Fuentealba II: “No se debían cortar las arterias, la orden venía de arriba, venía del gobernador”

Uno de los testigos que declaró ayer ubicó a la cúpula policial en el operativo, que terminó con el asesinato del maestro en Neuquén. El lunes 13 serán los alegatos de clausura y se espera que los imputados hablen ante el tribunal.

José Luis Flores tenía en 2007 el rango de oficial principal. Prestaba servicio en el departamento de Seguridad Metropolitana. El 3 de abril su jefe, el comisario Jorge Garrido, lo convocó para ir hasta Arroyito, donde estaba previsto que el sindicato ATEN realizara al día siguiente una protesta sobre la Ruta 22. “La directiva fue que tuviéramos cuidado, que no se debían cortar las arterias, que la orden venía de arriba, que venía del gobernador (por Sobisch)”, declaró ayer en el juicio por la causa Fuentealba II.

Dijo que pasó la noche en el lugar. Recordó la conversación que mantuvieron el jefe del operativo, Mario Rinzafri, con el secretario general de ATEN, Marcelo Guagliardo, y sumó en ese diálogo a Garrido. Precisó que el subcomisario Aquiles González fue quien arrojó la primera granada de gas. Consideró que esta decisión fue «la menos gravosa» porque evita «el contacto directo». Quienes se manifestaban corrieron hacia la estación de servicio YPF.

Afirmó que escuchó por radio cuando Garrido le pidió a González que retirara al oficial Benito Matus que se encontraba disparando una escopeta 12/70, vestido de civil. Comprobó después que había cumplido con la instrucción.

Señaló que en un momento del operativo fueron junto a Garrido y al superintendente de Seguridad, Adolfo Soto, hasta el puente El Carancho. En el camino, aseguró, casi vuelcan. Una vez que se estacionaron contó que pasó una camioneta con periodistas que les preguntaron: “che, ¿qué cagada se mandaron allá atrás? parece que a alguien le pegaron un escopetazo”.

Flores planteó que la primera información que tuvieron fue que habían atropellado a un efectivo. Posteriormente se supo que el Fiat 147 en el que iba el maestro Carlos Fuentealba había tocado con uno de los espejos a un policía, y en ese contexto fue que el cabo José Darío Poblete disparó a la luneta con una pistola federal, a menos de siete metros de distancia.

La policía de Neuquén dejó de usar este tipo de armas en las manifestaciones, tras el crimen del docente, lo que marca hasta que punto Arroyito fue un punto de inflexión en la gestión de la protesta social.

Indicó que al jefe de la Policía, Carlos Zalazar, lo vio en una camioneta Ford Ranger gris, con vidrios polarizados, y que al subjefe, Moisés Soto, lo reconoció en los videos que le mostraron cuando declaró en el primer juicio, en el que se condenó a Poblete a prisión perpetua.

El testigo subrayó que todo el personal que había participado del operativo recibió la directiva, ese 4 de abril, de ir hasta la jefatura de Policía de la ciudad de Neuquén, ubicada en Richieri 775. Remarcó que no hubo una orden operacional que es la que establece, por ejemplo, la distribución de las unidades, el objetivo del procedimiento, entre otros aspectos.

Señaló que ya en la jefatura, Garrido le encargó que hiciera un listado de los efectivos que llevaban pistola federal. A las 21 horas aproximadamente fueron con su jefe hasta la oficina de la fiscal Sandra González Taboada. Allí estaba Poblete. Lo trasladaron hasta la jefatura y Zalazar lo notificó personalmente que quedaba detenido, a disposición de la justicia, y que debía entregar el arma reglamentaria.

El ex jefe de Policía está acusado en este juicio por abuso de autoridad. El resto de la cúpula de la época, los Soto, Garrido y Rinzafri, les imputan además de este delito, encubrimiento. El caso de Matus es distinto porque le atribuyen abuso de armas, en concurso con lesiones leves agravadas por su condición de funcionario público.

El segundo testigo de la jornada fue Juan José Benegas, el chofer del grupo especial de Cutral Co, que observó a Poblete cuando se subió a la unidad luego del disparo al Fiat 147. Dijo que lo vio sentarse en el tercer asiento, de la butaca del lateral izquierdo. Al poco tiempo se acercó Julio Lincoleo, el jefe del grupo especial Zapala al que pertenecía el cabo, y se fueron juntos. Tanto Lincoleo como González están acusados por encubrimiento agravado.

Julio Lincoleo era el superior de Poblete. Foto Matías Subat.

Alegatos


Hoy se realizará la última jornada de testigos. El lunes 13, a partir de las 9.30, comenzarán los alegatos de clausura. El presidente del tribunal, Luis Giorgetti, les indicó a las partes que tendrán 40 minutos como máximo para exponer. El abogado querellante, Ricardo Mendaña, solicitó que se le otorgue una hora debido a la cantidad de imputados. La fiscalía sólo acompaña una acusación: la de Matus. El juez aceptó el pedido.

El defensor Gustavo Lucero anticipó que sus asistidos ejercerán el derecho de hablar ante el tribunal.

Una vez finalizado el juicio, los jueces tendrán dos días como máximo para comunicar su resolución.


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