Muerte del oficial Mandagaray: absuelven a los jefes policiales de la capacitación

El juez Chironi consideró que las acusaciones del "delito de omisión de los deberes no fueron acreditadas".

Se conoció esta manaña en Viedma el veredicto del segundo juicio por la muerte del oficial Gabriel Mandagaray, que se ahogó durante un curso del Cuerpo en Operaciones Especiales y Rescate en Bahía Creek.

El juez Marcelo Chironi absolvió finalmente a los dos imputados en este proceso: Carlos Graso y Oscar Szymañsky que eran responsables del Departamento de Capacitación, y del Académica de la Policía de Río Negro.

Se los acusó del «delito de omisión de los deberes del oficio», pero el juez Chironi entendió que la acusación «no acreditó más allá de toda duda razonable su teoría del caso y la participación responsable de los imputados en las circunstancias expuestas».

La lectura fue seguida por los padres del oficial muerto, los comisarios generales Antonio Mandaray y Adriana Fabi, quienes se retiraron inmediatamente del lugar, conjuntamente con el defensor Damián Torres.

Los acusados Grasso y Szymansky, estuvieron presentes de manera virtual.

En mayo pasado, un tribunal -integrado por los jueces Carlos Reussi, Marcelo Alvarez e Ignacio Gandolfi- declaró por unanimidad «penalmente responsables» a los instructores, Alejandro Gattoni, Alfredo Nahuelcheo, Maximiliano Vitali Méndez y Marcelo Contreras como coautores de homicidio culposo del que fue víctima Gabriel Mandagaray durante un curso de la Policía de Río Negro el 15 de abril de 2021 en Bahía Creek.

Sus defensas recurrieron al Tribunal de Impugnación donde se realizó una primera audiencia para la presentación de un testigo y luego se otorgó una extensión del plazo para que Ernesto Saavedra, el nuevo defensor de Vitali Méndez, se pueda interiorizar de toda la causa.

Mandagaray murió durante un curso de ingreso al COER en abril de 2021, ahogándose en el mar a pesar de declarar que no sabía nadar. Las pericias forenses indicaron que sufrió hemorragias por un golpe en la cabeza y un fuerte estrés debido a las condiciones extremas del entrenamiento. Testimonios de otros policías que compartieron el curso detallaron las condiciones de tortura a las que fueron sometidos, incluyendo cargar troncos en el agua vestidos con el uniforme y armas.

La fiscalía presentó pruebas que sugieren una intencionalidad detrás de los maltratos, incluyendo el cambio de ubicación del curso a Bahía Creek en condiciones desfavorables.


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