explosivos del sistema de cloacas, en las cercanías de una ciudad del sur iraquí.
Los aliados continuaron ayer sus incesantes bombardeos en Irak luego que cuatro soldados estadounidenses murieron en el primer ataque suicida desde que comenzó la guerra para derrocar al presidente Saddam Hussein.

Mientras Bagdad y Mosul (noreste) eran sometidas a ola tras ola de bombardeados los kurdos, aliados de Washington, consolidaban sus posiciones en el norte.

Alrededor de 30 explosiones impactaron ayer a Bagdad y sus alrededores en un intenso bombardeo aéreo, según corresponsales de Reuters en la capital iraquí. «Han habido unas 10 explosiones en el centro de la ciudad y muchas más en las afueras, especialmente hacia el noroeste. Hemos oído unas 30 explosiones en total», dijo el reportero Nadim Ladki.

El propio ministerio de Información fue gravemente dañado por misiles Tomahawk, mientras que durante la noche, otro bombardeo alcanzó al principal complejo presidencial del centro de la capital.

También la ciudad de Mosul, en el norte iraquí, fue nuevamente sometida a bombardeos.

Por la mañana, cuatro soldados de la tercera división de infantería de Estados Unidos murieron cuando un kamikaze hizo estallar un coche-bomba cerca de un retén instalado al norte de Najaf (a 150 km de Bagdad).

Según informes de prensa, un taxi llegó a un puesto de control al norte de la ciudad de Nayaf y pidió ayuda. Cuando los soldados aliados se aproximaron al vehículo, éste estalló.

Ese atentado coincide con la fatwa -decreto religioso- dictada por el jefe de la asociación de ulemas iraquíes, jeque Abdel Karim al Modarres, en la que exhortó a los iraquíes a la yihad (guerra santa) contra las fuerzas invasoras. La televisión estatal iraquí dijo que el militar iraquí que quiso dar «una lección» a las tropas norteamericanas.

El vicepresidente iraquí, Taha Yassin Ramadan, saludó el ataque y anunció que habrá más acciones de este tipo

Una pequeña herida durante un combate entre tropas aliadas y fuerzas irregulares iraquíes es atendida por los paramédicos de EE. UU.
. «Todos los medios para detener al enemigo serán utilizados», dijo .

Según el funcionario, el ataque fue llevado a cabo por el suboficial Ali Yafer el Numani, al que calificó de mártir. Los iraquíes no pueden desarrollar grandes bombas como las que tiene Estados Unidos, dijo, «todo lo que pueden hacer es convertirse a sí mismos en bombas».

Estados Unidos calificó al actos de «simple terrorismo».

Las fuerzas de tierra, que enfrentan duras condiciones climáticas y una enconada resistencia iraquí, procuran abastecerse en el centro y sur del país en medio de esporádicos pero intensos combates con tropas leales a Saddam Hussein.

De Basora , al sur, hasta Najaf, en el centro, las fuerzas aliadas parecen haber hecho un alto en espera de llegada de refuerzos. Las fuerzas continuaron hostigando a las tropas de élite de la División Medina de la Guardia Republicana iraquí, informó el Pentágono. La División se dispersó sobre una amplia área, dificultando su bombardeo aéreo.

El general mayor Victor Renuart desmintió que vaya a haber una pausa de entre cuatro y seis días en la guerra de Irak.. Más de 290.000 soldados estadounidenses y británicos han sido desplegados hasta ahora .

Un tercio de estos efectivos se encuentra ya en territorio iraquí, dijo el general McChrystal.

Civiles atrapados en el fuego cruzado en Basora

BASORA, Irak (AFP) – La represión de un régimen dictatorial al que ya se acostumbraron o la «ocupación» de su país por parte de tropas extranjeras: éste es el dilema de miles de habitantes de Basora (sur de Irak), una ciudad atrapada entre el fuego cruzado de milicias iraquíes y soldados aliados.

Convertidos en rehenes y escudos humanos por las milicias fieles a Saddam Hussein que gobiernan la ciudad y se enfrentan a los soldados extranjeros, los habitantes de Basora han dudado durante días de huir de sus casas o resistir escondidos y sin agua potable hasta que acaben los combates.

«La ciudad está llena de soldados iraquíes. Un joven que estaba rasgando un retrato de Saddam Hussein fue linchado y su cadáver está esparcido en las calles», afirmaban vecinos. La procesión de iraquíes que salen precipitados de la ciudad es macabra.

Entre ellos abundan los niños pequeños y ancianos que apenas pueden caminar y necesitan apoyarse en alguien para no caer desfallecidos antes del retén militar británico. Los militares, recelosos de los milicianos iraquíes, los tratan hoscamente.

Aquellos que atraviesan el gran puente en dirección a la ciudad deben sentarse en el suelo o ponerse de rodillas para ser registrados y los que salen son obligados a no detenerse y se les empuja sin miramientos para que despejen la carretera para el paso de los tanques. Algunos autobuses, taxis o automóviles privados les esperan tras el control y por algunos dinares cargarán hasta lo inimaginable sus vehículos para viajar hacia el sur.

Otros muchos comienzan a caminar por la carretera sin rumbo, cargando consigo lo que pudieron rescatar de sus hogares. Los bordes del camino están llenos de siniestros recuerdos de la batalla: tanques carbonizados, automóviles reducidos a un amasijo de hierros quemados e incluso los destruidos sistemas de defensa antiaérea iraquí. También deben estar atentos: en cualquier momento pueden quedar en medio de los combates

Día 10 de la guerra a Irak


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