Abigeato en Río Negro: el delito que sigue en las sombras y con pocas denuncias
El robo de ganado es una problemática que sigue vigente en los campos de la región. Genera pérdidas millonarias entre los productores rurales. El sector descree de las denuncias porque las causas no prosperan en la Justicia. Preocupación en las costas del río donde la policía no tiene competencia.
Año tras año, el robo de ganado es una temática que une de la forma más desgraciada a los productores ganaderos. Se habla de un delito silencioso que, en los últimos meses, comenzó a salir del campo y a ocupar otro lugar. En las ciudades rurales de Río Negro – sobre todo en Valle Medio, Valle Inferior y zonas atlánticas y del Alto Valle -, el abigeato ya no es sólo una preocupación. Es una herida que duele cada vez más.
“Estamos cansados”, resumió Mario Bonade, productor ganadero de Chimpay, donde los delitos avanzan sobre tranqueras y puestos. “Nos matan los animales, los carnean, los encuentran con la carne, con las armas, y nadie va preso”, repitió con una bronca que no es aislada.
Este testimonio es fácil de encontrar en otros puntos de la provincia. Si bien aseguró que en Chimpay hay seis o siete personas que están denunciadas reiteradamente por el mismo delito, siguen en libertad. “Tienen una carilla de causas y los seguimos cruzando en la estación de servicio. El año pasado perdimos más de 100 millones de pesos”, dijo, dándole forma material a las pérdidas que generan estos robos.
Contó que la policía trabaja bien, que logran allanamientos, secuestran carne, cuchillos, ropa ensangrentada. “La muestra en el campo, la carne en la casa del delincuente, la denuncia, todo está. ¿Qué más necesitan?”, se preguntó, apuntando contra la Justicia. “La mayoría de los productores ya ni denuncia, porque perdemos tiempo. Y sin denuncia, no hay causa”.
“Los hechos se concentran cerca de los pueblos. Hay más movimiento, más circulación y más facilidad para cargar”, explicó el ruralista. El mapa del delito rural se desplazó: ya no ocurre solo en parajes alejados, sino que se volvió visible incluso en zonas con controles policiales.
La mirada de los referentes
Martín Echave, presidente de la Sociedad Rural de San Antonio Oeste, aseguró que el abigeato “es un tema que no se le escapa a ninguna rural”. Aseguró que todo lo que se roba, sea animales o herramientas de las casas, “viene a parar y a venderse en el pueblo”. Según su mirada, el tema de seguridad tiene que ser prioridad porque “te puede hacer totalmente inviable un proyecto”.
Desde Conesa, Roberto Gutiérrez coincidió: “El abigeato sigue pasando lamentablemente. Es una deuda pendiente, sobre todo de la Justicia. Creo que con suerte el 50% hace la denuncia y es porque le insistimos en que nos traigan la copia a nuestras oficinas. La gente no confía en el Estado, descree y piensa que no va a pasar nada”, reiteró Gutiérrez.
«Nos cruzamos en la calle a tipos que sabemos que nos carnearon animales y le tenemos que poner buena cara. Eso es lamentable»
Mario Bonade, productor ganadero de la zona de Chimpay.
Además, sostuvo que ya no solo se sufre el robo de algún animal, sino también se meten a las casas, los galpones de los campos y roban herramientas. “Bombas, paneles solares, motosierras. En fin, herramienta que encuentran, se la llevan”, afirmó.
En Roca, Baldomero Bassi describió otra realidad. “En lo que va del 2025, vemos que los hechos delictivos han disminuido. No es que no sigan existiendo, pero por lo menos ya no se ven tantos como se veían hace unos meses, ni con tanta impunidad”.
Entre diferentes referentes del sector destacaron que cierta baja se debe al fortalecimiento de las Brigadas Rurales que ven en diferentes zonas de la provincia. “Les han facilitado móviles nuevos y demás, lo que sirve para las tareas de prevención”, dijo Bassi.
Más allá de las buenas sensaciones, otra síntesis nuclea a los referentes de la ganadería es que falta corregir y mucho. En algunas regiones, sobre todo las que tienen costas en el río Negro y parte del río Colorado, resta mejorar el trabajo de Prefectura.
“Hoy los ríos son navegados por gente que anda cazando y robando, que se establecen las islas y las usan como punto de referencia para robarle a los campos vecinos”, insistió Bassi.
Dante Segatori, presidente de la Sociedad Rural de Choele Choel, fue otro de los líderes que insistió en la problemática. “Por la parte del río, preocupa porque la policía llega hasta la orilla y no tiene competencia para trabajar dentro del agua”, aseguró.
