«Je meurs pour la France», París recuerda a combatientes españoles

Por Silvia Ayuso

No es de sus cuadros más logrados, dicen los expertos. Y tampoco de los más conocidos. Pero el «Monumento a los españoles muertos por Francia», de Pablo Picasso, es uno de los pocos homenajes realizados en el siglo XX a la participación española en el combate a los nazis en la II Guerra Mundial. Una situación a la que se le va a poner remedio ahora, al menos en Francia.

Con motivo de la celebración del 60 aniversario de la liberación de París, el 25 de agosto de 1944, en la que tropas de combatientes españoles (en su mayoría exiliados tras la victoria franquista en su país) tuvieron una participación clave, por primera vez acude una delegación española de alto nivel a la capital gala para participar en los homenajes en recuerdo de lo que supuso, mes y medio después del desembarco en Normandía, el símbolo del fin de la Francia ocupada y una muestra contundente de que el conflicto bélico había dado un giro decisivo.

El presidente del Senado español, Francisco Rojo, encabeza una delegación en la que también estarán los consejeros autonómicos de Cataluña, País Vasco y Asturias, así como el escritor Jorge Semprún y dos grupos de excombatientes españoles. El 25 de agosto de 1944, el general Dietrich von Choltitz, gobernador alemán de París, firmaba la capitulación ante el general Leclerc y el coronel Rol-Tanguy. París había sido liberada. Y gracias en gran parte a los combatientes españoles, agrupados sobre todo en la II División blindada de Leclerc, en la agrupación Dronne, conocida como «La Novena», que fue la primera en llegar al Ayuntamiento de París. Los nombres de los oficiales, Elías, Moreno, Granell, Montoya, son claros indicios de la nacionalidad.

Y tras París llegarían Burdeos, Angulema, Poitiers, Montelimar, Valence y Avignon, ciudades galas liberadas también con una decisiva participación española.

Miles de republicanos españoles, exiliados tras la Guerra Civil, se unieron a la resistencia del país vecino, en lo que muchos de ellos consideraban una continuación de la lucha por la democracia y contra el fascismo. Sus tanquetas blindadas, con nombres como «Brunete», «Guadalajara» o «Ebro2» evocaban batallas del conflicto bélico español que tan diferente resultado tuvo de la II Guerra Mundial. Miles de ellos acabaron en campos de concentración. Muchos murieron allí.

Una historia no demasiado conocida ni siquiera en España, donde durante muchas décadas el tema de los republicanos derrotados y la represalia que sufrieron fue un tema tabú. Algo que ha comenzado a cambiar en los últimos años, gracias en gran parte a la labor ejercida por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), empeñada en recuperar la historia de los «perdedores» y su dignidad.

«Hay una urgencia en el reconocimiento a las personas que aún quedan vivas, es una generación que se está extinguiendo», explica Emilio Silva, presidente de ARMH.

Las diversas secciones surgidas en toda la geografía del mapa en los cuatro años de historia de la organización han descubierto numerosas fosas comunes donde se hallaban los cuerpos de cientos de desaparecidos en la Guerra Civil. Su número total se estima en 3.500. Aún queda mucho por hacer. Pero mientras en España se dan los primeros pasos (el gobierno aprobó en julio la creación de una comisión «para el reconocimiento de las víctimas del franquismo»), Francia se adelanta una vez más y le realiza un homenaje de dos días a los combatientes españoles.

Una placa colocada frente al número 38 del Quai Henri IV, en el recorrido que hizo la brigada española el 24 de agosto de 1944, recordará la gesta clave para la liberación de París, y la delegación española participará además en la recepción ofrecida por el alcalde de la capital gala, Bertrand Delanoe, en el Ayuntamiento, entre otros actos.

En febrero, meses antes de la liberación de París, uno de los combatientes españoles, Celestino Alfonso, escribió en su última carta antes de ser ejecutado: «Je meurs pour la France», muero por Francia. Ahora «la France» le rinde tributo. Ya sólo queda que España haga lo mismo.

 

(DPA)


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