Así operaba la banda narco que terminó imputada en Neuquén: vendían cerca de una plaza y una escuela
La banda narco vendía droga desde una casa en Neuquén, frente a una escuela. Cinco personas quedaron bajo prisión domiciliaria tras la acusación.
La casa parecía una más del barrio Atahualpa de Neuquén, con su fachada de chapa negra y un portón que la aislaba de la vista pública. Sin embargo, detrás de esa apariencia común, funcionaba un punto de venta de drogas que trabajaba las 24 horas, todos los días, frente a una escuela primaria y a pasos de una plaza.
Esa vivienda fue el epicentro de una investigación que terminó con la acusación a cinco personas –tres mujeres y dos varones– por integrar una organización dedicada a la venta de cocaína. El operativo, impulsado por la fiscalía de Narcocriminalidad junto a la Policía provincial, permitió desarticular una red que operaba con roles definidos, jerarquía interna y una logística aceitada.
Un trabajo en turnos rotativos
Durante la audiencia realizada en la Ciudad Judicial, la fiscal Eugenia Titanti expuso que la organización se mantuvo activa al menos desde febrero hasta el 23 de mayo. En ese período, la banda funcionó desde una vivienda destinada exclusivamente al narcomenudeo, justo frente a la escuela primaria 190.
Una de las mujeres acusadas era quien coordinaba todo: organizaba turnos, asignaba funciones, y dirigía cada movimiento. Otra mujer cumplía roles múltiples: seguridad, transporte de droga, fraccionamiento, cobro de deudas, y contacto con los proveedores.
Los otros integrantes se encargaban del fraccionamiento, traslado y venta. Uno de los varones operaba en la calle Intendente Alejo Serrano, donde ofrecía la droga en turnos organizados por la jefa de la banda.
Lenguaje codificado y pagos digitales
Los contactos dentro de la banda se manejaban con códigos: a la cocaína la llamaban “milanesas” o “coronas”. Las dosis se preparaban en casas particulares y se llevaban al punto de venta, ubicado en un domicilio con portón de chapa negra y una pequeña ventana por donde se realizaban las transacciones.
El intercambio era fugaz. Los compradores llegaban, pasaban al patio delantero oculto, entregaban dinero y recibían los envoltorios. Las ventas se hacían tanto en efectivo como a través de transferencias con Mercado Pago.
Todo lo recaudado era rendido a la jefa de la banda, quien distribuía pagos por turnos y por tareas específicas como fraccionamiento o transporte.
Cinco allanamientos y mucha evidencia
Durante los allanamientos realizados por la policía y el Ministerio Público Fiscal, se encontró una gran cantidad de elementos que confirmaron la acusación.
En la casa de la jefa de la banda, se secuestraron $656.100 en efectivo, una máquina contadora de billetes y comprobantes de depósitos bancarios por $5 millones. En otro domicilio se encontró una piedra de cocaína de 44 gramos, más envoltorios, un auto, y cartuchos de arma de fuego.
En otra vivienda, los investigadores hallaron 306 envoltorios de cocaína listos para la venta, otros tres envoltorios con 209 gramos, balanzas, elementos de corte y $120.500 en billetes de baja denominación.
Uno de los varones tenía en su casa 32 gramos de cocaína, más de $2.200.000 en efectivo y anotaciones sobre las entregas. Al otro, le encontraron 8,7 gramos distribuidos en 25 envoltorios, más de medio millón de pesos, un cartucho de escopeta y registros de las ventas.
Acusación agravada y prisión domiciliaria
El delito que se les imputa es el de comercio de estupefacientes agravado, por ser cometido por tres o más personas organizadas y por realizarse en cercanía de una escuela y una plaza.
La fiscalía solicitó la prisión preventiva para uno de los varones y prisión domiciliaria para el resto del grupo. Argumentó riesgo de fuga y de entorpecimiento de la investigación. El juez Luciano Hermosilla avaló la formulación de cargos y resolvió imponer prisión domiciliaria para los cinco acusados, por un plazo de cuatro meses.
También se solicitó la clausura judicial de la casa utilizada para la venta de drogas, pero el magistrado rechazó ese pedido.
El caso sigue en investigación y podría derivar en más imputaciones. Mientras tanto, el punto de venta más activo del barrio Atahualpa quedó desmantelado.
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