Por cuestión de jurisdicción, la fuerza nacional es la encargada de patrullar en zonas costeras. “Tienen que mejorar un poco la interacción con la policía provincial porque es un trabajo en conjunto”, aseveró Segatori.
Descreimiento en la Justicia
“El otro gran tema es el accionar de la Justicia”, repiten los representantes ganaderos. Si no hay denuncia, no existen datos, no existe delito. El esfuerzo de los presidentes de las sociedades rurales está puesto en promover las denuncias ante el sufrimiento de estos ilícitos. Pero aún así, no alcanza. “Es importante contar con condenas ejemplares para que paguen con algún tipo de pena”, dijo Echave.
Según la Justicia, generalmente, cuando la evidencia es suficiente el proceso judicial avanza en la “averiguación de la verdad del hecho”, ya que están prohibidas en Río Negro las salidas alternativas para quienes cometan este delito.
- 800
- mil pesos puede llegar a costar un ternero. Sin embargo, el precio puede ser mayor, según la raza del animal.
Los ruralistas son conscientes que ante un mapeo que se quiera hacer o un reclamo posterior, se plantea un vacío entre los hechos denunciados y la demanda de políticas de seguridad. “Quizás se da porque la mayoría de los hechos no se denunciaron, por esa cuestión de cansancio, de inacción de la Justicia, de que no pasa nada. La gente como que se cansa”, repitieron en sintonía.
Baldomero Bassi fue más allá y se refirió a que se deben mejorar los procesos detrás de estos delitos: “Los fiscales mejoraron mucho en su funcionamiento, pero la Justicia sigue lenta y no se da. Esto genera que el productor no quiera hacer denuncias porque las causas no prosperan”.
Segatori, desde Choele Choel, fue tajante: “No podemos seguir con este nivel de impunidad. Hay gente que vive del robo, y lo hace con total tranquilidad”.
Fallos por causas de abigeato
- 90
- sentencias se registraron en los últimos 7 años. Es decir que, entre 2018 y 2025, hubo 57 sobreseimientos y 37 condenas por casos de robo de ganado en Río Negro.
Es una constante que, los hechos se descubren días después de ocurridos – en muchos de los casos cuando el dueño del predio sale a recorrer – y recién en ese momento, se efectúa la denuncia. Para quienes siguen la investigación judicial, estas circunstancias conspiran para la obtención de evidencia, además de otros elementos como son la propia naturaleza a través de los factores climáticos o la propia acción de los animales.
Es decir que, los procedimientos policiales constituyen un desafío complejo que requiere de grandes esfuerzos que efectivamente esta fuerza lleva adelante por obtener evidencia de calidad.
En 2024, de los 348 legajos creados en toda la provincia bajo la clasificación legal de abigeato, un 10% tiene alguna persona sospechada de ser autor del mismo. El resto corresponde a autores ignorados.
Asimismo, en todos los casos en que se reúnen los requisitos exigidos legalmente se solicita como medida cautelar la prisión preventiva para evitar, en un contexto de investigación compleja, el entorpecimiento de la misma.
El rol de la Brigada Rural
Al tratar de tipificar esta clase de delito podría decirse que se producen en lugares alejados de los centros urbanos, con escasa comunicación, iluminación, vigilancia. Justamente por estas circunstancias, muchas veces es complejo para sus propios dueños tener el control sobre las situaciones.

Cuando se detecta un caso de abigeato, la Policía de Río Negro, a través de su Brigada Rural, realiza la detención de los sospechosos y el secuestro de la carne o animales involucrados.
Carlos Bruno, director general de Prevención, Seguridad y Orden Público, señaló que la fuerza “incrementó sus intervenciones” y que se realizaron allanamientos exitosos, pero también admitió que muchas causas quedan frenadas en el ámbito judicial. “La Policía hace su trabajo, pero la continuidad depende de otros poderes del Estado”.
Es que, el abigeato obligó a la fuerza a multiplicar patrullajes, sumar drones con visión nocturna y montar operativos por rutas, campos y caminos alternativos.
Para Bruno, es vital la descripción del delito. A partir de los hechos denunciados se trabaja en las estadísticas y, en función de los números que registran, se provee de logística.
Según un informe de la Brigada Rural de la Policía de Río Negro, las zonas más afectadas este año son Chimpay, Chelforó, Choele Choel, Conesa, San Antonio y también áreas del Alto Valle. La proximidad a rutas nacionales y caminos rurales facilita la faena clandestina y el traslado rápido de la carne.
