Cómo la IA transcribe audiencias en Río Negro: eje en la agilidad, reducción de errores y software libre
El Poder Judicial de Río Negro incorporó una plataforma con inteligencia artificial que transcribe automáticamente audiencias, agiliza procesos y protege datos sensibles.
Las audiencias ya no solo cuentan con trabajo humano. Desde hace algunos meses, en el Poder Judicial de Río Negro, un software escucha, interpreta y transcribe. La inteligencia artificial (IA) comenzó a ocupar un lugar central en los procesos judiciales, con el objetivo de agilizar, proteger y documentar con precisión las decisiones que se toman en cada expediente. Así funciona la transcripción automática que protege datos sensibles.
Dejando atrás las miradas tradicionalistas, este avance es tan real como necesario: la incorporación de una plataforma de transcripción automática permite transformar videos y audios judiciales en texto, lo que garantiza mayor transparencia, ahorro de tiempo y resguardo de datos sensibles.
Por qué es importante que la IA llegue a los juicios
Durante años, la transcripción de audiencias en Río Negro fue una tarea artesanal. Personas dedicadas exclusivamente a escuchar, pausar, retroceder y tipear palabra por palabra lo que se decía en cada juicio. Ese método, lento y proclive a errores, resultaba insuficiente ante un nuevo paradigma judicial: la oralidad.
Hoy, la mayoría de las sentencias se dictan de forma oral, y su registro es clave tanto para las partes como para el control ciudadano y la prensa. Cuando un fallo no se transcribe, se pierde no solo una herramienta para recurrirlo, sino también una garantía de transparencia institucional.
Por eso, la Acordada N.º 5/2025 obligó a que todas las sentencias dictadas oralmente sean incorporadas al protocolo digital. Y para lograrlo, la Dirección de Sistemas diseñó una herramienta propia que permite automatizar el proceso sin depender de servicios externos.
«Ahorra un montón de tiempo. Antes tenías a dos o tres personas tipeando a la vieja usanza, escuchando, deteniendo el audio, transcribiendo y volviendo a escuchar», explicó Juan Cruz García, integrante del equipo de Comunicación Judicial.
Cómo funciona la plataforma de transcripción automática
El desarrollo interno, encabezado por el área de Sistemas, se apoya en tecnologías de última generación y se estructura en varias etapas.
En síntesis, cuando se carga un archivo de audio o video, el sistema primero extrae el sonido, lo convierte a un formato óptimo y lo divide en segmentos manejables, con una técnica que incluye un solapamiento de dos segundos entre fragmentos para evitar la pérdida de palabras.
Luego, cada segmento se transcribe con Whisper, el sistema de reconocimiento de voz de OpenAI, elegido por su precisión y su capacidad para interpretar diversos acentos y ruidos de fondo. Tras obtener el texto base, una segunda inteligencia artificial lo mejora: elimina repeticiones, agrupa en párrafos y estructura la información para facilitar su lectura.
El resultado final es un documento claro, legible y fiel al contenido original de la audiencia. Pero lo más importante es que todo el proceso se hace en entornos seguros, con protocolos cifrados y servidores internos, garantizando la confidencialidad de los datos.
Seguridad: un desarrollo propio para proteger la información
Uno de los debates centrales en torno al uso de inteligencia artificial en ámbitos judiciales gira en torno a la privacidad. «Hay un montón de plataformas que transcriben, pero ¿qué pasa con los datos que les das?», interpeló García. La respuesta que brindó este poder del Estado fue directa: desarrollar una herramienta propia para no entregar a terceros información sensible.
La decisión tiene sentido. En los juicios se exponen detalles íntimos de personas, hechos graves, situaciones delicadas. Cualquier filtración, hackeo o uso indebido podría generar daños irreparables.
Por eso, el sistema rionegrino no guarda los audios en la nube, no expone la información más allá de sus límites y se integra con mecanismos de autenticación del propio Poder Judicial. Una especie de sistema interno para sus propias correcciones.
IA sí, pero con criterio humano
El nuevo sistema no reemplaza a jueces, secretarios ni operadores judiciales. Su función es automatizar una tarea mecánica, pero el criterio profesional sigue siendo indispensable. Cada transcripción debe ser revisada, ajustada en su terminología jurídica y adaptada a las particularidades del caso.
