La bicicleta se posicionó en el mercado argentino
Con excepción de las de alta gama, la integración nacional de las unidades osciló entre el 55% y el 60%. Las restricciones a las importaciones frenaron realizaciones y las incorporaciones de nuevos modelos.
ECONOMIA
El cerrojo importador dispuesto por el gobierno nacional complicó a las industrias y las pequeñas y medianas empresas (pymes), en el 2012, Estas últimas, persuadidas por el boom del consumo o presionadas por Guillermo Moreno, entonces secretario de Comercio Interior, invirtieron y sustituyeron compras en el exterior y equilibraron sus balanzas. Después, sin el citado interlocutor y con faltas de insumos, debieron luchar por sobrevivir.
“La bicicleta logró posicionarse en la sociedad, primero como un deporte, pero también como un hábito saludable, un medio de transporte y hasta una forma de colaborar con el medioambiente”, destacaron en la “Expo Bici”, que reunió a representantes, fabricantes, distribuidores, comerciantes y usuarios. No obstante, las restricciones a las importaciones frenaron realizaciones locales y las incorporaciones de nuevos modelos. La situación influyó para que muchas personas las compraran en Uruguay y Chile e incluso en Estados Unidos, como reconoció Claudio Canaglia, presidenta de la Cámara Argentina de Comercio e Industria de las Bicicletas, Partes, Rodados y Afines (Commbi).
Esta entidad estimó que en el país se pasó de fabricar y ensamblar 600.000 bicicletas anuales en el 2001 a 1,65 millones en el 2012. Más optimista, Débora Giorgi, ministra de Industria, sostuvo que era un mercado de casi dos millones de unidades anuales. Casi el 98% era producción de una veintena de empresas locales.
Los fabricantes asociados en Commbi se quejaron por las trabas a las importaciones (bajaron de 1,7 millones a 120.000). Mermó el volumen de piezas y accesorios -especialmente las de cubiertas y cámaras, llantas, manubrios, masas y piñones- fundamentales para los ensamblajes. El precio promedio de venta al público de un rodado, según Commbi, en las postrimerías del 2013 de aproximadamente 2.000 pesos.
La cartera de Industria buscó incrementar las ofertas de proveedores locales y registró un descenso del 50% de las importaciones entre el 2011 y 2012. Además dispuso, para los empresarios del sector, financiamiento blando, capacitación, transferencias de tecnologías, créditos fiscales y certificaciones de calidad.
La necesidad de buscar la armonía con la naturaleza, darle una mayor importancia a la ecología y buscar medios de transporte menos contaminantes impulsaron a empresarios jóvenes de diferentes países -incluso de la Argentina- a utilizar cañas de bambú para fabricar bicicletas.
En el país hay al menos unos treinta productores de partes y unos veinte fabricantes y armadores, según relevaron en el Ministerio de Industria y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Con excepción de las unidades de alta gama, la integración nacional de las fabricadas osciló entre el 55% y el 60%. En el 2012 se importaron 25.000 bicicletas armadas menos que el año anterior y disminuyeron las compras en el exterior de componentes de 505.000 en el 2011 a 314.000 en el 2012.
En términos de divisas, en este último año la Argentina importó por 50 millones de dólares, mientras que en el 2011 el monto fue de 90 millones.
Claudio Canaglia, titular de la Commbi, atribuyó la reactivación “a que el tránsito en las ciudades está colapsado y la gente busca un transporte alternativo y, por otra parte, cada vez hay más conciencia de los riesgos de una vida sedentaria”.
Con una integración de componentes locales del 55% al 60% -excepto en unidades de alta gama-, Giorgi prometió, en abril del 2013, que era factible el crecimiento en poco tiempo y “facilitar todas las herramientas que dispone el Estado para impulsarlo”, tales como financiamiento blando, capacitación, transferencia de tecnología, créditos fiscales y certificaciones de calidad, entre otras. Para actualizar los modelos, puso a disposición de los interesados los especialistas del Plan Nacional de Diseño y del INTI.
En la importación abundaron los cuestionamientos por las demoras en los trámites de las declaraciones juradas anticipadas (DJAI), por las limitaciones establecidas en materia de divisas y, además, que en muchos casos los componentes no se fabricaban localmente ni en América Latina por cuestiones de economías de escala.