Durante el período comprendido entre marzo de 2024 y marzo de 2025, se registraron 81 hechos de abigeato en la jurisdicción de la Unidad Regional I de la Policía de Río Negro. Esta cifra representó una reducción notable en comparación con el año calendario 2023, donde se habían contabilizado 75 solo en ese año.
La comparación entre los primeros cuatro meses del año 2024 y el mismo período de 2025 muestra una mejora significativa. Mientras que entre enero y abril de 2024 se registraron 20 hechos de abigeato, en 2025 solo se contabilizaron 6 hechos.
Explicaron que la baja en los casos se vincula con un cambio en la metodología de trabajo policial. Ahora, se centran en individualizar personas involucradas en estos delitos, identificando sus modos de operar, vehículos y domicilios. Los procedimientos permitieron una reducción efectiva de los delitos en comparación con números de otros años.
En el informe, destacaron el rol activo de la Brigada Rural de Conesa, responsable de la mayoría de estas infracciones. En este periodo también se decomisaron más de 2.000 kilos de carne, producto de distintos operativos.
Además, se observó que los ilícitos se perpetraron en zonas limítrofes entre jurisdicciones, lo que podría ser un indicador de que parte de los autores provienen de localidades vecinas.
Qué dijo el Gobierno: advierten baja en el delito y falta de denuncias
En el campo, el silencio puede ser un grito. Cuando falta un animal o aparecen los rastros del faenado clandestino, muchas veces la voz no llega a la comisaría. Y sin denuncia, no hay Justicia. Para el Gobierno de Río Negro es una preocupación en la lucha contra el abigeato, ese delito que avanza, que golpea el trabajo rural y erosiona la confianza en las instituciones.
“Si no hay denuncia, desde el Estado es poco lo que se puede hacer”, admitió Tabaré Bassi, secretario de Ganadería provincial. Su diagnóstico fue que, aunque la situación mejoró respecto a años anteriores, existen vacíos en los registros por la falta de formalización de los casos.
Según Ganadería, el Gobierno centró los esfuerzos en zonas críticas como Valle Medio -sobre todo Chimpay, Chelforó y Colonia Josefa – y Viedma, donde aún se detectan faenas ilegales y movimientos sospechosos. “Hay quienes se tiran en lancha a las islas, carnean y desaparecen”, explicó Bassi.
Aseguró que las Brigadas Rurales fueron fortalecidas con vehículos y hay trabajo coordinado con la policía. El funcionario consideró que son las herramienta clave. Por eso, destacó que se intensificaron controles en carnicerías, rutas y caminos.
No obstante, Bassi subrayó que el trabajo no puede quedar sólo en manos del Estado provincial. De esa manera, insistió que los municipios deben profundizar los controles bromatológicos en las diferentes localidades.
“Cuando la policía encuentra a alguien realizando abigeato, se tiene que aplicar la ley con rigurosidad y que esa persona quede presa, que no salga el día siguiente. Eso es una de las exigencias del sector y eso se está tratando de articular con la Justicia para que se actúe en forma más severa”, concluyó.
El costo de la impunidad
Además del alto impacto económico, el abigeato afecta la rutina y la seguridad del trabajo rural. “Rompen alambres, se llevan bombas, arruinan perforaciones de 100 metros de profundidad. Es carísimo reponer eso. Y además ponen en riesgo a los trabajadores. Un ternero gordo hoy vale un millón y medio de pesos. No es un delito menor”, agregó Bonade.
La sensación de desprotección es generalizada. “Hay una cadena que se corta en la Justicia. Nosotros hacemos la denuncia, acompañamos a la policía, todo. Pero no hay detenidos”, concluyeron los productores.
El abigeato sigue creciendo, a la par del silencio del sector en la Justicia. Los productores de Río Negro están inquietos y cansados. Mientras tanto, advirtieron que los delincuentes caminan tranquilos por las calles de sus pueblos. Y los ganaderos, aún con pruebas en la mano, repiten el hartazgo de tener que poner la otra mejilla.
Año tras año, el robo de ganado es una temática que une de la forma más desgraciada a los productores ganaderos. Se habla de un delito silencioso que, en los últimos meses, comenzó a salir del campo y a ocupar otro lugar. En las ciudades rurales de Río Negro - sobre todo en Valle Medio, Valle Inferior y zonas atlánticas y del Alto Valle -, el abigeato ya no es sólo una preocupación. Es una herida que duele cada vez más.
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