«Es una herramienta que ahorra tiempo y reduce errores, pero que no decide. Eso sigue siendo responsabilidad de las personas», explican desde el equipo técnico. Es, en esencia, un asistente que libera recursos humanos para tareas más complejas y estratégicas.
«El sistema está diseñado como un asistente que automatiza la tarea mecánica de transcripción, pero el operador judicial continúa teniendo un rol fundamental«, dijo Leandro Boisselier, integrante de la Gerencia de Sistemas del Poder Judicial.
Entre las tareas que debe realizar el empleado judicial, se encuentran:
- Verificar la precisión de la transcripción
- Corregir potenciales errores en terminología jurídica especializada
- Adaptar el formato según las necesidades específicas del documento final
- Integrar el contenido transcrito en el contexto más amplio del proceso judicial
Impacto en el fuero Contencioso Administrativo
Uno de los sectores donde ya se ven resultados concretos de la automatización es el fuero Contencioso Administrativo, especialmente en causas de ejecución fiscal. Antes, el promedio desde que se iniciaba una demanda hasta el fallo era de 6,5 días hábiles. Con la transcripción automática, esa cifra bajó a 2,86 días.
El sistema permite que los fallos se documenten más rápido, se suban al expediente digital y estén disponibles para las partes sin demoras. Esto mejora la eficiencia, reduce la acumulación de causas y fortalece el acceso a la justicia.
Telemetría: cómo se evalúa y mejora el sistema
La plataforma incorpora capacidades de telemetría, que permiten analizar su propio rendimiento. Cada transcripción realizada queda registrada con métricas específicas, lo que permite monitorear calidad, detectar fallos y planificar mejoras.
Esta base de datos interna no solo sirve para el mantenimiento técnico, sino también para generar estadísticas sobre el uso del sistema, su impacto en los plazos judiciales y su eficiencia general. Hablando en criollo: la propia IA ayuda a mejorar su funcionamiento.
Un paso más hacia una justicia más digital
El avance de la inteligencia artificial en la justicia no es una moda, es una necesidad. Como explicó Diario RÍO NEGRO en un informe reciente, esta serie de medidas transforma los procesos para que sean más ágiles. y correctos. Además, en una era donde la sociedad exige mayor transparencia, herramientas como esta permiten responder con rapidez y responsabilidad.
En Río Negro, además, se apuesta por el software libre y el desarrollo propio, lo que evita depender de licencias caras y limitadas, posibilitando ajustes a medida y promoviendo la soberanía tecnológica en el ámbito judicial.
¿La IA puede ser una herramienta que el fortalece derecho a la información?
La posibilidad de transcribir fallos orales no es solo un beneficio para el sistema judicial. También lo es para los profesionales que trabajan con los fallos. Si una sentencia no queda documentada, nadie puede leerla, analizarla, publicarla ni impugnarla. En ese vacío, el derecho se vuelve un gris.
Ahora, cada palabra dicha -o no dicha- en una sala de audiencias se transforma en un archivo accesible, revisable y utilizable por abogados, periodistas, estudiantes o cualquier persona interesada. La automatización es también una forma de democratización.
La Justicia en Río Negro promotor del salto tecnológico
La digitalización judicial no es una meta que sea lejana. Transita un presente que se construye paso a paso, con decisiones técnicas, políticas y éticas. También buscan la corrección, cambios de paradigmas y antecedentes que generen nuevas necesidades.
Como toda herramienta nueva, la transcripción automática de audiencias en Río Negro podrá traer sus críticas. Lo importante es que las iniciativas de todos los poderes del Estado deben perseguir los mismos objetivos: buscar la transparencia y mejorar su comunicación. La digitalización con fuertes raíces en la IA y con uso de criterio humano, puede cumplirlo con creces.
Detrás del código, de los servidores y de las líneas de API, hay una convicción: que una justicia más rápida, segura y accesible también puede ser más justa.
Las audiencias ya no solo cuentan con trabajo humano. Desde hace algunos meses, en el Poder Judicial de Río Negro, un software escucha, interpreta y transcribe. La inteligencia artificial (IA) comenzó a ocupar un lugar central en los procesos judiciales, con el objetivo de agilizar, proteger y documentar con precisión las decisiones que se toman en cada expediente. Así funciona la transcripción automática que protege datos sensibles.
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