La abuela María, una de las primeras feministas de la región, a principio del siglo XX

María Locev arribó a la Argentina desde Rusia el 21 de enero de 1914, acompañada por dos hijos pequeños, un cuñado y un primo. En Roca se transformaron en familia de agricultores. Traía ideas socialistas y aires feministas.

Por Eduardo Mutchinick (*)

Cuando tenía diez años falleció su madre, creció como única mujer entre su padre y sus hermanos mayores. Su pueblo natal, Shumyachi, en Rusia, sumaba alrededor de cuatro mil habitantes, la mayoría profesaban la religión judía con sus cuatro sinagogas.

María Locev.

Me contaba de su juventud, de las ideas socialistas que germinaban en su grupo de amigos, de juntarse en los bosques de pinos y abedules en los alrededores de su aldea para leer, entre otros, a Máximo Gorki, cuyo nombre verdadero era Alekséi Maksimovich Peshkov, y discutir sobre la realidad rusa.

También me contaba que su hermano Bernardo Locev asistía a reuniones en la quinta Yásnaia Poliana, donde residía León Tolstoi, el de “Guerra y Paz”, y “Ana Karenina”, a cuatrocientos kilómetros de su pueblo, casi nada en el inmenso territorio ruso, y le traía noticias más allá de su espacio. Él, formado en ingeniería, después de la revolución rusa del 17 participaría activamente en la elaboración de proyectos de centrales hidroeléctricas y la supervisión de sus construcciones, según nos informaron en el Museo Histórico de Shumyachi.

María junto a su marido Bernardo Riskin.

Al reencuentro con mi abuelo materno Bernardo Riskin, ya instalado por estos lares en 1913, arribó a Buenos Aires a bordo del “Capitán Vilano” el 21 de enero de 1914, acompañada por dos hijos pequeños, un cuñado y un primo. Aquí se transformaron en familia de agricultores.

A su padre y a su hermano Bernardo que quedaron en Rusia no los volvió a ver, solo cruzaron cartas y fotos durante un tiempo, la última comunicación que quedó registrada es del año 1945 ya viviendo Bernardo Locev en Estados Unidos.

En la chacra, añorando los bosques de pinos y abedules, y rodeada ahora de álamos y eucaliptos, cocinaba para la familia, para los empleados, y para las asiduas visitas, mantenía la huerta, las aves, y cuidaba de las flores y plantas, y hacía vida social.

Wulf (padre de María) y Bernardo Locev, en Rusia, 1925 (de izq. a der)

Ya entrada en años, me sentaba a su lado, mientras ella estaba con su té y su miel, y dulcemente, con voz temblorosa y gastada, recitaba poesías en ruso, me enseñaba palabras de su idioma natal, me decía refranes, como “viék shivi, viék uchis”, “Un siglo vives, un siglo estudias”, y sus ojos oscuros brillaban.

Socialista, feminista para la época, Mania, Mañe o María, en ruso, en idish o en castellano, abuela o bobe, cuántos recuerdos.

eduardomutchi@gmail.com

General Roca, octubre de 2019

Bernardo Locev (con sombrero y portafolio, Rusia 1923).

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