La producción nacional de bicicletas tuvo un crecimiento exponencial debido a un mayor impulso a las inversiones en el sector y a la baja en las importaciones. Así la participación de la producción nacional en el mercado de bicicletas pasó del 69% en el 2003 al 98% en el 2012.
“La casi totalidad de las bicicletas que se venden hoy en el mercado local son ensambladas en el país”, subrayó Canaglia, al tiempo que destacó que es cada vez mayor la proporción de piezas nacionales para el armado. El sector comercializó 1.867.000 unidades en el 2011, superando incluso la cifra de autos usados (1.833.646).
En el 2013, el precio promedio de venta al público de un rodado era de alrededor de 2.000 pesos, en tanto los de alta gama traídos del exterior costaban desde los 10.000.
La producción nacional creció por el mayor uso de las bicicletas, como consecuencia de los problemas del tránsito; la optimización de la energía y los recursos que respetaran el medioambiente, sobre todo porque son livianas, ecológicas y económicas. Habría más usuarios si hubiese lugares apropiados y seguros para dejarlas o garajes que las acepten. En la Asociación de Ciclistas Urbanos (ACU) estimaron que 35% de las bicicletas eran manejadas por mujeres, quienes “le dan un uso más amigable y tienen una conducción menos agresiva y más predecible”.
La ley nacional 25965 de Tránsito y Seguridad Vial, sancionada el 17 de noviembre del 2004, ya entonces definió a las ciclovías como “carriles diferenciados para el desplazamiento de bicicletas o vehículos similares no motorizados, físicamente separados de los otros de circulación mediante construcciones permanentes”. Autoridades competentes debían promover “la planificación y construcción de una red de ciclovías o sendas especiales para la circulación de las bicicletas y similares cuyos conductores estarían obligados a utilizar”.
En la Legislatura de Ciudad de Buenos Aires se sancionó la ley 2586, el 6 de diciembre del 2007, por la que se creó el sistema de transporte público de bicicleta. El proyecto del entonces diputado porteño Pablo Failde (Frente por la Victoria), sumó el apoyo de distintos bloques partidarios y, finalmente, se promulgó mediante el decreto 5/2008 del 8 de enero del 2008.
El sistema de transporte público de bicicletas (TPB) consiste en estaciones o terminales donde cada usuario retira una bicicleta pública, la utiliza durante un período establecido y la deja en otra estación. Las modalidades operativas, la logística y las distintas relaciones con los usuarios varían según los modelos.
En Buenos Aires, alrededor de 100.000 ciclistas urbanos recorren a diario la ciudad para ir a sus trabajos y lugares de estudio. Para muchos resulta frustrante y enojoso ver el poco respeto que demuestran los automovilistas, colectiveros y taxistas.
También les preocupa el estado de las calles y la poca preparación de un entorno adecuado para la circulación en bicicletas.
La entonces Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa dispuso, por la resolución 220/2003, “un régimen de certificación obligatoria de requisitos esenciales de seguridad para la comercialización de bicicletas nuevas en la Argentina”, que entró en vigencia el 31 de diciembre del 2003 y debía tramitarse ante el organismo de certificación autorizado, o sea el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
La certificación es la marca de conformidad internacional y estandarizada (IS). Hasta toma en cuenta la exigencias de las normas Iram 40020 (Instituto Argentino de Normalización y Certificación) y del Mercosur 301:2002.
En Córdoba, los ciclistas contaron con seguros que los cubrirán, tanto con una cobertura básica de responsabilidad civil, similar a la de los automotores, con un tope de 50.000 pesos por responsabilidad civil. Después se le agregaron las coberturas por robos en la vía pública tras roturas de las cadenas que las sujetan o mediante violencia física. También se cubren las destrucciones totales por accidentes.
El plan “TuBi, San Luis, mi provincia en bicicleta”, fomenta su uso como transporte sustentable, el desarrollo de industrias asociadas y, en consecuencia, la generación de nuevos puestos laborales, además de cuanto se refiere a la salud y el cuidado del medioambiente.
Miguel Ángel Fucks
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